La Voz del Interior @lavozcomar: El efecto del CEF y ahora el BCRA complican más las importaciones y desespera a empresas de Córdoba

El efecto del CEF y ahora el BCRA complican más las importaciones y desespera a empresas de Córdoba

Como una pelota que ingresa al arco por un lugar impensado, la puesta en marcha por parte de la Afip del sistema de Capacidad Económica Financiera (CEF) descolocó al mundo del comercio exterior de Córdoba, en particular a empresas que necesitan realizar importaciones de insumos o bienes terminados para continuar con su giro comercial.

Pero este jueves se agregó una nueva dificultad: el BCRA será juez y parte en el acceso a los dólares por parte de quienes necesiten realizar importaciones. Ambas situaciones reflejan la sequía de la moneda norteamericana por la que atraviesa el Gobierno.

La existencia de la CEF no es una novedad (en realidad se aplicaba en otros casos como la compra de inmuebles, automóviles o consumos), pero sí comenzó a pegar de lleno en la actividad del comercio internacional en los últimos dos meses.

La CEF es una traba que se suma a otras dos ya aplicadas a raíz de la escasez de dólares: el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (Simi) y las licencias no automáticas, es decir, aquellas que recaen sobre productos cuyo ingreso debe ser autorizado.

“Ya no estamos hablando de la frazada corta de dólares, estamos hablando de la toalla corta”, grafica Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira), entidad que agrupa a 1.200 empresas (70% Pymes) con importaciones por 13 mil millones de dólares.

Para el directivo, el país “atraviesa por un problema estructural que nunca terminamos de debatir: no tenemos dólares y tampoco pareciera haber un plan para asegurarnos que entren; el único plan que se reitera es pisar las importaciones”, dice a La Voz.

Lo más complicado es que la CEF no es ni siquiera un funcionario atrás de un mostrador para discutir argumentos. Se trata de un algoritmo establecido por la Afip que determina qué posibilidades tiene quien pide la importación para pagarla.

Eso lleva a situaciones desesperantes por distintos frentes. Una empresa que compre un equipo tiene que atravesar el límite para todo el precio del bien, aunque se trate de una adquisición hecha en cuotas.

Un “bot” que decide

“Existe una buena cantidad de empresas que están siendo afectadas por las limitaciones impuestas por la CEF. Y otras empresas en ciernes o comenzando su actividad que están casi imposibilitadas de acceder a su operatoria de importación porque se les asignó un peso de capacidad”, explica Eduardo Serena, responsable de la comisión Operativa de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec). También hay compañías, sobre todo grandes, que no tienen problemas, agrega Serena.

Una característica de este sistema aplicado por la Afip es su subjetividad. No alcanza a la mercadería que se pretenda importar sino a las empresas. Ejemplo, una empresa con capacidad podría eventualmente importar llaveros de cola de conejo de china y otra sin capacidad no podría traer una resina industrial para manufacturar un producto.

El algoritmo con el cual funciona la CEF es secreto. Nadie sabe cómo se determina esa capacidad, lo cual deriva en situaciones complicadas que han sumido en la desesperación a no pocas empresas cordobesas.

Si ese “bot” determina que el interesado no tiene capacidad, directamente no se puede acceder a ingresar la Simi y, en consecuencia, a pasar a llenar los formularios de licencias automáticas o no automáticas. Ahí, en ese acto, se termina todo a menos que algún funcionario del organismo recaudador acepte tratar el caso.

Por otro lado, el BCRA habilitará el acceso al mercado de cambios a un importador para las Simi de categoría A, por el equivalente al menor de los siguientes dos montos: el valor FOB de sus importaciones del año 2021 más el 5%, o el mismo valor pero sobre las importaciones de 2020, más un 70% de ese monto.

Casos en industria y comercio

Esto ha sumido en la desesperación a empresas cordobesas. Van dos casos corroborados por este medio con reserva de fuente.

