La Voz del Interior @lavozcomar: Flor Ferrero: A la TV cordobesa le falta un poco de incorrección política

Flor Ferrero: A la TV cordobesa le falta un poco de incorrección política

–¿Es verdad que trabajaste en una escuela de esquí para chicos en EE.UU.?

–Yes. ¿Tanto publico en Instagram que se sabe esto? Fui a mejorar mi inglés, y los nenes hablaban mejor que yo. Soñaba con irme a vivir afuera y me bastó un verano, engordar 10 kilos y congelarme para darme cuenta de que no hay como Argentina. De todas maneras, fue la experiencia que me sacó del cascarón.

–¿Qué te costaba más? ¿Lidiar con algunos de esos nenes o levantarte tan temprano para hacer “Arriba Córdoba”?

–El despertador es un poco como un nene con el peor de los berrinches. Pero hay algo de esa soledad de la ciudad a la madrugada que disfrutaba.

–¿Qué es lo mejor de trabajar en “Telenoche”?

–Para afuera, ser lo que ve la gente cuando ya está terminando el día, cuando ya respirás más tranquila porque llegaste a casa o donde sea que estés: ya está, está terminando, llegaste. Para adentro: las discusiones con mis compañeros en el corte, la picada de los viernes y la adrenalina de nunca saber qué me van a preguntar Jorge o Lalo sobre un tema que preparo. No hay mejor escuela que esa.

–¿Lo peor?

–No poder llevar a cabo el plan que más disfruto: salir a merendar. Y obvio, llegar tarde a todas las cenas y los cumpleaños. Bueno… igual soy impuntual, así que iba a llegar tarde de todas maneras.

Flor Ferrero, conductora de televisión en El Doce. (Gentileza)

–¿Por qué estudiaste periodismo?

–Porque estudiaba Relaciones Internacionales (que me encantaba) y empecé a sentir envidia cuando alguien me contaba que estudiaba periodismo. Así que cambié el sueño de la embajada por la redacción y el estudio. Bah, en realidad, tampoco soñaba eso: yo sólo era una chica que se iba de vacaciones a Tulumba y quería explorar el mundo un poco más allá, contando historias.

–Cuando empezaste a estudiar, ¿qué periodistas te inspiraban?

–¿La verdad? No sé si reparaba mucho en la figura del periodista. Como inspirarme, siempre fue con los que escribían, leían o sabían de “temas varios”: una profe de literatura del secundario, un pibe que tenía un blog de música, la mamá de una amiga que sabía mucho de arte, la edición latinoamericana de Vogue y, por supuesto: las entrevistas de Susana Giménez –con su espontaneidad única– que me hacía ver mi mamá todas las noches. Y admirar: cuando leí Zona de obras, de Leila Guerriero, dije fuaaaa…

–Un programa de TV argentina que te guste mucho (que no sea “Arriba Córdoba” ni “Telenoche”)

Seguimos en el Doce (te hice trampa), Bendita TV, Verdad Consecuencia, con Luciana Geuna y Maru Duffard, Encuentro en el estudio si lo encuentro repetido… ¡La mesa de Mirtha Legrand me encanta, jajaja! Y juro que el programa del Lagarto me fascina: el tipo pasa de una receta a un reclamo vecinal o a charlar con un ginecólogo o a recomendaciones de libros. ¿Existe algo así en otro lado?

–Un programa de TV argentina que te duerma.

–Esos horribles donde no dejan hablar al entrevistado porque el papanata del entrevistador cree que su vida nos importa mucho.

Flor Ferrero, conductora de televisión en El Doce. (Gentileza)

–Un programa que te gustaría hacer.

–De entrevistas (dejándolos hablar, jajaa) y con preguntas random que escribo en notas del celular, como ¿qué pensás cuando te lavás los dientes? ¿Pensás que te quieren más a vos o que vos querés más? O de viajes, pero no que sean paisajes y una voz de fondo, sino más al estilo de historias de amor en el mundo o diferentes celebraciones o sobremesas en países. ¿Tengo que patentar esto?

