La Voz del Interior @lavozcomar: Maravillas y monstruos marinos: Luz Novillo Corvalán presenta la muestra “Abisal”

Maravillas y monstruos marinos: Luz Novillo Corvalán presenta la muestra “Abisal”

El mundo de maravillas y monstruosidades que el mar entrega como una ofrenda extraña, indescifrable, es el alimento material e imaginario de “Abisal”, la muestra de Luz Novillo Corvalán que abrirá al público este sábado en la galería Esaa de Unquillo, espacio que en junio cumplirá diez años.

En el mes de noviembre de 2023, invitada por la curadora Mercedes López Moreyra, la artista cordobesa viajó a la costa chilena para participar en la primera edición de “Residencia Submarina”. El destino fue Quintay, un pueblo de pescadores sobre el océano Pacífico donde funcionó una factoría ballenera hoy convertida en museo. Allí se encuentra también el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad Andrés Bello.

Uno de los dibujos que componen

La dinámica de la residencia incluía una serie de caminatas por la playa, una inducción a dejarse impregnar por ese lugar de encuentro entre el mar y la tierra, un paisaje de belleza oscura, de naturaleza cruda e intrigante, marcado asimismo por la acción de los seres humanos. Un paisaje con historia.

Ese paisaje, que a la artista se le incrustó en los ojos y se le metió por la piel, junto a los hallazgos y restos marinos observados en la costa, cuevas y bosques que dan al mar, cuajaron en los dibujos alucinados que componen “Abisal”. Los materiales que utiliza son carbonilla, lápices de colores, grafito y aceite.

Hacia lo profundo

Luz llevó una bitácora que describe el proceso. En una anotación del 20 de noviembre, durante la primera visita a la Ex Ballenera, escribe: “Me quedo impactada con la rampa por donde arrastraban los cuerpos de las ballenas. También con un documental en donde uno de los pescadores que trabajó en la ballenera cuenta del aceite que había en todos lados, el cuerpo de la ballena se aprovechaba casi por completo y gran parte se transformaba en aceite. Es el único pescador que manifiesta cierto pesar por las matanzas y cuenta: Nunca ni una sola vez nos atacaron. A veces escucho el llanto de las guaguas (crías) cuando matábamos a su mamá. En la oscuridad de la sala, lloro”.

“Decido intuitivamente usar aceite en los dibujos evocando esa imagen que relata el pescador de esos cuerpos inmensos y que transformaron en líquido viscoso”, añade la artista.

Las profundidades del mar esconden misterios que los dibujos intentan explorar.

Aunque la idea original era dibujar a partir de los relatos de los pescadores, llevar a imagen sus historias, Luz encontró poco y nada de eso y redirigió su mirada hacia el mar. Más precisamente hacia ese paisaje-límite que es la costa, la línea sinuosa donde se tocan dos mundos, y donde un universo sumergido se revela en forma de vestigios y apariencias propicias para dar pie al vagabundeo de la imaginación.

Una de las obras que componen la muestra de la artista cordobesa.

Lo que parecía una semilla es un huevo de tiburón. Los erizos de mar deshidratados en la orilla semejan criaturas mitológicas, al igual que las cabelleras de algas que la artista imagina como posible origen de los relatos sobre sirenas que aparecen, por ejemplo, en la Odisea de Homero. Así germinan, entonces, los dibujos que componen la muestra: creaturas anfibias hechas de una mezcla entre lo que se ve y lo que se imagina, seres híbridos, inestables como el oleaje, misteriosos como las fosas abisales.

Un hermoso texto de Mercedes López Moreyra completa la escena: “Luz se embarca en el encanto de observar pacientemente el paisaje. El sonido de las olas rompiendo en grandes y ásperas rocas; la danza de algas lánguidas bajo el agua. Los pequeños descubrimientos que deja la marea sobre la arena, un huevo de tiburón, erizos, cáscaras de especies extrañas, restos que pertenecen a capas submarinas”.

Un mascarón de proa, dibujo de Luz Novillo Corvalán.

La curadora de la muestra, Zoe Di Rienzo, dio vida a un texto de sala que evita la descripción y se sostiene como una obra en sí misma, una especie de micro-diccionario de relatos, parafernalia marina y cuentos de navegantes. En la entrada “Mascarón de proa”, se lee: “Dicen los sabios del lugar y del tiempo marítimo que los mascarones de proa pretendían siempre calmar la ira divina a través de figuras amables que estaban autorizadas a romper continuamente las olas sin descanso alguno. Iban por delante, sin complejos, abriendo surcos marítimos en viajes apasionantes”.

Luz Novillo Corvalán dibuja seres mitológicos y creaturas marinas, inspirada en una residencia en un pueblo costero.

Sobre “Quimera”, uno de los seres que aparecen en los dibujos, anota: “Los peces cartilaginosos incluyen los tiburones, las rayas, y las quimeras, éstas viven en las profundidades. En la mitología griega la quimera es un animal fantástico que vomita llamas y tiene cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. La palabra quimera se usa para definir una ilusión, en principio muy deseable y justa, pero imposible de alcanzar”.

Carbón y aceite. La naturaleza como fuente de experiencias y visiones. Mirar afuera para poder mirar adentro. “Abisal” es el testimonio de un encuentro con lo desconocido. Un viaje.

Apertura. La muestra de Luz Novillo Corvalán inaugura el sábado 13 a las en la galería Esaa (Rosario 96, Unquillo).

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