La Voz del Interior @lavozcomar: Semillas: luces verdes para transitar el camino de la revolución tecnológica

Semillas: luces verdes para transitar el camino de la revolución tecnológica

Los semilleros, obtentores y productores miran alrededor y ven cómo Brasil o Estados Unidos se despegan en la carrera tecnológica con mejores variedades y eventos biotecnológicos.

Con pocas semanas al frente del Instituto Nacional de Semillas (Inase), donde todavía espera su nombramiento oficial, Obdulio San Martín es optimista respecto de los pasos que deberá dar la Argentina para estar entre los principales competidores mundiales del rubro agrícola.

En esta veloz autopista, el hombre que hizo una importante carrera en el semillero Don Mario, el mejorador en soja de mejor calificación en estas tierras, respondió ante Agrovoz acerca de las prioridades que el ministro Julián Domínguez le trazó para su gestión en esta nueva etapa del organismo.

San Martín, de 55 años, es ingeniero agrónomo, reside en Chacabuco (Buenos Aires) y también tiene vínculos con Córdoba, por la propiedad “un pedazo” de campo en Inriville, en el sudeste provincial.

Está convencido de que para mover el círculo virtuoso de la tecnología y dar calidad y competitividad en todos los eslabones tiene que haber un reconocimiento a las creaciones fitogenéticas, como dice la ley, y hacia la propiedad intelectual. “Esto va a permitir, en definitiva, que vengan más inversiones, que haya más competencia entre privados, produciendo y ofreciendo mejores variedades y mejores híbridos”, fundamenta.

De este modo, se podrá lograr un salto en la competitividad. “Si hay inversiones, en definitiva va a haber mayor productividad y un mayor saldo exportable, que es por donde ingresan las divisas a nuestro país”, agrega.

Orden de prioridades

–¿La ley de semillas es un objetivo a alcanzar, tener una ley actualizada? ¿Hay un foco puesto en eso?

–Diría que, antes de eso, el primer objetivo es incrementar el control. Salió una resolución, la 37/22, por la que vamos a implementar un control a nivel varietal con marcadores moleculares, o sistemas que se puedan ir aprobando para hacer reconocimiento varietal. Esta información se va a cruzar con información del Sisa (Sistema de Información Simplificado Agrícola), con la declaración en la que el productor dice lo que sembró en el campo. La idea no es controlar camión por camión, sino que sea algo mucho más dirigido. También estamos centrados en brindarle tecnología al Inase para que pueda tener un mejor control en los comercios que venden semilla fiscalizada.

REFERENTE. Obdulio San Martín (en el medio)mantuvo reuniones en Expoagro con la industria semillera, a la cual ayudó a desarrollar durante su función en el sector privado. (Prensa Inase)

Para aggiornar el sistema se están incorporando drones y capacitando con esta herramienta a los técnicos que actúan a nivel de campo.

En este abanico ingresan los siete cultivos principales que están en el Sisa, comenzando por soja y trigo, como principales, a los que se suman cebada, arveja, arroz, algodón y maní.

Zanahoria impositiva

Junto con el control, un segundo gran objetivo en esta hoja de ruta es que, dentro de la futura ley agroindustrial, el Congreso apruebe un beneficio impositivo, una desgravación para el productor que compra semilla fiscalizada. Este incentivo, destaca, “llevaría a que se renueve toda esta cadena para tener cada vez más semilla fiscalizada”.

Como tercer objetivo, enumera, “el sueño de todos siempre fue llegar a tener una nueva ley. Es el tercer objetivo. El ministro ha pedido que armemos propuestas, que pueden ser una reglamentación o una regulación, para llegar en algún momento a presentar algún proyecto de ley. Hoy no está definido”, aclara.

El apagón tecnológico que ha sufrido el país debido a los vaivenes internos respecto del uso y retribución de las innovaciones ha llevado a “una baja marcada en la ganancia genética, comparado con otros países, no sólo los más desarrollados”, evalúa el nuevo titular del Inase.

Repasa que Brasil siembra 40 millones de hectáreas de soja, y el 75% de la semilla es fiscalizada. En la Argentina, hoy con 16 millones de hectáreas después de haber tenido en algún momento un pico de 20 millones, solo hay entre 30% a 35% de reconocimiento de semilla fiscalizada y el sistema privado de regalía extendida.

En tal escenario observa que la ganancia genética viene atada a la inversión, al desarrollo de nuevos eventos y tecnologías, nuevas variedades, y esto es posible donde hay mayor oportunidad de negocio, mayor legalidad o mayor respeto a la propiedad intelectual.

San Martín aclara que la fiscalización es territorio del Inase, que tiene el poder de policía, no obstante lo cual “en el medio hay muchísimo para hacer en conjunto, por la vía de convenios con instituciones privadas, como reza la carta del organismo”.

En su visita a Expoagro, el ahora funcionario mantuvo reuniones con representantes de la Asociación de Semilleros (ASA), de la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (Casem), de la Federación de Distribuidores de Insumos Agropecuarios (Fedia), AFA, y empresas semilleras. “Fuimos con todo el equipo técnico y está bueno conversar, romper la barrera de que uno está del lado público y otro del privado”, afirma.

Lo que viene, sin techo

El referente en tecnología de semillas considera importante que el Inase se revalorice, con la meta de “dar previsibilidad a productores, multiplicadores, obtentores, comercializadores, y que haya un retorno a la investigación”.

En este ámbito, reseña que el mundo atraviesa una revolución en el conocimiento aplicado al mejoramiento genético. Algunas empresas utilizan robots que obtienen imágenes georeferenciadas de cada planta, para determinar mediante algoritmos las variedades que más rinden.

NEGOCIO. Los semilleros continúan con sus líneas de investigación y desarrollo, a la espera de un nuevo marco regulatorio para el uso de las tecnologías aplicadas en las semillas. (Ramiro Pereyra/Archivo).

La edición génica y la genómica están cambiando el mejoramiento, por lo cual “hay muchísimo para hacer”, dice, para concluir: “Vendrán nuevos eventos, el cambio va a ser mucho más rápido de lo que esperamos y muy explosivo”.

El Inta, el antiguo Falcon y el Fórmula Uno

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) es el mayor obtentor de especies vegetales en el país y –según adelanta el nuevo referente del Inase– está inscribiendo cinco nuevas variedades de soja no GMO (no modificadas genéticamente).

“Es un trabajo muy bueno del equipo de mejoramiento, pero le cuesta recuperar lo que está invirtiendo”, advierte San Martín, debido a que el logro de mejores variedades no es retribuido de manera correcta.

“Estamos en un momento en el cual el sector productivo de la Argentina es de los mejores del mundo. Pero le tenemos que facilitar las herramientas, porque si le damos variedades que son un ´Ford Falcon´ en vez de un Fórmula Uno, vamos a producir con la vieja tecnología y a menor velocidad”, comparó.

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