La Voz del Interior @lavozcomar: Las vicisitudes del gobierno de Javier Milei

Las vicisitudes del gobierno de Javier Milei

Desde su ascenso al poder, el gobierno de Javier Milei en Argentina ha navegado por aguas turbulentas, marcadas por una serie de vicisitudes que pusieron a prueba su capacidad de cumplir con las audaces promesas realizadas durante su campaña electoral.

A pesar de su retórica libertaria y de su compromiso de marcar un antes y un después en la política argentina, Milei enfrenta desafíos significativos en su gestión, oscilando entre el cumplimiento de sus anuncios electorales y la generación de una agenda mediática que, a mi entender, sirve más como distracción que como avance real en la resolución de los problemas estructurales del país.

Promesas y realidades

Milei, conocido por su personalidad extravagante y sus propuestas económicas radicales, prometió una serie de reformas orientadas a liberalizar la economía argentina, reducir el tamaño del Estado y combatir la inflación que ha asfixiado a la nación durante años.

Sin embargo, la realidad del ejercicio gubernamental muestra que las intenciones de implementar dichas reformas enfrentan obstáculos tanto estructurales como políticos.

En esta línea, uno de los ejes centrales de su campaña fue la promesa de eliminar el Banco Central de la República Argentina (BCRA), una propuesta que generó amplio debate y expectativa. No obstante, esta medida se diluyó entre las complejidades del sistema financiero y la necesidad de mantener cierta estabilidad económica.

Asimismo, aunque Milei abogó por una reducción drástica del gasto público, la implementación de tales recortes fue más cautelosa de lo esperado, frente a la resistencia de sectores sociales y políticos habituados a un Estado benefactor.

Esta tensión revela la complejidad de equilibrar los compromisos de campaña con las exigencias prácticas de gobernar una sociedad diversa y con profundas necesidades sociales. De hecho, los ajustes han golpeado más a la clase baja y media argentina.

En materia de dolarización, tal vez una de las promesas que más calaron en la expectativa de la gente con la idea de que de la noche a la mañana sus ingresos serían en la moneda estadounidense, lo cierto es que lo único que parece relativamente cercano es la liberación del llamado “cepo”. Pero ello, en el mejor de los casos, nos permitirá sólo adquirir los dólares sin restricciones y no implicará ninguna mejora en materia de salarios e ingresos de los trabajadores.

Estrategias mediáticas

En paralelo a estos desafíos, el gobierno de Milei es acusado de desviar la atención pública hacia una agenda mediática cargada de controversias y declaraciones provocativas.

Esta estrategia, si bien mantiene a Milei en el centro de la escena pública, genera cuestionamientos sobre su efectividad para abordar los asuntos críticos que enfrenta Argentina. Entiendo la constante presencia del Presidente en los medios de comunicación, discutiendo temas que a menudo se desvían de la agenda gubernamental urgente, como un intento de entretener a la sociedad y de diluir el foco en las promesas incumplidas.

La deliberada acción de ir desgranando, a medida de la necesidad, los hechos de corrupción de las gestiones kirchneristas le ha permitido al Gobierno sostener un nivel de paciencia aceptable, si se tiene en cuenta la intensidad del ajuste que decidió ejecutar, en tanto la sociedad consume como analgésicos esas embestidas contra los nichos interminables de corrupción que dejó la gestión anterior.

Sin embargo, no se advierte con claridad cuál es el plan del gobierno de Milei. Parece que ello se agota en el recorte de gastos, que se presenta como la única política que atraviesa todas las áreas gubernamentales.

Sin dudas, una decisión en esa dirección era indispensable y urgente, porque el equilibrio fiscal es la plataforma desde la cual se puede construir un modelo de progreso, pero no puede agotarse en sí misma, como una entelequia inconducente.

Conclusiones y perspectivas

El Gobierno se encuentra en una encrucijada, donde la necesidad de materializar sus promesas electorales choca con la complejidad inherente al manejo de uno de los países más grandes y diversos de América latina.

La gestión de las expectativas y la capacidad de adaptarse a las realidades políticas y económicas sin perder de vista los ideales que motivaron a sus votantes serán determinantes para su legado.

Mientras tanto, la ciudadanía argentina observa con atención, esperando que las vicisitudes del presente den paso a un futuro en el que las promesas de campaña se reflejen en políticas concretas y efectivas, que mejoren la calidad de vida en el país.

La pregunta que persiste es si Milei logrará trascender la agenda mediática y concretar las transformaciones que prometió, o si su Gobierno quedará marcado por la distancia entre el discurso y la práctica.

Aun cuando se haga realidad la primera alternativa y el Gobierno pueda concretar los cambios que propone, tengo para mí que ese modelo, aun en el marco de un bienestar económico que todavía es lejano, no tiene intención de sanar a una sociedad dividida por posturas dogmáticas extremas a las que ha sido sometida en los últimos años. Por el contrario, está refrendando esa lógica, pero desde la otra orilla, alimentando aquella división que seguirá dilatando la unión nacional que soñaron nuestros constituyentes hace más de 170 años.

* Presidente del Congreso de la UCR de Córdoba

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