–Sí, te lo van robar… ¿Cuál es la persona más piola con la que trabajaste?

–Tengo que convivir con gente en mi trabajo después, y somos todos recelosos y tóxicos. Pero, sin lugar a duda, los productores, que se esfuerzan para que vos salgas bien al aire. Es lo más piola que se puede ser.

–¿La entrevista más difícil que te tocó?

–Las que todavía no hice a Messi y a Taylor Swift. Fuera de broma (o no), una vez le quise preguntar a Abel Pintos, en una previa de Jesús María, si no le molestaba que se hablara tanto de su sexualidad, y me puse muy nerviosa. Por suerte, un copado. Me contestó muy bien y tuvimos una charla agradable.

–¿A quiénes es más complicado entrevistar? ¿A político/as o a artistas?

–Lo complicado es cuando están en pose cualquiera de los dos. Una fiaca. Quizás los artistas, porque tenés que meterte a fondo en su historia. Los políticos un poco que siempre nos dicen lo que ellos quieren (aunque el año pasado me llevé recomendaciones espectaculares de libros por parte de los políticos).

–¿Qué le falta a la TV cordobesa? (No vale decir “nada”).

–Muchas cosas. Lookazos: colores, accesorios grandes, diseños cordobeses originales. Mujeres conductoras, jóvenes con voces diferentes y un poco de incorrección política. ¿No somos acaso los cordobeses “osados” con el humor y el espíritu revoltoso?

–Pasás de hablar sobre moda a cubrir la situación en El Salvador: ¿con qué temas te sentís más cómoda?

–Todavía no me siento cómoda con nada. Me incomoda no saber lo suficiente de todo lo que quisiera. No encuentro un tema que no me interese para nada, pero creo que, más que el tema, aún estoy buscando el tono que me haga sentir más cómoda.

–¿Por qué te gusta tanto viajar?

–Porque me gusta hacer preguntas todo el tiempo; y cuando viajás, te preguntás muchas cosas, lo desconocido te enciende una llama de duda, te ejercita la curiosidad, te hace ser una absoluta desconocida con todo por conocer. Además, en la variedad está el gusto y todavía no encontré lugar como Córdoba.

Flor Ferrero realizó un viaje por Europa y contó a Voy de Viaje sus mejores experiencias. (Foto: gentileza Flor Ferrero @floorfe)

–¿A dónde no volverías?

–A la noche que me dejaron tirada en la absoluta oscuridad en una ruta en Ecuador con dos amigas. Nunca tuve tanto miedo. Desde ese día, me replanteo la maternidad. Pobres mis viejos.

–Un libro para recomendar.

–¿Uno solo? ¿Vos deseás mi mal? A ver… Zona de Obras, de Leila Guerriero. Y no viene mal en este contexto El Manantial, de Ayn Rand (un poquito de miedo me da).

–Una serie para maratonear.

–Sin lugar a duda, deseás mi mal, jajaja. No sé si Girls o Mad Men.

–¿Por qué te llevás tan bien con tu hermana?

–Ahora tengo mucho menos contacto del que quisiera. Pero toda mi vida fue mi “persona hogar”. Mis viejos se separaron cuando éramos chicas y nos repartíamos los días. La única persona que se repetía todos los días era ella: aprendí a cuidar, amar, reírnos sin parar y llorar nuestras miserias junto a ella. Además, es de las personas que más me hace reír en el mundo solamente hablando.

–Algo para criticarle a tu hermana (No vale decir “nada”, jaja).

–Sí, a veces desaparece y hace que mis viejos se preocupen. Además, piensa que toda mi ropa y mis cosas son suyas; y claramente no, ya somos gente grande.

–¿Qué es lo que más te gusta de Instagram?

–Los videos de gatos o de perros, los memes, los reels de partes de una película o un discurso. Y saber de muchas vidas con las cuales sería imposible cruzarme. Además, cuando la gente elige un trocito de su vida que para ellos es bello y lo comparte con los otros. Pero, justamente, hay una elección previa de qué quieren mostrar. No hay que comerse el verso entero, jaja.

