La Voz del Interior @lavozcomar: La democracia viaja en colectivo

La democracia viaja en colectivo

Mucho antes de que despunte el alba, veo esas sombras anónimas por la calle que se mueven pesadamente hacia su lugar de estudio o de trabajo. Son abrigos de otoño que cargan con mochilas rotas, las que contienen los enseres que se necesitan para transitar la jornada. Son pisadas aletargadas que no se han desperezado del todo. Chequearon a última hora las redes para saber si su colectivo saldrá o no de su estación más cercana.

Hoy los habrá, pero saben que su puntualidad al lugar de trabajo o de estudio no está asegurada. La crisis es estructural y las frecuencias son tan dilatadas que muchas unidades pasarán de largo. Esperarán otras que no estén tan llenas. En la espera, quizá chequearán las noticias de Buenos Aires y verán a sus resignados compatriotas que viajaban en subte.

Allí, como acá, se fragua el mal humor y la bronca, se cocina el fin abrupto de la paciencia. Algunos políticos proyectan peligrosos puntos de no retorno.

Las venas abiertas

Los sistemas públicos de transporte son las venas abiertas de la economía argentina. Son los vasos comunicantes que comunican la periferia con el centro, y el centro con la periferia. Transportan no sólo los recursos humanos del presente; también el futuro de la nación en forma de estudiantes que van a su escuela o a su facultad.

En definitiva: transportan energía en bruto; movilizan la fuerza necesaria para cualquier recuperación del pulso nacional. Son personas que no por ser humildes son prescindibles: justo lo contrario. No tendrán títulos universitarios, pero tienen maestrías vitales en supervivencia y superación.

Saben perfectamente que el precio de su boleto es exagerado respecto de sus medios de vida. Comprenden que el país está quebrado, pero advierten que no es digno viajar en una lata de sardinas.

Las “sombras anónimas” han visto demasiadas crisis y saben que siempre acaba saliendo el sol; pero todo tiene un límite. En su espera ante el cartel roto del 15, del 40 o del 71, empiezan a dudar de su resiliencia ante la adversidad: ¿hasta cuándo?

La solución argentina

El cheque en blanco de las clases medias a Javier Milei se decolora con cada hora de espera y con cada aumento del kilo de harina. Si bien es cierto que se levantó la alfombra que escondía la mugre, también es cierto que la “casta” no sufre y el 25 de mayo está muy lejos.

Si Milei quiere sobrevivir, le conviene conjurar a muchos en Córdoba, pero sus 10 puntos para la efeméride puede que no logren conjurar a tantos.

Hace falta un proyecto que aúne a muchos más, y a todos aquellos que sepan mirar más allá de Milei, de Perón y del Río de la Plata.

Ni ser de la Otan nos situará en la esfera económica del Atlántico Norte ni el abrazo de Elon Musk nos hará millonarios.

La democracia real no viaja en los satélites de Starlink, sino en los colectivos que cruzan la ciudad cuando esta todavía duerme. 40 años de democracia –y la ausencia de cualquier guerra a lo largo de estas cuatro décadas– deberían evidenciar que la solución de Argentina sólo la puede tener Argentina.

* Historiador y docente

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