La Voz del Interior @lavozcomar: El narcotráfico en nuestra historia reciente

El narcotráfico en nuestra historia reciente

La Historia siempre se ha valido de otras áreas del saber científico para la confección de su relato: antropología, arqueología, geografía, geopolítica, sociología. En esta oportunidad, intento comprender de qué manera ha impactado en la configuración de la Argentina contemporánea el avance de un viejo mal: el narcotráfico, un delito complejo que condiciona la vida en las grandes urbes de nuestro país y, especialmente, en la ciudad de Córdoba.

El narcotráfico es un delito y, como toda transgresión a la ley penal, es multicausal. Como primera reflexión, podemos decir que para que una actividad delictiva se desarrolle y se expanda territorialmente no es necesario que la ayudemos; sólo es necesario que no la combatamos.

He consultado dos libros de factura local que me ayudaron a comprender cómo se ha expandido en los últimos 20 años la actividad narco en Córdoba, y por ello me ayudaron a comprender nuestra historia reciente. Uno es Favelización de Córdoba, droga, poder y burocracia, de Sebastián García Díaz, exsecretario de Prevención de la Drogadicción y Lucha Contra el Narcotráfico de la provincia de Córdoba entre 2009 y 2010. Esta obra es de 2010.

El otro es un libro del periodista Juan Federico. La obra, de 2014, se llama Drogas, cocinas y fierros. Narcotráfico en Córdoba. En este imperdible trabajo de investigación, intenta trazar una relación directa entre violencia y microtráfico en los barrios marginales y de clase media baja.

Ambos libros denuncian, señalan, proponen, analizan, exponen y explican un fenómeno que es el principal movilizador de los crímenes violentos que ocurren en las grandes ciudades del país.

El aporte fundamental de García Díaz fue, a mi entender, el concepto de “favelización” como fenómeno observable en algunos barrios de Córdoba, proceso que se fue dando durante los últimos años. Pero no apunta a la pobreza como principal causa del desarrollo del narcotráfico hasta erigirse en un creciente delito complejo en nuestros barrios. Afirma: “La pobreza no es causa del crecimiento del narcotráfico. Es la impunidad”.

También establece una relación directa entre una de las prácticas políticas barriales más antiguas, el clientelismo, y el auge del narcotráfico: “El clientelismo produce estragos en esas zonas. Porque un joven que abandonó el colegio y que ha crecido recibiendo dádivas y favores de políticos y punteros no percibe cuál es la diferencia de recibirlos ahora de narcos y dealers”.

Así, la sociedad fragmentada y victimizada va moldeando su estilo de vida, a partir del cual debemos interpretar los hechos del pasado reciente. Por ello, para no tolerar el delito debemos apostar al ejercicio de los valores más trascendentales de la cultura occidental. Nos dice García Díaz: “La única acción social sustentable es el desarrollo de una educación en valores”.

Por su parte, Federico nos aporta datos alarmantes: “Argentina se encuentra cerca de los países donde se cultiva y se elabora pasta base y la cocaína y marihuana; tiene una industria química muy desarrollada y descontrolada; sus fronteras, los controles aduaneros y los puertos marítimos y aéreos son muy vulnerables, y las periódicas crisis económicas, con su correlato de desempleo y deserción escolar temprana, dejan un ejército de mano de obra barata y desesperada a disposición de los narcotraficantes”.

El resultado de una sociedad victimizada y fragmentada es la violencia, y esta es el combustible del delito. El delito, en sus variadas formas, se nutre de la violencia.

* Profesor de Historia

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