–¿Alguna vez saliste desarreglada en una foto?

–Pufff, un montón. De hecho, en este momento estoy pasando por el duelo de la relación más importante que tuve en mi vida. Hice una carpeta que se llama “duelo” y ahí voy documentando todo. Hay selfies llorando, salgo llena de acné por el estrés y en el peor de los estados. No se consigue más desarreglada. Ahora que pienso, tengo que dejar dicho que si desaparezco o me muero, no usen nada de esa carpeta.

–¿Te toca lidiar con muchos haters?

–Uff, sí. No sé si lidio con ellos: lo hago conmigo misma para no caer bajo los efectos de sus drogas de bronca. Ya lo dijo Taylor Swift: “haters gonna hate” (”los odiadores van a odiar”), no importa lo que hagas.

–Como especialista en redes sociales, ¿alguna vez metiste la pata con algún contenido?

–Miles. Una vez me puse un saco azul con estrellas blancas para hacer una cosa del 25 de mayo. La gente flasheó que era la bandera de EE.UU. Me mataron como si fuera la mismísima encarnación del Tío Sam.

–¿Cuál es tu mejor plan de sábado por la noche?

–Comer rico, tipo picadita para comer con los dedos y juntarme con mis amigas a reír y reír. Karaoke capaz que también. Y una que otra meneada hasta el piso.

–¿Qué harías si no trabajaras en un medio de comunicación?

–En una realidad paralela, soy arquitecta y en esta entrevista estoy hablando de cómo mantener el patrimonio de la ciudad. Lo más cercano a eso es la sección #SeñoraMeGustaSuCasa de mi Instagram. Guía en un museo también. O si no… casa de té en las Sierras.

–¿Qué es lo que más te gusta de Córdoba?

–Que en media hora estás donde necesitás (ciudad o sierras) y el código del humor entre irónico y ocurrente.

–¿Y lo que menos te gusta?

–Que no nos terminamos de hacer cargo de eso que nos hace diferentes, como la tonada, por ejemplo. A veces escucho algunos pensamientos que ¡madre mía! Parecemos “Córdoba feudal”. Tampoco me gusta la inseguridad y que a veces no hay buenas conexiones para cruzar toda la ciudad caminando.

–¿Qué hacés cuando afloja el ánimo? ¿Cuál es tu cable a tierra?

–Cuando estoy muy en la lona, por lo general, le hablo a mi mamá para que me diga que todo va a estar bien y que solo estoy exagerando. Me dice: “Calmá la tana que tenés adentro”, para volver al eje. Y cable a tierra: escucho pódcast, muchos. Me gusta leer. Caminar, correr, ir al gimnasio. Tomarme un café sola, escribir a mano o ponerme a hacer algo con las manos: collages, cocinar, algo (soy malísima en todo).

–¿Cómo te ves dentro de 10 años?

–Reconciliada con la idea de ser una antihéroe y creyendo realmente en lo que repito mucho últimamente: “Nos vamos a morir de todas formas, nada es tan importante, todo pasa”, tomando café, pensando en proyectos laborales que me sigan desafiando, que me permitan llegar a fin de mes y pagar el crédito de alguna maldita casa propia (ay, ojalá, fuerzas del cielo). Pero relojeando que no se maten unos pibes a mi cargo (salidos de mi vientre o, por qué no, adoptados), planeando cenas con amigos y pensando… “Che… ¿y si saco un pasaje a… Portugal?”.

La que lloró con “Barbie” y busca salir de la caja

Flor Ferrero lloró cuando vio Barbie en el cine: “Porque nunca me gustaron las barbies y al final me di cuenta de que un poco soy una barbie morocha (con la cola bastante más grande), con sus mismos planteos para salir de la caja y animarme a ser más lo que quiero y no lo que esperan. Nos pasa un poco a todas, ¿no? Aparte, me agarró flojita de papeles, con los sentimientos a flor de piel”.

María Florencia Ferrero –su nombre completo– tiene 29 años, se recibió en el Colegio Universitario de Periodismo y se define profesionalmente como “periodista de redes sociales y televisión”.

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