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Yakisugi: el furor por la madera quemada

En materia de revestimientos, la madera ocupa un lugar de vanguardia. Cielorrasos, paredes, pisos y hasta fachadas se lucen con ella, pero siempre surgen dudas acerca de su mantenimiento, durabilidad y resistencia al ataque de agentes biológicos.

Desde hace un tiempo, esas dudas se despejaron a partir de un método ancestral que la preserva cuando se la expone a exteriores: se trata del yakisugi, que significa quemar la madera (cedro japonés o ciprés).

En qué consiste

La madera quemada puede aplicarse como revestimiento de interiores y exteriores, incluso en fachadas (proyecto Casa Gallareta, estudio Oja).

“Es una técnica ancestral japonesa que se inscribe dentro de los termo tratamientos. Es decir, aquellos que, mediante la aplicación de calor modifican la estructura celular de la madera”, sostiene Franco Piaggi, de la firma Kokkai Yakisugi.

Quemar o carbonizar la madera a través de la aplicación de una llama superior a los 800° C elimina la lignina de las paredes celulares de la madera, o sea, el alimento de los hongos e insectos que podrían colonizarla.

Se trata de brindarle mayor vida útil, alargando su utilidad intacta hasta 50 años, según explican los expertos de la Cámara de la Madera, y agregan: “En general, se unen las tablas y luego se utiliza un soplete o una chimenea para quemar sus caras. Luego, se apaga con agua y se las deja enfriar. A eso le sigue un cepillado y un tratamiento que otorgan un mejor acabado”.

El nuevo tono negro de la madera hace que se convierta en un material de estética única y se pueda utilizar en pisos, revestimientos de paredes interiores o exteriores, empalizadas y mobiliario. La madera se modifica molecularmente, y prácticamente no necesita mantenimiento”,

asegura Máximo Refino Mallo, de Shou Sugi Ban Argentina.

Beneficios

Se trata de maderas que no destiñen y pueden aplicarse tanto a cielorrasos como revestimientos de pisos, paredes y mobiliario.

“La madera sometida a este tratamiento, cualesquiera sean sus terminaciones, soporta los elementos y plagas sin mantenimiento. Así tratada, se convierte en un nuevo producto, más resistente, repele el agua e insectos”, define el asesor de Shou Sugi Ban Argentina.

El asesor también destaca su estética, ya que el proceso realza la identidad y refleja la luz en diferentes tonos.

La razón de ser del tratamiento es la conservación, que permanece inalterable por muchos años y también retarda su combustión”,

agrega Refino Mallo.

Más aún, sobresale por ser una solución totalmente sustentable, por cuanto no se utilizan químicos para su tratamiento.

Habitualmente, el pino se impregna con cromo, arsénico y cobre (CCA), lo que genera contaminación en su producción y asentamiento. El yakisugi, en cambio, es la respuesta más amigable”,

aseguran los expertos de Kokkai Yakisugi.

Especies

Más allá de la durabilidad, hay diferentes posibilidades en cuanto a tonos, texturas y colores (fotografía gentileza Kokkai Yakisugi).

En su origen, las tablas eran de cedro japonés o ciprés, pero hoy también se usan otras, como el tilo, el arce o el roble.

En Argentina, el ciprés no cuenta con un desarrollo industrial viable. Por eso, las empresas que realizan este termo-tratamiento emplean tablas de árboles de crecimiento rápido y de aserraderos con certificaciones PEFC (Programa para la Homologación de Sistemas de Certificación Forestal).

Finalmente, el pino, el eucaliptus y el kiri son otras especies que cumplen con ese requisito.

Usos y terminaciones

El termotratamiento es una técnica no contaminante.

Más allá de la durabilidad, hay diferentes posibilidades en cuanto a tonos, texturas y colores.

• Carbonizado. Es un carbonizado profundo de la madera (conocido también como piel de cocodrilo), en el que se cuidan las variables de temperatura y distancia para lograr un acabado duradero, que no se descascare al ser expuesto a la intemperie o al contacto con las manos.

• Carbonizado sin textura. Es el paso previo antes de carbonizar profundamente la madera y tan seguro como la carbonización total, pero sin su textura.

• Con veta. Es el resultado de la carbonización profunda de la madera, y luego una erosión mecánica que permite la apertura de la veta con un relieve único y uniforme.

• Vetas y texturas profundas. Se carboniza la madera de modo agresivo y se abre la veta con cabezales una y otra vez, hasta encontrar alternancia entre lo que lo que se carbonizó y resiste, y lo que no.

En las terminaciones influyen diversos factores, desde el tipo de madera, las direcciones de las vetas, la distancia de llama y los tratamientos superficiales de desgaste, hasta los polímeros de terminación.

Precio

Maderas con carbonizado profundo por metro cuadrado, desde $ 18.750

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