Marcos Acosta, de pintar los ríos de Traslasierra a buscar la inspiración en paisajes de Colorado
El pintor cordobés Marcos Acosta reseteó su carrera de una manera impensada, apostando por una de las carambolas del destino que le abrió su talento, plasmado en su obra.
Desde comienzos de 2024, se mudó junto a su familia a Denver, Colorado (Estados Unidos), para iniciar una nueva etapa como artista plástico.
La jugada, en sus palabras, lo tiene reviviendo la adrenalina de cuando tenía 19 años y estaba empezando a moverse en el mundo del arte. “Pero con una gran ventaja: que ahora tengo toda la experiencia ganada a través de varios años”, cuenta el artista cordobés (43).
¿Pero cómo llega un artista cordobés hasta la médula (incluso en la propia génesis de su obra, enormemente inspirada en ríos y paisajes de nuestras sierras) a abrirse paso en el mercado norteamericano?
La historia se remonta nueve años atrás, cuando recibió un correo de Agustina Mistretta, quien por entonces estaba terminando de estudiar carreras relacionadas al arte y la curaduría en Buenos Aires.
Ella lo invitó a sumarse a un proyecto sin fines de lucro que impulsaba por entonces, llamado Ether Art Projects, en el que reunía a artistas de diferentes lugares del mundo cuya obra estuviera vinculada a la naturaleza.
“Cuando ella me escribe, yo estaba atravesando un momento bastante especial en el cual me había cansado mucho realmente de trabajar con galerías en general en Argentina, y estaba trabajando solo. Cuando vi que ella no estaba vinculada a galerías ni nada, y que el proyecto era muy interesante, le dije que sí automáticamente. Y a partir de ahí estuvimos en contacto, pero siempre virtualmente”.
Mistreta al poco tiempo se instaló en Aspen, algo que sorprendió a Acosta, dado que nunca se hubiera imaginado que aquel podía ser un destino interesante para gente que estuviera interesada en cuestiones relacionadas al arte.
En 2019 ella le escribió diciéndole que iba a participar con su proyecto de la Feria de Arte de Aspen, y que le gustaría exponer la obra de Marcos, a lo que el cordobés accedió gustoso.
La pandemia aguó aquel primer intento, aunque la feria se realizó de forma virtual.
Ahí tuvo su primer acierto. “Vio mi obra Bob Chase, que es el dueño de Hexton Gallery, y le gustó mucho, le preguntó sobre mi trabajo, y ella empezó a triangular un diálogo entre los tres”.
Dar con las personas correctas
De parte de Bob surgió la iniciativa y la invitación concreta a que él enviara un grupo de obras. “Bob es un tipo con una trayectoria muy grande, de muchos años, proviene de una familia ya de galeristas: el padre de él fue galerista, entre otros, de Salvador Dalí. Él ha tenido un contacto directo desde chico con el mundo del arte más importante que podamos imaginar, con muchas conexiones. Para mí fue un verdadero honor que alguien como él, con su visión, viera mi trabajo y realmente le gustara”.
Lo cierto es que en dos días vendió la mayoría de las obras que había enviado Acosta. “Ahí empezamos a colaborar juntos, como le llaman ellos. Para mí es el sueño cumplido: poder producir mi obra, y a la vez sentir que la galería también está haciendo todo para que la obra salga a la luz, se mueva, se venda”.
Segundo paso, mudarse
A partir de esa situación, Chase decide también junto con Agustina abrir una sede física de la galería en Aspen. “De pronto yo estaba trabajando con una galería de Estados Unidos cuya directora era Agustina Mistretta, así que para mí fue como perfecto”.
Ellos iniciaron el ciclo de la galería en Aspen con cuatro muestras programadas, una de las cuales fue de Marcos, titulada Memory of the World, o Recuerdo del Mundo.
“Trabajé mucho en esa muestra y produje todas obras nuevas. Puse mucho esfuerzo en que llegaran aquí. Yo no tenía ni siquiera visa turística para poder venir a presenciar la inauguración en ese momento, pero sin embargo la hicieron, la inauguraron, y fue un éxito. Se vendieron todas las obras prácticamente y partir de ahí no paramos más. Todo ha sido un vertiginoso y excitante viaje de cada día ir un poco más allá y sentir que no hay un techo, sentir que todo está por hacerse”.
Tras aquel suceso, surgió la invitación a Acosta para que se estableciera con su mujer e hijos en Colorado, algo que finalmente concretó en enero de 2024.
–Tu obra está atravesada por la naturaleza. ¿Cómo estás reaccionando ante los estímulos que te ofrece el paisaje allá?
