Elecciones en Ecuador: denuncian que el candidato de Correa recibió dinero de la guerrilla colombiana
En una semana, los ecuatorianos votarán para elegir presidente, legisladores y autoridades locales en medio de un nuevo pico de la pandemia que amenaza con otro colapso sanitario, de una crisis económica sin salida clara y de un escenario político atomizado, con un mandatario saliente que se quedó solo y una oposición correísta que apuesta todo para volver al poder.
El escenario luce más tenso aún tras la revelación de la revista Semana de que del Ejército de Liberación Nacional (ELN) habría aportado dinero para financiar la campaña del candidato presidencial Andrés Arauz, apoyado por el exmandatario Rafael Correa. Además, según documentos decomisados a un jefe de ese grupo abatido el año pasado, el ELN tenía planes para desarrollar acciones en diferentes países de América Latina.
La información estaba en computadoras en poder de Andrés Vanegas Londoño, alias “Uriel”, un mediático jefe de un frente del ELN, caído en una operación militar el año pasado.
Según Semana, los documentos revelan informes en los que “Uriel” da cuenta de un millonario aporte económico a por lo menos una campaña en Ecuador. En un mensaje dirigido a “Felipe” y “Guillermo”, contactos del ELN en ese país, el jefe guerrillero les escribe: “Quisiera que me contaran del capital entregado al binomio para el señor de la mariposa del sur MS, después de la cumbre mundial de Internacional Progresista”.
“Los comuneros nos informaron de una inversión de 80.000 dólares entregados a ustedes en Barbacoas. Ellos saben que es para iniciar la idea de negocio con los aliados y que nuestro éxito depende de apoyar la esperanza”, agrega.
Sobre el tema, el expresidente Correa dijo a Semana que todo es una “patraña más”, que lo que se pretende es atajar el triunfo de Arauz y que jamás habló con alias “Uriel”.
“No sé quién es Uriel, no sé de qué me hablan. Cuando tenía claras opciones de ganar en Ecuador en 2006 sacaron que me financiaron las FARC… Es telenovela repetida, están desesperados porque van a ser derrotados. Ya esperábamos una patraña así, no sabíamos por dónde iba a venir, pero sabíamos que iba a venir… Ya no saben qué decir ni qué hacer”, dijo Correa.
El escenario
La oposición, en tanto, denuncia censura electoral y una parcialidad de las autoridades.
“El órgano electoral está controlado por los partidos que son adversarios de Correa, hay una desconfianza enorme en los sectores sociales y políticos y llamado a la vigilancia popular y ciudadana del proceso”, explicó Franklin Ramírez, profesor del Departamento de Estudios Políticos de Flacso Ecuador.
De las 16 fórmulas presidenciales que se enfrentarán en las urnas, solo dos candidatos parecen tener la posibilidad de llegar a la segunda vuelta, el correista Arauz y el empresario Guillermo Lasso; mientras que una tercera fuerza personificada en Yaku Perez, presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, puede resultar clave para definir quién gobernará el país.
Arauz, de 35 años, es el delfín elegido por el expresidente Correa, quien intentó presentarse por todos los medios pero fue inhabilitado porque se le confirmó una condena de cárcel por un caso de corrupción y no pudo cumplir con el requisito impuesto a último momento de presentar la candidatura personalmente.
“El correísmo estuvo muy condicionado por el contexto de acoso judicial y persecución política, aunque Arauz viene formado dentro de Revolución Ciudadana y es un cuadro consistente en términos técnicos, políticos e ideológicos, fue seleccionado porque era el candidato menos vulnerable al acoso y a la persecución. En medio de la ofensiva del Gobierno, fue una apuesta defensiva”, explicó Ramírez.
La fórmula de Arauz, por la coalición Unión por la Esperanza (UNES), se completa con Carlos Rabascall, un candidato a vicepresidente que no está vinculado al correísmo más ortodoxo y busca el voto de la clase media urbana que marcó sus diferencias con Correa.
UNES_apuesta por la reintegración regional de un país sumido en una crisis económica y política, que se agravó en los últimos años del Gobierno de Lenín Moreno. Uno de los mayores puntos de inflexión fue en octubre de 2019, cuando una marea de manifestantes, convocados principalmente por el movimiento indígena, pusieron en jaque al Gobierno y lograron la suspensión de la eliminación de subsidios a los combustibles, una victoria que solo duró unos meses hasta que Moreno consiguió imponerla.
En medio de uno de los peores brotes de coronavirus, con gente desplomándose en las calles de Guayaquil, hospitales colapsados y la profundización de la crisis económica, Moreno lanzó una ley de flexibilización laboral y un recorte masivo del gasto público, en consonancia con el acuerdo firmado con el FMI.
Propuesta
En este contexto, para Lasso, empresario y accionista y expresidente del Banco Guayaquil de 65 años, la solución está en la reducción “del impuesto a la salida de capitales”, el fortalecimiento de la dolarización y la promoción del emprendimiento a través de “simplificar” las regulaciones y garantizar la no intervención del Estado.
Lasso quedó como el principal candidato del sector empresarial con una fórmula junto a Alfredo Borrero – expresidente de la Asociación de Hospitales y Clínicas Privadas del Ecuador- y que ya nucleó a la alianza Creando Oportunidades (CREO) y el Partido Social Cristiano (PSC), las dos principales formaciones políticas de la derecha.
Los principales puntos de la campaña de Lasso son creación de empleos, reducción de impuestos y una mayor inversión extranjera.
Aparicio Caicedo, director del think tank liberal Ecuador Libre y encargado del plan de Gobierno de Lasso, explicó que su programa “ha venido madurándose por años y, siguiendo la misma línea de libertad y apertura económica, está preparado para el escenario pospandemia, donde hay que tomar medidas económicas más profundas”.
Al mismo tiempo, marcó distancia del Gobierno de Moreno al que consideró “una continuidad peleada del correísmo, donde no se actuó por convicción ni por plan, sino por improvisación y necesidad política”.
“El Gobierno de Moreno terminó capturado por los grandes grupos de poder, que son los que sostienen la candidatura de Lasso, alrededor de quien se mueve toda la maquinaria oficial y privada. Es evidente que es el candidato que daría continuidad a la agenda del Gobierno y al acuerdo con el FMI”, agregó.
La polarización ideológica refuerza, según analistas, la posibilidad de un balotaje entre Arauz y Lasso y ese escenario podría no ser favorable para el correísmo.
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