La Voz del Interior @lavozcomar: Pablo Castro, el DT de Ameghino, de los 13 años en el club a la final perdida y los nuevos retos

Pablo Castro, el DT de Ameghino, de los 13 años en el club a la final perdida y los nuevos retos

El entrenador de Ameghino de Villa María, Pablo Castro, cual patriarca del básquet del club, aprovecha parte las horas libres que permite el receso de Liga Argentina para no sólo monitorear el trabajo del staff técnico de la institución sino también para acompañar en “la Leonera” a aquellos pibes que están cerca de dar “el salto” al profesionalismo.

Pretendemos que los chicos conozcan los sistemas que aplicamos en la Liga, así cuando los subimos no se les hace tan duro dar el salto”, le explica a Mundo D, el entrenador bonaerense, quien lejos de “desenchufarse” de lo que fue una temporada que lo tuvo a sólo un juego de ascender a la Liga Nacional, ya comienza a transitar con actividades su 14ª temporada consecutiva en la institución villamariense.

Arribado a Ameghino en 2013, a Castro no le falta autoridad para moverse como “pez en el agua”. A fuerza de resultados y “escudado” bajo el proyecto iniciado en aquél entonces por el club, edon la cabeza visible de Pablo Giraudo, el entrenador se ganó el respeto y el cariño de no sólo los integrantes y jugadores que pasaron por el club sino también de gran parte de los villamarienses. Sobre todo desde Ameghino protagonizara las finales de la Liga Argentina, donde la gente abarrotó las gradas del coqueto Salón de los Deportes de esa ciudad.

El cuerpo técnico del

De perfil bajo, hablar pausado y muy agradecido por lo que el básquet le permite experimentar en “el León” villamariense, Castro es un apellido indiscutido en Ameghino. Casi sin pergaminos que lo respaldaran por entonces en su trayectoria como profesional (había sido entrenador de Banco Nación hasta el club se quedó sin actividad), llegó a Córdoba en busca de nuevos aires y aceptó tomar las riendas en Ameghino, cuando el proyecto era “despegarse” de la Liga Cordobesa, que por entonces para el club era la máxima categoría.

Trece años después, fruto de la continuidad, del trabajo constante y bajo su muñeca, el club no sólo dejó atrás la liga cordobesa sino también sorteó la Liga Federal y estuvo a un solo juego de también hacerlo con la Liga Argentina. Desafío según el cual, para él, “se dejó todo por completo. Todo lo que teníamos que hacer lo hicimos y no encontramos qué podríamos haber hecho en una forma diferente”, reconoce Castro a un mes de haber perdido el partido final por el ascenso.

-¿Qué significa que Ameghino renueve la confianza en vos?

-Para mí es muy gratificante, más en un medio tan competitivo como lo es el básquet profesional, recibir el apoyo por el trabajo bien hecho, por la confianza y el de valorar lo que se viene haciendo. Desde Pablo Giraudo, que está desde el día uno en este proyecto, hasta el último de los empleados. Que se puedan dejar de lado los resultados y valoren el trabajo del día a día es muy importante para cualquier entrenador. Estoy muy orgulloso de estar acá.

-A un mes de haber perdido la final, ¿qué sensaciones tenés?

-Todo se resume en lo emocional. En la parte deportiva, después de repasar y repasar, creo que hubiera tomado las mismas decisiones que tomamos en ese momento como cuerpo técnico. Creo que lo dejamos por completo. Todo lo que teníamos que hacer lo hicimos y no encontramos qué podríamos haber hecho en una forma diferente. Se presentaron lesiones que nos condicionaron y encontramos un rival que, con el paso de los partidos, fue creciendo hasta llegar a un quinto juego en una versión altísima. Nosotros no conseguimos robar otro partido más de visitante, en un juego en el que tuvimos la última pelota para ganar. Pero bueno, son cosas que pasan en el básquet.

-¿Cómo analizas el hecho de no haber jugado en “la Leonera” y haberse trasladado al Salón de los Deportes?

-Creo que fue una de las mejores decisiones que tomó el club desde que estoy acá. Fue lo que compensó un poco en hecho de haber perdido la final porque Villa María es una ciudad donde no hay una gran historia con deportes profesionalmente competitivos. Fue algo increíble ver que toda la sociedad se volcara a seguirnos, a darnos su apoyo, sentir el cariño que nos mostraron todos los días y ver la cantidad de gente que fue a los partidos. La verdad que fue todo increíble. Uno, como entrenador, sueña con ascender, en salir campeón y en mejorar todos los días, pero nunca me hubiese esperado encontrarme con ese marco y ese apoyo. Eso también fue algo sumamente valorable y gratificante.

