La Nación Economía: El tole tole de Alberto

El tole tole de Alberto

opinion

Para Alberto, la situación con las vacunas viene flama (bárbara). Macri es una abeja (pesado) que BTW (by the way) no tiene dea (idea) de nada . Al bro (hermano) de Maduro se lo fuma por imposición de la madre del niño rata (obsesionado por los videojuegos). El clima electoral viene malardo (malísimo) por culpa de los haters (odiadores), aunque nadie mejor que él sabe que los haters de hoy se pueden convertir en un crush (enamorado) de mañana, como le pasó en lo personal, que de decirle colta (cortala) a la reina se transformó en su súbdito apenas c picó (se puso buena) la posibilidad de ir por todo. Alberto sabe que habrá muchísimas personas ATR (a todo ritmo) el día que dejen de estar manijas (ansiosas) por la lija (el hambre) de libertad que les dejó la cuarentena más larga del mundo. Ese día, los brodis (hermanos) olvidarán que fueron buenardos (buenísimos) y se la van a cobrar a puro bardo (insulto) porque todos creen que es Cristina la que se siente cringe (muere de vergüenza) por Alberto, al que le hizo creer que tenía la manija. ¡Ahre!

Si el Presidente tuviera menos de 26 años, probablemente echaría mano de muchos de esos términos que hoy usan los centennials –los chicos nacidos desde 1995 a la fecha– para camuflar algunos pensamientos políticamente inapropiados.

Sin embargo, se animó a usar algunos en público, invitado a pronunciarse de esa forma durante una entrevista desacartonada que le realizó por Canal 9 el streamer Tomás Quintín Palma. Aceptado el juego, Alberto calificó a Martín Guzmán como muy flama y a Patricia Bullrich como cringe.

Lindo intento de acercarse a los más jóvenes manejando sus mismos códigos, aunque todo un desafío para un baby boomer como los muchos Albertos que nacieron entre 1946 y 1964 –años más, años menos–, dependiendo del teórico que se consulte.

Aquella era la época en que si un político agarraba para el lado de los tomates, como mínimo, se le armaba un tole tole. En la que no era bien visto arrimarle el bochín al enemigo y sanseacabó. Nada de eso. Agarrate Catalina si te descubrían en una matufia. Andabas largo tiempo de capa caída y en un periquete, de estar pipí cucú, de andar fetén fetén, te mandaban a que te garúe finito. Me caigo y me levanto cómo cambió la coyuntura política. Al traidor lo dejaban solo. Ni siquiera le tiraban las agujas.

En cambio, en la era centennial, si sos turbio pasa como random (no importa) en Comodoro Py y, aunque se la den en la pera, a muchos les va como piña. ¡Qué plato, boomer!

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