La Voz del Interior @lavozcomar: Hay que redefinir el Estado

Hay que redefinir el Estado

Donde uno indague en la estructura del Estado argentino actual, el resultado es más o menos el mismo. Son mayoría las áreas o reparticiones que no pueden cumplir con relativa eficiencia sus objetivos. Y aunque esta realidad es conocida por la dirigencia política en su conjunto, nadie vislumbra la posibilidad de una reformulación consensuada de cada una de ellas. Por el contrario, el paso del tiempo expande el problema.

Analicemos el caso, para circunscribirnos al ámbito provincial, de la Lotería de Córdoba. Los juegos de azar no son admitidos con facilidad por el imaginario popular ni por el más básico decálogo moral que tácitamente regula nuestra sociedad. Está el refrán que amonesta: el que juega por necesidad, pierde por obligación. Del mismo modo, para desalentar a los jugadores, impera la idea de que apostar equivale a tirar dinero o que en ciertos juegos el único que gana es la banca.

El Estado, entonces, ha permitido la existencia de algunos juegos de apuestas, regulándolos y asegurándole a la sociedad que los beneficios que se obtengan de ellos se destinarán a las políticas de asistencia social. Eso que cada sujeto pierde en su apuesta individual, con la intermediación del Estado, lo gana alguien que tiene una necesidad concreta. Así, un circuito que podía ser calificado como vicioso –como supieron hacerlo algunos partidos políticos y varios credos religiosos– al parecer se tornaba virtuoso.

El punto es que de un tiempo a esta parte, aunque una cantidad importante de ciudadanos sigue apostando, el dinero ya no llega como antes al Ministerio de Desarrollo Social.

Las cifras de este año son muy claras: respecto de 2019, las apuestas en la quiniela crecieron más de un 60 por ciento; pero en casi todo 2020 Desarrollo Social apenas ha recibido alrededor de un tercio de lo que se esperaba.

La desproporción es muy gráfica. ¿Dónde queda el dinero faltante? Es absorbido por el propio sistema, que no ha parado de crecer y se ha vuelto deficitario.

Por un lado, Quiniela de Córdoba, que aún tiene números positivos, cuenta con más de mil empleados. Por otro, en los casinos, cuyos ingresos ya hace varios años que no alcanzan para cubrir sus costos, tiene más de 600 empleados. En consecuencia, ejercicio tras ejercicio, la estructura absorbe una mayor proporción de la recaudación global. El cálculo para 2020 es que un 80 por ciento de la plata que se gana con el juego se usará para solventar la administración del juego.

Obviamente, esas cuentas deslegitiman la justificación social que se postuló en su momento para que el Estado promoviera y gestionara los juegos de azar. El beneficio ya no es para los sectores vulnerables –que además no dejan de crecer, como lo demuestran las estadísticas– sino para los casi dos mil empleados provinciales de la Lotería.

Por supuesto, la solución no es eliminar la Lotería, sino redefinir su estructura para que pueda cumplir satisfactoriamente con el fin para el que fue creada.

Quiniela. «Estamos entre 63 y 68% arriba de lo que se jugaba el año pasado», reconoce Trivillín al hablar de la quiniela. (Ramiro Pereyra)

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