-¿Ya se tienen los objetivos para la próxima temporada?

-Es volver a intentar. Aún estamos tristes por el hecho de no haber logrado ascender, pero con el paso de los días vamos valorando mucho el gran torneo y la gran temporada que tuvimos. Por supuesto que ya viendo cómo hacemos para tratar de lograr algo semejante o si se puede, mejor. Sabiendo que será mucho más difícil, porque siempre se le quiere ganar al equipo que llega a la final. También se suma Atenas, con las obligaciones que tiene. Creo que todo eso lo hará todo más complicado que el año anterior, pero haremos lo imposible.

-Es decir que nuevamente la idea es ¿ir por todo?

-Sí, siempre. Desde que llegué a Villa María la idea siempre fue el ir mejorando año tras año y no vamos a dejar de intentar mejorar también este año. Esta vez la vara está muy alta pero el intento hay que hacerlo.

-¿Manejan nombres para el nuevo plantel?

-Estamos en eso. Por ahora el club le renovó a Abel Aristimuño y Juan Abeiro, que son los pilares del equipo. Después Matías Martínez decidió irse con su familia a Italia, Joao Franca tendrá ofertas importantes y otros están tentados con ofertas económicamente importantes de liga A. Habrá que cómo se resuelven esas situaciones. Después tenemos a los chicos del club, que les daremos más minutos, tales como Abraham Barahona, Carlos Rivero, Ignacio Ortega y Lucas Aragón, entre otros.

-¿Los condiciona el hecho que en la próxima temporada participe Atenas?

-No sé, no lo tengo claro. Porque nadie se imaginó que Atenas estaría en esta situación. No es algo normal, digamos (ríe). Pero será un lindo desafío, por lo que me estoy enterando, está armando un gran equipo, con la intención de volver rápidamente a la liga y es lo que por historia tiene que hacer. Habrá que ver cómo manejarán esa presión. Todos le querrán ganar, por más que Atenas esté en una categoría a la que no pertenece. Seguramente será motivante para todos.

-Más allá que no salió “el tiro del final”, ¿Se sintió el reconocimiento?

-Totalmente. No sólo a mí sino a la dirigencia y a los jugadores. Todos recibimos mensajes de gente que nunca tuvimos contacto y que fueron sumamente halagadores. Eso te vuelve a llenar de fuerzas, de energías, te ayuda a dar vuelta la página y rescatar todo lo positivo de un trabajo bien hecho.

-¿Creés que este año los acompañarán más sponsors?

-¡Dios quiera. Ojalá que sí!. No es fácil y nunca lo fue. Como te decía Villa María no es una ciudad que tenga una historia deportiva como puede pasar por ejemplo en Junín, con similar cantidad de habitantes pero que tienen un apoyo al deporte de mucha importancia, sobre todo para los que compiten a nivel nacional. Todo eso acá es nuevo. Habrá que ver cómo de acá en adelante el club puede entablar esa relación con las empresas.

-Ahora a renovar energías…

-En estos días, al igual que en otras temporadas, siempre me pasó lo mismo. Al no estar trabajando con el equipo de liga, voy al club y miro cómo trabajan las inferiores y a veces me meto en algún entrenamiento. Me da energías ver cómo trabajan los chicos de mini y premini, que es algo diferente a lo que hacen los profesionales. Las devoluciones que uno tiene de un chico al que le corregís el tiro o una bandeja es gratificante. A mí me sirve.

-Con tantas temporadas, más que un profesor sos una especie de patriarca en Ameghino…

-Algo así. ¡Pero espero que sea por el conocimiento y no por los años! (Ríe) Pero cuando no hay estoy en competencia, como te decía, me meto en el trabajo de las divisiones formativas y estoy encima de los profes diciéndoles de qué forma queremos jugar en el club, de qué forma se los debe corregir a los chicos y traslado los sistemas que necesitamos en el plantel profesional. De esa manera los chicos empiezan a familiarizarse con ellos para cuando los subamos a jugar en la Liga no se les haga tan duro dar ese salto.

-A diferencia de muchos, desde que comenzaron los playoffs sorprendió la determinación pública que expresaron de ir por el ascenso, ¿Por qué?

-En realidad era una sensación que teníamos todos, y que juego tras juego íbamos reforzando. Siempre tratamos de ser honestos y de dejar todo. A veces te alcanza y otras no, porque no depende exclusivamente de nosotros. Los demás equipos tienen las mismas ganas, los mismos sueños, el mismo trabajo, pero gana uno solo. Y ante eso no hay nada más que hacer.

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