La Voz del Interior @lavozcomar: El peligro también viene de arriba: balcones en mal estado en la ciudad

El peligro también viene de arriba: balcones en mal estado en la ciudad

El estado de balcones, mampostería y marquesinas genera preocupación en los transeúntes que circulan por el Centro de la ciudad de Córdoba y levantan la vista. La situación también se repite con frecuencia en los barrios Alberdi, Güemes y la zona del Abasto pero no es un problema ajeno en otros barrios.

Un gran número de casos son de construcciones que superan los 50 años de antigüedad y sobre los cuales no se ha realizado un mantenimiento óptimo.

Soportes de molduras y de hierro para barandas, cornisas, revoques o parapetos sufren el descuido y provocan agrietamientos, falta de estabilidad o incluso caídas en diferentes avenidas y calles de Córdoba.

En los últimos años nuestra provincia no tuvo que lamentar muertes por esta situación –como sí sucedió en otras jurisdicciones– pero si existieron desprendimientos de diversa índole.

Según consta en el Código de Edificación y el Código Civil le corresponde a los propietarios realizar el mantenimiento de las construcciones edilicias en cumplimiento de las normas de higiene, seguridad y salubridad pública.

Balcones con falta de mantenimiento en la ciudad de Córdoba.  (José Gabriel Hernández / La Voz)

“El Estado tiene dos momentos en la vida de un edificio en el cual actúa con un control exhaustivo: el permiso de edificación y la inspección de la primera estructura de acuerdo al plano aprobado. Luego nos ubicamos en una segunda hilera”, detalló el subsecretario de Obras Privadas y Uso del Suelo, Federico Banchio.

Sebastián Giusti, miembro del Instituto de Ingeniería y Seguridad Estructural del Colegio de Ingenieros Civiles de Córdoba, reconoció la existencia de patologías en plataformas, ménsulas o columnas que responden a diferentes factores: deformación estructural, vibraciones, inclemencias meteorológicas y el mismo paso del tiempo que evidencian la necesidad de prestarles atención para minimizar los peligros.

Hierros oxidados por filtraciones de agua, una de las principales causas del deterioro.  (José Gabriel Hernández / La Voz)

En la práctica la regla es que son excepcionales los casos en los cuales se realizan mantenimientos de los balcones y si no hay una denuncia, se ignora.

Obligaciones y falta de controles

La ordenanza municipal obliga a los propietarios a realizar inspecciones técnicas periódicas tras el certificado final de obra de acuerdo a la antigüedad del edificio. Si tiene de 20 a 30 años es cada 6 años, de 30 a 45 años, cada 4, de 45 a 60 años, cada 3 y más de 60 años, a los 24 meses. ¿Se cumple? Muy poco, porque no se instrumentaron controles municipales efectivos.

Hasta el momento la única herramienta de actuación directa es a través de la denuncia de un vecino a través del 147 o personalmente a través de los CPC. De esa manera se envía personal de Bomberos o Defensa Civil a realizar un relevamiento y se intima al propietario.

El control y conservación de las fachadas, los balcones y otros elementos potencialmente riesgosos es muy importante tanto para evitar accidentes en la vía pública como para afrontar potenciales juicios generados por ellos.

Algunas experiencias en otras ciudades argentinas permiten reducir los riesgos. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se solicita a los propietarios de inmuebles de más de 10 años de antigüedad tramitar un certificado de conservación de fachadas.

En Buenos Aires existe una regulación que obliga a los propietarios al trámite de un certificado de conservación de fachadas.

El mismo consiste en la presentación de una certificado sobre el estado de conservación de las fachadas (frente, contrafrente y laterales lindantes a espacio público), previa inspección técnica a cargo del profesional de la construcción para garantizar que el edificio se encuentra sin riesgo para la seguridad en cuanto al estado de conservación edilicia.

El profesional contratado debe realizar una inspección del exterior del inmueble para confeccionar ese informe técnico (verificando el buen estado del material, revoque, pintura y mantenimiento incluidos balcones, terrazas, barandas, carteles, marquesinas, toldos, maceteros, antepechos, soportes, instalaciones, entre otros).

A través de un portal web se carga el informe técnico que se envía al Consejo Profesional correspondiente para su validación. Todo el proceso es supervisado por la Agencia Gubernamental de Control.

Otros casos como ciudades costeras (Mar del Plata, Bahía Blanca o Necochea) afectadas por la erosión por su cercanía al mar, instrumentaron mecanismos similares de prevención.

Mar del Plata. Las ciudades costeras regulan el mantenimiento de los edificios principalmente por la erosión que provoca la cercanía al mar.

Otro tema a tener en cuenta es la instalación de equipos de refrigeración sobre los espacios aéreos. En muchos edificios se instalan los aires acondicionados en las paredes que dan a la vereda lo que implica un riesgo porque no se tienen en cuenta posibles desprendimientos de piezas o de todo el equipo en caso de sobrepeso.

Frente a una desidia general, para Banchio el régimen normativo actual no resuelve el problema aún con casos de intimaciones.

“Es muy difícil tener una trazabilidad de todos los inmuebles. Nos pasa una situación similar con las veredas y las viviendas que son patrimonios históricos. Sin embargo es un tema que nos preocupa. Una primera medida sería instrumentar alguna campaña pública de concientización con el apoyo de los colegios profesionales y las universidades”, sostuvo.

Manos a la obra

Un caso de éxito en el mantenimiento de la fachada y sus respectivos balcones ocurrió en el edificio de bulevar Chacabuco 895 al frente de la plaza España en una zona de alto flujo de peatones y vehículos durante todo el día.

En un edificio de Nueva Córdoba un grupo de propietarios se puso de acuerdo para realizar el mantenimiento de la fachada para evitar riesgos mayores.  (José Gabriel Hernández / La Voz)

El edificio de viviendas fue diseñado por el distinguido arquitecto Jaime Roca (1899-1970) cuya firma también estuvo en los proyectos de la actual sede de la Lotería de Córdoba, la Iglesia de la Sagrada Familia o el Jockey Club, entre otros.

Si bien la construcción había sido realizada con excelentes materiales y mano de obra, en los últimos años el frente presentó ciertos indicios de un deterioro y ante una primera caída de una porción pequeña de revoque el consorcio de propietarios tomó la determinación de iniciar un proceso de mantenimiento. Además de la percepción de movimientos desde los balcones.

“Primó el sentido común. Nadie se opuso ni puso trabas y se votó por la concreción de la obra por unanimidad”, recordó la contadora María Angélica Mandrile, administradora del consorcio. Las reformas se realizaron durante la pandemia y coincidieron algunos meses con la finalización de la obra del túnel.

Edificio en Boulevard Chacabuco al 900.  (José Gabriel Hernández / La Voz)

Lamentablemente el común denominador son edificios con patologías en los cuales propietarios o administradores no toman cartas en el asunto. “Habitualmente se cree que cuando uno vive en un departamento, a diferencie de una casa, no se le tiene que realizar arreglos, pero no es así”, indicó Mandrile. Y agregó: “A veces los propietarios afectados por otras situaciones que viven no pueden evaluar los riesgos pero las evidencias demuestran que existen riesgos de muerte. Es una responsabilidad arreglar y también controlar”, finalizó.

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