Una proveedora de la industria automotriz importó una máquina bajo la condición de temporal para fabricar un producto determinado. Luego, decide adquirirla definitivamente. Cuando avanza hacia la nacionalización, la capacidad económica no le alcanza por tratarse de un equipo de alto valor. Lo que no sabía el algoritmo es que la venta era financiada en cuotas por el proveedor. A la empresa se le terminó el plazo de la importación temporal y cayó en una infracción y un proceso aduanero.

Otra firma importadora de bienes finales tiene sus compras para asegurar el stock del año hechas, pero ahora camina en la incertidumbre. “Lo que entraba con licencias automáticas no tenía problemas, las no automáticas se trabaron el año pasado. En la actualidad no podemos pedir nada. Nuestra capacidad económica fue siempre la misma y, además de la CEF, nos reclaman explicaciones de por qué solicitamos las Simi”, dijo el titular de la compañía.

César Oronel, presidente del Centro de Despachantes de Aduana de Córdoba, corrobora ese dato. “La Afip metió mano en el sistema y les bajó el CEF a muchos importadores sin razón aparente. Hay importadores de herramientas, electrónica, etcétera, que de pasar de un millón de dólares de capacidad pasaron a un dólar de un día para el otro”, explicó.

Rubros más complicados

Para el caso de atravesar la barrera de la capacidad, al importador lo esperan las licencias no automáticas, “con las mismas arbitrariedades de siempre: se completa y se presenta la proyección anual, con los procedimientos establecidos, pero algunas se aprueban y otras no”, dice.

Rubros como textiles, neumáticos, marroquinería, juguetes, artículos deportivos, son los más afectados. Los insumos industriales todavía no sienten ese impacto en parte por la gestión del ministro de Industria y Comercio, Matías Kulfas, que la semana pasada puso el grito en el cielo cuando empresarios cordobeses le hicieron ver las complicaciones que comenzaban a aparecer en la industria del plástico.

Finalmente, aún si se tuviera CEF, se aprobara la Simi y el producto tuviera licencia automática, en el fondo de la cancha, antes de llegar al arco, quedan los problemas para acceder a las divisas.

Es lo que les pasa, por ejemplo, a los importadores de cubiertas para vehículos, todas grandes marcas a nivel mundial, dice Leandro Ingelmo, de la Cámara Cordobesa del Neumático. Los que únicamente llevan gomas importadas están en problemas. “Ya hay muchos autos de alta gama parados por eso”, dice el dirigente.

En el segmento de neumáticos agrícolas, también existe un cuello de botella que afecta sobre todo a las fábricas de maquinaria, dice. Y en el de camiones y transporte de pasajeros, “todo está muy complicado, el único fabricante nacional es Fate”. El resultado, precios por las nubes: subieron entre 80 y 100% durante el año pasado. Y este año siguen los aumentos.

Inclusive existe una problemática adicional, la falta de cubiertas nuevas complica también a la industria del recapado que con entusiasmo realizó en el último año fuertes inversiones en Córdoba. “Los recapadores necesitan cascos en muy buen estado, para esto tiene que haber cubiertas nuevas”, detalla Ingelmo.

Una pregunta que resuena en el ambiente del comercio exterior está vinculada con cierta incongruencia en el manejo de los pocos dólares que hay. Alrededor de 500 millones de dólares fueron autorizados para la importación de aviones y helicópteros de uso civil. En total fueron 250 operaciones autorizadas entre 2020 y 2021 (lo que es objeto de una investigación del fiscal Guillermo Marijuán).

“Con esa plata le autorizaban un millón de dólares de importación a 500 empresas, el impacto hubiera sido tremendo”, dice una de las fuentes.

Otra especulación en el mercado es que en realidad el Gobierno prefiere mantener frío el nivel de actividad para no recalentar las importaciones. “Cada punto del PBI que crece implica tres puntos de crecimiento en las importaciones”, explica Furci. “La capacidad de sustituir importaciones de Argentina es mínima, no hay escala ni tecnología para hacerlo. Esa es una discusión que atrasa 50 años”, concluye.

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