La Voz del Interior @lavozcomar: María Elena Walsh y el rescate de sus textos feministas

María Elena Walsh y el rescate de sus textos feministas

La sugestiva tapa del libro es casi una ucronía argentina: el retrato de una María Elena Walsh muy joven, con un pañuelo verde al cuello, como si hubiera sido parte de “la marea verde” que salió a las calles de este país en 2018, cuando se aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El título: El feminismo. Así, a secas y en singular.

La foto es de Sara Facio y está intervenida de manera digital para realzar el color verde del pañuelo. En la juventud de María Elena Walsh, no había aún pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, pero ¿llegó a usar uno en su etapa madura? No importa mucho ese detalle, porque lo que sí llegó a hacer fue pensar, escribir y hablar del tema.

El feminismo (editorial Alfaguara) reúne textos dispersos de la autora, marcados por su participación en el Movimiento de Liberación Feminista (MLF) y por los lentes con los que empezó a ver el mundo desde que entró en contacto con ideas feministas.

La selección es un recorte supervisado por Sara Facio, pareja de Walsh, y reúne textos publicados a lo largo de 50 años en revistas, diarios y libros: columnas, ensayos, poemas, canciones, testimonios. La mayoría fueron publicados en medios masivos como Clarín, La Nación o La Opinión.

Lo que la autora y poeta pensaba aparece con mordaz ironía a veces, otras con sincera angustia, otras con ingeniosa chispa. Todas cualidades que acompañaron su obra, tanto aquella destinada a infancias como esta, destinada a adultos.

María Elena, extemporánea

Sucede algo singular con estos textos: es inevitable leerlos con un ojo puesto en el contexto actual. Eso no sólo sirve para recordar cómo Walsh se había sumado (junto con la escritora Angélica Gorodischer y la cineasta María Luisa Bemberg, entre otras) a las pioneras que señalaron las desigualdades de las mujeres en espacios poco amigables. También es un ejercicio de recuperación de esas primeras voces.

Leerla 60 años después y constatar que sigue siendo necesario visibilizar las mismas injusticias tiene el mismo efecto que esa foto que se volvió viral, en la que una mujer mayor, en una marcha contra la violencia de género, sostiene un cartel que dice: “I can’t believe I still have to protest this shit” (“No puedo creer que todavía tenga que protestar por esto”).

Ese es el efecto de la colocación en contexto de estos textos del siglo 20 (van de la década de 1950 a la de 1990) en el siglo 21. Pero sucede otra cosa, alimentada por cambios recientes: si en 2018 la lectura de este libro hubiera sido absolutamente contemporánea, de rabiosa sintonía de época, en un 2023 de discursos alterados y retrocesos románticos al status quo parece casi extemporánea.

Facio no ordenó los textos de manera cronológica, sino temática. Quizá el más popular de la lista es el desopilante decálogo que Walsh publicó en la revista Humor en 1980, antes de la recuperación democrática: “Sepa usted por qué es machista”, todo un hit.

Pero hay otros valiosos sobre temas variados. El libro abre con semblanzas de la vida y obra de autoras admiradas por Walsh como Virginia Wolf, Victoria Ocampo y Doris Lessing, y un poema dedicado a Eva Perón.

Quizá los textos más interesantes, sin embargo, son aquellos en los que Walsh pone el ojo en pequeñas situaciones cotidianas, analizándolas con las gafas que el feminismo le otorgó, pero sin el catálogo de tecnicismos que se popularizaron en estos últimos años. Quizá por eso aplicaba un esmerado sentido del didactismo y de la argumentación para defender sus ideas.

Así, señala lo que hoy llamamos estereotipos de género en un texto en el que objeta la educación sentimental que encorseta a las niñas con ropas rosadas, juguetes y juegos para reproducir tareas feminizadas. “Educar para el ocio, la servidumbre y la trivialidad, ¿no significa corromper la sagrada potencia del ser humano?”, se pregunta.

También escribe sobre el techo de cristal, los micromachismos, la masculinización del poder, los derechos reproductivos, las trampas del amor romántico (en las telenovelas de la TV argentina de 1960) y sobre el trabajo doméstico no remunerado. Sin esos nombres teóricos y, por eso quizá, con más libertad.

No se ahorra críticas hacia las vacas sagradas del canon artístico: no teme señalar que Octavio Paz logró apenas “unos breves paréntesis a su machismo” y se despacha con un delicioso análisis de la letra del tango Esta noche me emborracho, de Enrique Santos Discépolo, “síntesis de misoginia tanguera que hemos repetido, admirado y festejado como una banda de chiquilines reiteran una palabrota…”.

María Elena Walsh escribe sobre el lugar de las mujeres en el mundo en el que ella vivía, pero también sobre otros aspectos de ese mundo: se permite ironizar sobre los rasgos de la clase media argentina (“Villa Freud”) o retratar en varias columnas la crisis que atravesó la cultura en décadas enteras (señalando las falencias del Estado, pero también la ausencia de iniciativas privadas).

Una manera cabal de entender que la vida para las mujeres ha cambiado, pero falta tanto aún, es en uno de los textos de 1973, en el que cita una frase que en Argentina, 50 años después, se sigue escuchando: “Las feministas odian a los hombres”.

Responde María Elena Walsh: “Las feministas no tenemos odio. Tenemos bronca. El odio (con los fierros, sean armas o monedas) es cosa de hombres. Estamos hartas de odio, aunque venga empaquetado en sublimaciones y piropos. No hemos declarado la guerra, sino que señalamos que existe y tiene los años de nuestra civilización”.

El feminismo. María Elena Walsh. Editorial Alfaguara.

  • El feminismo. María Elena Walsh. Editorial Alfaguara. 2024. 208 páginas. $ 14.999

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