La Voz del Interior @lavozcomar: Pelotas con chip o goles intrincados

Pelotas con chip o goles intrincados

Lo ocurrido en los clásicos Boca-River y Real Madrid-Barcelona en sus últimas ediciones volvió a poner en evidencia uno de los problemas más graves que afronta el fútbol desde sus orígenes y que es el de determinar si un balón ingresa, o no, al arco cuando es rechazado sobre la línea por un arquero o un jugador, pero no entra totalmente por un puñado de milímetros. O entra en su totalidad, pero también por pocos milímetros.

La disposición reglamentaria de que es gol cuando la pelota traspasa totalmente la línea de cal es una legislación que se vuelve incumplible en estas jugadas porque ni árbitros, ni jueces de línea, ni el VAR con cámaras desde todos los ángulos y ni siquiera un águila calva pueden resolver esta situación por lo que algunos dirigentes proponen flexibilizar la regla y considerar que si la pelota ingresa en un 85 por ciento en el arco debe considerarse gol.

“Si una mujer lleva siete meses de embarazo no hay dudas de que está embarazada”, es el discutible argumento que enarbolan los defensores de esta modificación reglamentaria que indigna a los sectores conservadores.

Abocados al estudio para la comprensión de este fenómeno en el XXXIV Congreso de la Fifa realizado en Tulsa, estado de Oklahoma (EE.UU., 1997), un equipo de científicos explicó con la proyección de diapositivas que todo se debía a un curioso prodigio óptico que bautizaron como “Refracción de la Pelota” y que se produce cuando el esférico pasa de un medio material a otro distinto, en este caso del campo de juego al interior de un arco, lo cual produce una distorsión visual. “Es como la luz cuando pasa del aire al agua o a un elemento gaseoso y se produce una alteración visual producto de la refracción de la luz”, explicó uno de los especialistas.

Los dirigentes de la Fifa quedaron tan satisfechos con la explicación que la aplaudieron y postularon a los investigadores para el Premio Nobel de Física de ese año por su hallazgo, pero los implacables integrantes de la Academia sueca calificaron a los autores de la “Teoría de la Refracción de la Pelota” (tal como la denominaron) de “chamuyeros de cuarta” y rechazaron la investigación.

“No hay ningún cambio de medio material entre el campo de juego y el arco, eso es chamuyo. El ambiente dentro del arco no es ni acuoso y mucho menos gaseoso, salvo que el arquero tenga algún problema de flatulencias”, explicó un miembro de grado de la Academia para demoler el trabajo de los supuestos científicos de la Fifa.

“Está claro que se trata de una maniobra de un grupo de dirigentes de la Fifa que se tiraron a la pileta con la intención de ganar el premio dinerario, que es de 10 millones de coronas suecas, unos 900 mil euros, que otorga el Nobel, para repartírselos entre ellos”, agregó con desconfianza el académico.

Más allá de estas polémicas, el único método supuestamente eficaz para solucionar esta cuestión es el balón con chip, artilugio tecnológico que combina una parafernalia de sensores que le avisa al árbitro mediante una chicharra (o cigarra) si la pelota entró y nadie discute nada. Pero por ser un sistema muy oneroso, muchas federaciones no lo tienen incorporado por lo que cada vez que un arquero o un defensor rechaza desde la línea muchos dirigentes comienzan a agarrarse la cabeza porque saben que se viene.

Y no se equivocan, ya que en España el presidente de Barcelona, Joan Laporta, amenazó con pedir que el partido con Real Madrid se juegue de nuevo porque, según su criterio, a su equipo no le convalidaron un gol legítimo en una pelota que habría sido sacada desde adentro del arco por el arquero Andriy Lunin, una decisión (la del Laporta) que podría traer consecuencias geopolíticas porque Lunin es ucraniano y podría generar una protesta del gobierno de Kiev, muy sensibilizado con la supuesta falta de apoyo de occidente en sus cuestiones con Rusia.

Sin pelota con chip, una posibilidad que se evalúa en algunas ligas es la de aumentar el apoyo a la terna arbitral con dos médiums o videntes, uno en cada arco, para que intervengan en jugadas sobre la raya en caso de ser necesario. “En caso de duda, el vidente es convocado de inmediato, recorre la línea del arco con los ojos cerrados, si es necesario apoya su palma sobre la cal y luego dictamina si la pelota entró totalmente o no entró porque ‘ve’ lo ocurrido.

Su conclusión es irrefutable y el árbitro y los jugadores deben aceptar la decisión del clarividente”, señala un dirigente que impulsa la presencia de asistentes arbitrales con poderes paranormales. En el fútbol, el gol constituye un bien tan preciado que cualquier medio que garantice su convalidación es bien recibido por hinchas, jugadores, técnicos, fuerzas vivas y público en general.

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