La Voz del Interior @lavozcomar: La maestra y el aprendizaje por resolución de problemas

La maestra y el aprendizaje por resolución de problemas

“Tengo la caja abierta; la voy a cerrar para ir al recreo, para que no se apague”, dijo Joaquín en segundo grado, “¿Qué caja, Joaquín?”, pregunta la maestra, “La caja de donde salen mis preguntas, seño”.

Si nos atrevemos a trabajar a partir del interés por el conocimiento que expresan los alumnos, surgen novedades, cuando entre todos delimitan el problema desde el que van a aprender. Por ejemplo: ¿por qué el jabón saca la suciedad?

Los chicos asumen un papel protagónico y todos proponen hacer, se escuchan, se dan la palabra, hay interacción sociocognitiva, porque están convocados a pensar en lo que acaba de expresar el último compañero que habló, y esto nuevo que escuchó lo obliga a pensar de nuevo sus primeras ideas.

Quien enseña acompaña con su propio asombro las búsquedas iniciales haciendo nuevas preguntas. Ella organiza la participación: ¿cómo podemos organizarnos para participar y poder escucharnos?, ¿cómo conseguimos los acuerdos para esa organización?

Y luego: ¿cómo registramos en el cuaderno o en la carpeta todo esto que trabajamos, para que no olvidemos hasta dónde llegamos y para contarle a mamá y papá lo que hicimos? “Primero, tenemos que… Y cuando logremos… entonces…”; “Hoy completamos…, pero aún nos falta; tal vez mañana lo terminemos… y después vamos a seguir con…”.

Novedades en la responsabilidad de la maestra

La responsabilidad docente es diametralmente opuesta. Para los chicos, es una continuidad entre lo que siempre hicieron y que ahora les permiten hacerlo en la escuela.

La maestra conoce a sus alumnos, cómo piensan y cómo expresan sus ideas, y puede hacer preguntas para organizar esas ideas; no corrige, aporta interrogantes focalizando lo que pudo haberles pasado inadvertido, para profundizar la reflexión.

Ella estará atenta a aquello que los chicos no saben que existe: los conocimientos que buscan encontrar son conocimientos del currículum. Ella se pregunta acerca de cuáles y cuántas son las dimensiones que podría considerar, porque desde ahí podrá anticipar cuáles son las disciplinas que intervienen y las fuentes de información a consultar, que también aportan los alumnos.

Este camino desde la pregunta hacia el currículum –y no al revés– nos permite ver la cantidad de relaciones y redes conceptuales que están implícitas en el camino de búsquedas a partir de una pregunta.

Este es un enfoque de enseñanza para jardín y primer ciclo, y podría llegar hasta el secundario; toda la enseñanza puede hacerse en función de la resolución de problemas.

No es posible que sea una sola la maestra que lo intente. Porque lo que hacemos es generar una nueva identidad de alumno. Un tipo de alumno que no será sumiso sino autónomo. Un alumno activo que es protagonista de sus aprendizajes y que decide qué estudiar y para qué, en acuerdo con sus compañeros, con la imprescindible colaboración de “la seño”. El proyecto en función de una pregunta es un proyecto del grupo; desencadena pensamiento crítico; busca participación constante como incipiente experiencia democrática.

Las preguntas de la maestra

Preguntas sobre la información de la que dispone cada uno. Preguntas sobre los procedimientos de búsqueda de esas informaciones. Preguntas sobre las diferencias de respuestas que hay en el grupo a las mismas preguntas. Preguntas que promuevan explicación, descripción, coordinación de explicaciones, relaciones de diferencias y semejanzas, conclusiones, comparaciones entre lo que pensaron antes y lo que piensan ahora y la toma de conciencia de la evolución de esos saberes de los que disponen y de los procedimientos individuales y compartidos que les sirvieron para el progreso en las ideas… hasta preguntas que promuevan elaboración de inferencias.

Con sus preguntas, la maestra no sólo busca respuestas desde el plano del contenido. Las respuestas en torno del contenido son más rápidas, pero pensar en su propio pensamiento resulta más complejo para los chicos. El aprendizaje se completa cuando ese logro se produce.

¿Quién sostiene el progreso del proyecto? Los chicos y las maestras. Ellas preguntan más porque es siempre con preguntas como se da continuidad al proyecto, y no con aseveraciones y conocimiento acabado. La responsabilidad es de todos en el grupo clase: ¿Por dónde seguimos? ¿Qué nos falta de lo que teníamos previsto?

La maestra que sostiene las iniciativas de los alumnos logra que los chicos se dirijan a preguntarle, porque le tendrán mucha confianza en que ella los entenderá y los ayudará a salir de algún conflicto cognitivo. La maestra devuelve otra pregunta, no explica, no trasmite un saber acabado. Le devuelve al niño la oportunidad de pensarse y encontrar el camino, promoviendo una nueva búsquela, un nuevo intercambio de opiniones, una nueva fuente de información, y tendrán que decidir cuál es la mejor respuesta.

No hay más chicos aburridos copiando del pizarrón o llenando fotocopias, todos iguales.

* Psicopedagoga

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