La Voz del Interior @lavozcomar: Organizaciones sociales: claves para soportar la crisis

Organizaciones sociales: claves para soportar la crisis

Estallido social. El cauce que suelen tomar las crisis profundas. Pasó en 2001, cuando el 38,3 por ciento de la población cayó en la pobreza (13,6 por ciento, en la indigencia). No faltaron voces que lo pronosticaron para 2020, con un 40,9 por ciento de pobreza en el primer semestre (10,5 de indigencia). Pero no ocurrió a lo largo del año, y tampoco cuando aparecieron en el horizonte el desenfreno por las compras navideñas y los excesos de fin de año.

La respuesta a “por qué no estalló Argentina” es múltiple, pero en este informe se ensaya una posible: el rol que cumplieron las organizaciones sociales, quizá la gran enseñanza del sistema político a la crisis de hace 20 años.

Lo dijo, en octubre, el ministro de Desarrollo Social, Carlos Massei: “Toda la estructura de organizaciones sociales, en comunión entre sí, permite que haya un red que en 2001 prácticamente no existía”.

Y aunque el Estado tiró un baldazo llamado Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para apaciguar el incendio, “se trató de una política adecuada, pero insuficiente”, en palabras de la investigadora social Susana Andrada, quien sostiene que, en el caso de los niveles provinciales y municipales, “tuvieron ausencias decisivas, incluso en el sistema de salud”.

Andrada integra el equipo de investigadoras sociales que dirige Ana Elorza, quienes en el marco de su trabajo en la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Córdoba) mapearon las organizaciones sociales que, en el contexto de la emergencia sanitaria, actuaron como red de contención: una cartografía de la solidaridad que visualiza las estrategias en cuatro grandes categorías que estuvieron en tensión durante 2020: el de la emergencia alimentaria, el acompañamiento socioeducativo, el asesoramiento ante el aumento de la violencia hacia mujeres y la economía popular, entrelazados en esta crisis.

Alimentos, la gran demanda

Una de las conclusiones cuantitativas de esa investigación es que el aumento de la demanda de alimentos por parte de estas organizaciones creció durante 2020 un 50 por ciento, “por lo que los recursos son insuficientes”.

Una muestra clara es que, de 38 organizaciones relevadas en el marco de esta investigación, 31 solicitaron “ayuda solidaria” de alimentos, aunque sólo 16 son comedores o copas de leche. “Esto ocurrió porque muchísimas organizaciones se reconvirtieron durante el aislamiento, y casi todas las organizaciones crearon estrategias para atender la demanda de comida, aunque ese no fuera su eje, su razón de ser”, dice Elorza.

Otra conclusión: estas organizaciones, no vinculadas a partidos políticos, aunque sí con una fuerte militancia social, tienen poca asistencia del Estado; la mitad recibe fondos o alimentos. “Todas las organizaciones expresan que (los aportes) fueron escasos o insuficientes, y que los tiempos que llegaron no acompañaron las necesidades de los territorios”, remarcan las investigadores.

La previa de la crisis

Las investigadoras advierten que por el deterioro socioeconómico de los últimos años, en particular desde 2015, con el “desmantelamiento de políticas públicas vinculadas con servicios centrales”, cuando irrumpe la pandemia, en marzo de este año, “amplias franjas de sectores sociales ya estaban organizadas y demandando por la retracción del Estado”.

“Son esas fuerzas sociales las que permitieron sostener la vida en los sectores populares, en sus varias dimensiones; así surgieron estrategias nuevas en organizaciones viejas; nuevas redes virtuales ante la imposibilidad de tejer redes territoriales”.

“Hubo, además –dice Andrada respecto del abordaje de la crisis derivada de la cuarentena–, una mirada médico-hegemónica de la crisis, que hizo que la presencia del Estado en los territorios fuera exclusivamente de los centros de salud, pero desatendiendo la vida de los sectores más pobres en aspectos fundamentales”.

Y enumera algunos de los ítems que quedaron fuera del radar del Estado: “Prevención y atención en situaciones de violencia, el juego de niñas y niños, la necesidad de espacio público en territorios de viviendas precarias y de provisión de servicio insuficientes, acceso a la conectividad y el acompañamiento en el manejo de herramientas tecnológicas. En esto, las ausencias del Estado provincial y del municipal fueron decisivas; incluso en el sistema de salud y su funcionamiento, que nada tiene que ver con el trabajo intenso y comprometido de los profesionales”.

Elorza agrega: “En Córdoba, el movimiento del Estado fue contrario a las políticas de transferencia que encaró la Nación, y se desactivaron programas, como Córdoba con Ellas o el Confío en Vos”.

Para ella, en cualquier estrategia pospandemia, el Estado “debe reconocer los saberes de las organizaciones y la noción política de que la salida es colectiva”. En ese sentido, Andrada apunta que el rol de aquellas debería ser de “cogestoras”.

Mapa interactivo. La investigación realizada desde la Facultad de Ciencias Sociales incluye un mapa interactivo de cada una de las organizaciones, sus responsables y sus necesidades. El proyecto se llama “Cartografía de la solidaridad”.

Una investigación de la FCS destaca el rol que cumplieron las agrupaciones sociales en la contención de la crisis. (Gentileza Cartografía de la Solidaridad FCS-UNC)

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