La Voz del Interior @lavozcomar: Autos robados, tensión interna y control narco: “los fantasmas” que atormentan en villa La Lonja

Autos robados, tensión interna y control narco: “los fantasmas” que atormentan en villa La Lonja

Un grupo de cinco referentes de villa La Lonja, un caserío ubicado a 30 cuadras de la zona universitaria, en la ciudad de Córdoba, advierte que no es un momento apropiado para recorrer el asentamiento: los robos violentos y las peleas por el control territorial se incrementaron dentro del territorio desde inicios de febrero, que hacen de la inseguridad un drama cada vez más difícil de abordar. El reloj marcaba las 14 del pasado lunes.

“Son los nuevos fantasmas contra los que estamos tratando de resistir. Siempre hubo conflictos vecinales, es verdad, pero nunca vimos tanta violencia como ahora. Tampoco había tantos robos entre los vecinos”, dicen en el lugar.

Al cabo de unas horas, cuando el sol de la siesta le dio lugar a la tarde, las calles se volvieron más transitables. Los vecinos aseguran que los patrullajes policiales que van y vienen por la avenida Cruz Roja “desaparecen durante la siesta”.

“No se puede entrar a la villa entre las 12 y las 19. No es recomendable. En ese momento, y durante la madrugada, ocurre la mayor cantidad de robos”, comentaron los conocedores del lugar.

Para colmo, aseguraron que la Policía no ingresa al barrio, salvo en ocasiones muy puntuales, cuando hay de por medio una orden de allanamiento. Y, cuando entran los móviles, se topan con un vendaval de piedras que busca ahuyentar la presencia de las fuerzas.

“Las calles están dominadas por los violentos. Antes, hasta cuando la gente podía ir a comprar al supermercado y la plata de la Tarjeta Alimentar les alcanzaba para comprar algo de comida, la situación estaba más controlada. Ahora buscan robar celulares, garrafas, televisores y cualquier cosa de valor que sea fácil de vender”, dijeron los mismos vecinos.

En gran medida, comentaron, el barrio está habitado por trabajadores informales que recogen residuos, limpian casas de familia, cuidan autos, cortan césped y limpian vidrios. También hay una importante cantidad de albañiles y de trabajadores de distintos oficios, por lo general relacionados con el rubro de la construcción.

“La mayoría de estos trabajos, con la fuerte crisis económica, se fueron perdiendo. Hay una gran cantidad de desocupación reciente”, explicaron cuando fueron consultados sobre las razones por las cuales se incrementó la cantidad de robos en los últimos meses.

“El único que trabaja bien es el narcotraficante. Hay una gran cantidad de vecinos que se dedican a vender drogas en el barrio y fundamentalmente fuera de la villa, en la zona de los boliches de Nueva Córdoba”, comentaron.

La otra causa señalada por las fuentes consultadas mantiene relación con el narcotráfico: la adicción. “Es impresionante la cantidad de droga que se consume en el barrio. Los chicos no quieren hacer otra cosa más que drogarse. Y esto parece no tener arreglo: no quieren ir a la escuela, no quieren jugar al fútbol”, lamentó la mamá de un adolescente que dijo que “la conducta se le fue de las manos”, sobre la crianza de su hijo.

Ante un escenario de gran desamparo (aseguran que cada vez es más difícil anotarse en un comedor, recibir una asistencia social, y hasta inscribir a los chicos en las escuelas de la zona), apelan a redes solidarias.

“Así como reclamamos cuando un vecino tiene un problema, y cortamos la Cruz Roja, también nos cuidamos entre nosotros y les pedimos a los chicos que dejen de robar en el barrio”, explicaron.

Control narco y robo de autos

A las puertas del barrio hay otro problema cada vez más difícil de abordar, según señalaron los habitantes del barrio.

“Los soldados de los narcos están armados. Acá se hace lo que ellos dicen. Y aunque por lo general no se meten en los asuntos de los vecinos, cuando lo hacen descargan toda su furia”, comentó con preocupación un grupo de cinco referentes barriales, quienes pidieron estricta reserva de su identidad.

Hace una semana, un desfase en una cuenta narco habría generado un fuerte enfrentamiento entre bandas locales. “Si bien se respetan entre ellos, hay dos punteros históricos de esta barriada, que todo el mundo conoce y con los cuales se debe ir a conversar cuando hay algún drama”, aseguraron las fuentes.

“El sábado 16 de marzo, se empezaron a escuchar tiros durante la madrugada. La pelea se generó por un pago que no se había realizado a un capo del barrio. No hubo heridos de gravedad, pero entremedio quedaron las familias y los niños”, reconstruyeron.

El otro problema son los delitos que ocurren hasta la entrada de la villa. La Lonja está ubicada tras un largo descampado que colinda con la avenida Cruz Roja. Detrás de esa parcela de tierra, que de alguna manera separa la barriada del resto de la urbe, aparecen las primeras casillas, donde se esconde una banda que se dedica al robo de automóviles.

“Levantan autos en la zona céntrica, en la Ciudad Universitaria y en el sur de la Capital. Llegan con los autos y siempre hay unos cuatro o cinco esperando. Les sacan las cubiertas, la batería, hasta las butacas, y corren hasta las casillas. Dejan el resto abandonado a la entrada”, describieron.

El recupero de esos autos, por parte de la Policía, suele ser conflictivo. Los uniformados, por lo general, se topan con ataques que provienen desde la primera fila de viviendas, a pesar de que los habitantes de esos domicilios no estarían involucrados con los hechos que relatan los conocedores de la zona.

Amenazas y peleas

El combo de hechos delictivos repercute en el humor y en la convivencia vecinal.

“La gente empieza a cansarse y los primeros pedidos y advertencias se convierten rápidamente en peligrosas peleas. Se agarran, cuando menos, a ladrillazos. Y en los casos más graves, aparecen los cuchillos y las balas”, dijo un lugareño que habita el barrio hace una decena de años.

Consultado sobre antecedentes de este tipo, comenta que en los inicios de los años 2000 hubo una ola de peleas y de problemas vecinales. “Muchas organizaciones sociales, algunas de ellas relacionadas con la Universidad, nos ayudaron a entendernos entre nosotros. También empezó a haber más trabajo, sobre todo en algunas cooperativas que se fueron formando. Pero ahora todo empeoró, incluso más que en aquellos años”, reflexionó.

En varias ocasiones, coincidieron los vecinos, las peleas y los aprietes pasan de las amenazas a la acción: “Hay gente fuertemente armada en la villa. Ya sea porque las tienen ellos, o porque las piden prestadas, las bandas aparecen con pistolas y se tiran a matar o a lastimar gravemente. Esto es así: los problemas se dejaron de resolver con diálogo”, comentaron.

Actualmente, un incipiente grupo que no supera los 15 vecinos se encuentra discutiendo los pasos por seguir. No descartan realizar cortes, para exigir mayores medidas de seguridad, en la avenida Cruz Roja. “Necesitamos ser escuchados, tener buenos trabajos y que saquen a los narcos del barrio”, pidió un vecino antes de que la luz del sol se extinga, dando paso a la oscuridad de la noche.

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