La Voz del Interior @lavozcomar: La universidad pública, ¿sólo un problema de presupuesto?

La universidad pública, ¿sólo un problema de presupuesto?

Acabamos de presenciar masivas marchas en diferentes puntos del país en reclamo de presupuesto para las universidades públicas. Fue un legítimo reclamo de estudiantes, docentes e investigadores en defensa de sus instituciones educativas.

A ellos se sumó, lamentablemente, una cohorte de personajes variopintos, como Pablo Moyano, Sergio Massa y Adolfo Pérez Esquivel, que poco tenían que hacer en una marcha de esas características y terminaron por enturbiar el mensaje por presupuesto, convirtiéndolo en una expresión antigubernamental que poco aporta al debate universitario.

Es una pena que la reflexión que merece el sistema educativo universitario en nuestro país se acote a una discusión de presupuesto. De parte del Gobierno, restringe fondos para el funcionamiento porque percibe adoctrinamiento o corrupción. De parte de las universidades, exige los fondos que piden porque, en el marco de la autonomía, sabrán cómo utilizarlos.

Quienes realmente respetamos y apoyamos el sistema de educación superior universitaria pública quedamos entrampados en un debate flaco y pobre, porque sabemos que los casos de corrupción y adoctrinamiento son puntuales y no tiñen el sistema en su conjunto, y que sólo con más presupuesto no se resuelven los temas de fondo de las universidades.

Nos llenamos la boca con la “universidad inclusiva” porque es gratuita e irrestricta, pero resulta que esta universidad inclusiva deja en el primer año de cursado al 40% de sus estudiantes fuera del sistema, y de quienes pasan esa barrera sólo egresan entre un 20% y un 30%. Los responsables de cualquier organización o institución que mostraran este nivel de fracaso en sus objetivos estarían en serios problemas, sobre todo si se financian con fondos públicos.

Pensar en profundidad

Lo que las universidades producen son planes de estudio para acceder a diferentes campos del conocimiento. Cuando los sistemas comparados, tanto en Estados Unidos como en Europa, avanzan acortando la duración de las carreras de grado y generalizando los posgrados, y con la actualización permanente de sus planes de estudio, nosotros seguimos con carreras de grado de larga duración y acotado número de posgrados y planes de estudio que no están en revisión permanente y quedan desactualizados.

En los últimos años, se crearon decenas de universidades en diferentes lugares del país sin ningún estudio de factibilidad ni de previsión a futuro, como un simple juego político en el Congreso, en un toma y daca entre diputados de todos los partidos. Quizá un estudio más profundo y con una mirada de largo alcance hubiera aconsejado crear carreras terciarias no universitarias, de corta duración, ligadas a las economías locales y con salida laboral directa.

La Ley de Educación Superior establece que el objeto de las universidades es “… proporcionar formación científica, profesional, humanística y técnica en el más alto nivel…”, es decir, llevar adelante la docencia y la investigación en un nivel superior. Esto significa, en la práctica, que el grueso de los recursos que la sociedad asigna a las universidades debe estar volcado a esa tarea. ¿Es así en todos los casos? ¿Qué proporción del presupuesto de cada universidad se gasta en cargos de gestión y administración?

Eso sí debería ser objeto de auditoría, para saber si los dineros públicos son usados de manera correcta. Hay universidades que crecieron en forma exagerada en las áreas de gestión y administración, en detrimento de la docencia y la investigación. En estos casos, se están usando mal los dineros públicos.

Hace ya un cuarto de siglo, los países de la Unión Europea, en particular en Francia, a partir del Informe Attali, el informe Dearing en Gran Bretaña y el Informe Bricall en España, plantearon la necesidad de debatir todos los desafíos de sus universidades ante las problemáticas del siglo 21.

A partir de sus resultados, se produjeron cambios profundos en todo el sistema europeo y hoy están ante un nuevo debate, para adecuarse a la sociedad del conocimiento, dejando atrás el modelo adaptado a la sociedad industrial, y ser competitivos con referencia a las universidades de Estados Unidos y de algunas de Asia. Nosotros seguimos analizando la realidad parados en los principios de la Reforma de 1918, hace más de 100 años, válidos en sus fundamentos, pero que deberían ser un punto de partida para enfrentar los desafíos del mundo que viene.

La autonomía universitaria fue una conquista necesaria para impedir la entrada del poder político en los claustros y garantizar la libertad de cátedra y la libre expresión de la pluralidad de ideas en el ámbito universitario, pero no puede utilizarse como una muralla para mantener un confortable statu quo, convenciéndonos de que somos los mejores, mientras el mundo cambia a una vertiginosa velocidad que nos va alejando de la posibilidad de ser uno de los mejores sistemas educativos, como alguna vez lo fuimos.

* Exsecretario General de la UNC

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