–Ocurren muchas cosas. Estando acá es como que se da un fenómeno muy raro adentro mío, que es que cuando alguien me pregunta de dónde soy, antes que me nazca decir que soy argentino me nace a decir que soy de Córdoba. Me siento más identificado con Córdoba que con Argentina en general. Y en ese sentido, el paisaje en Córdoba es claramente una presencia indiscutible, es algo que nos constituye: la sierra, la montaña, el río. Pero yo descubrí con este movimiento tan grande que el mundo es uno solo, que el planeta es uno solo y que en realidad los límites los inventamos nosotros en la cabeza y los construimos así, pero no existen.
Marcos recuerda que en su primer viaje a Aspen tuvo la oportunidad de estar en un río en el que se encontró con las mismas formas que inspiraron sus cuadros aquí. “Era muy loco, porque tenía el mismo tipo de piedra, el granito como el de Córdoba y las formas parecidas a los ríos que yo siempre he pintado, así de Traslasierra. Formas extrañas hechas por la erosión del agua. Lo único que cambiaba era que alrededor había pinos y de pronto el agua no era el típico color amarillento del yodo de las sierras de Córdoba, sino que era más azul. Esa experiencia a mi me conectó con un nuevo tipo de paisaje, aunque al mismo tiempo empecé a sentir que en realidad no importa donde uno esté, porque el paisaje está dentro de uno. Uno es el paisaje”.
Este artista plástico que alguna vez supo establecer un fuerte lazo creativo y de amistad con Gustavo Cerati (fanático de su obra) asegura que lo lindo del estado de Colorado es que parece vivir adentro de un catálogo de paisajes.
“Pasás de estar en un bosque a dar una vuelta en la ruta y caer a un desierto increíble como los que yo amo tanto del noroeste argentino. Un poco más allá encontrás un lago y parece que estás en la Patagonia. Acá cerca, a una hora de mi casa, hay un lugar que descubrí que se llama Paint Mines, que en el medio de unas praderas de repente hay como una hondonada gigante donde hay toda una especie de valle de la luna. Un paisaje marciano, alucinante”.
Jugando en las grandes ligas
El primer evento importante que tuvo Acosta fue la reciente edición de la Expo Chicago, que él se la tomó como una prueba de fuego. Fue un éxito que lo sobrepasó: vendió 13 obras, en el contexto de una feria de enormes dimensiones y figuras de relevancia mundial.
“De pronto yo me encontraba con que en otro stand había obras de David Hockney, que para mí es como un héroe, o de Lucian Freud, que tenía una obra valuada en cuatro millones de dólares, por ejemplo, un dibujo pequeñito”.
Lo que también lo tocó fue la respuesta muy fuerte del público. “Fue una experiencia energizante, que la comparo a lo que quizás siente un músico cuando toca frente a un estadio lleno de gente. Esa energía para el pintor es muy difícil de obtener porque uno está siempre como separado de la gente”.
“Todos leían lo mismo en lo que veían, esa cosa subterránea que yo trabajo en mi obra y que tiene que ver con lo espiritual, no tanto con el arte en sí”.
De Costa Rica a Nueva York
Semanas atrás, Acosta fue a Costa Rica, invitado por la organización Bienal de las Américas, que se encarga de generar vínculos, contactos, estrategias entre Denver y ciudades de de toda América.
La directora de esta organización, Flora Jane Di Rienzo, pudo conocer su obra a través de su galerista y quedó muy impactada. “Cuando supo que yo me estaba viniendo a vivir acá a Denver, decidió sumarme a la comitiva como delegado invitado, acompañando, entre otros, a Jared Polis, gobernador de Colorado”.
Ahora, en breve, hará un viaje a Nueva York para unas reuniones y asuntos relacionados con la galería. “Lo que tiene de increíble estar acá es la capacidad de moverse. Uno puede hacer un viaje de dos días a Nueva York y es como lo normal. Acá la gente se mueve todo el tiempo, hay una dinámica muy grande en el sentido del conectar y en el compartir las experiencias. En ese sentido yo he sentido muchísima receptividad hacia mí, pero muy fuerte”.
–¿Cuáles son tus pasos por seguir, hacia dónde deseás ir en el mediano plazo?
–Lo único que siempre deseo es seguir descubriendo cosas nuevas, oportunidades. Que mi obra siga cambiando, mejorando. Pero la verdad que la sensación que tengo desde que llegué es que no hay techo, es como infinito. Mi carrera puede proyectarse infinitamente hacia donde yo desee o quiera.
Muestra en Córdoba
Marcos Acosta tendrá una exposición en la galería Qubo del showroom de Edificor, con curaduría de Carla Peresini. Apertura, el miércoles 8 de mayo a las 18.
Para ver más de la obra de Marcos Acosta
https://hextongallery.com/artists/
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