La Voz del Interior @lavozcomar: El camino a 2023 comienza con el recuerdo de 2019

El camino a 2023 comienza con el recuerdo de 2019

La política cordobesa empieza a ingresar de lleno en un terreno que ya transitó.

Aunque lejos todavía de las definiciones, hay dos escenas que remiten a situaciones ya vividas: el peronismo cordobés exhibe una estabilidad monolítica bajo el comando de Juan Schiaretti, y tiene en Martín Llaryora un candidato a gobernador definido, mientras que la oposición provincial avanza por un sendero que mostró bifurcaciones en el pasado reciente. El 2019 no termina nunca de acechar a los socios opositores.

Juntos por el Cambio inicia este proceso con numerosos precandidatos, con desconfianza en alza y con una disputa larvada que inevitablemente emergerá: Luis Juez y el radicalismo tienen todo por resolver aún. Cuando a esto se le suman las ambiciones del PRO, que ya anota como precandidatos a gobernador a Gustavo Santos, Pedro Dellarrosa y Laura Rodríguez Machado, el rompecabezas se vuelve complejísimo.

Más que una mesa de negociación que fije las reglas de juego, hoy parece necesario un acto de magia para que ese proceso termine con todos los sectores en una misma boleta, a la que intentan sumar también a Aurelio García Elorrio, quien hasta hace pocos meses los denunció a todos como socios del peronismo cordobés.

Sociedad consolidada

La cercanía entre Juez y Rodrigo de Loredo hasta ahora sigue siendo lo más sólido de ese armado opositor. La dupla arrasó en las elecciones legislativas del año pasado y tiene un acuerdo tácito que promete acercar a Juez a su principal objetivo desde el momento mismo en que dejó de ser delasotista para pasar a ser antidelasotista: arrebatarle el poder provincial al peronismo cordobés.

De Loredo hace ya tiempo que no dice lo que quiere. Todo indica que prefiere ir por la Municipalidad de Córdoba, pero también pretende conducir el radicalismo. Y la UCR le exige que el candidato a gobernador sea él y no Juez. Resultado: ambos encararon giras por el interior en tren de campaña anticipada. Juez habló abiertamente como candidato a gobernador en Santa Rosa de Calamuchita. De Loredo inició una recorrida provincial, y desde el polo manisero de Hernando anunció que recorrerá las 90 localidades que concentran la producción cordobesa. No se trata de la agenda de un precandidato a intendente de la ciudad de Córdoba.

Mientras tanto, Juez y De Loredo, pero también Mario Negri –a quien nadie imagina ajeno a la decisión sobre 2023– arrasan en el prime time de la tribuna opositora de la TV porteña. Pese a que son convocados para pegarle al gobierno de Alberto y Cristina Fernández y a que casi nunca hablan de Córdoba, esos discursos exaltados resuenan con fuerza en el cada vez más generalizado antikirchnerismo cordobés y terminan inquietando más al schiarettismo que al Gobierno nacional.

Los tiempos se aceleran para todos

Esto empezó a apurar los tiempos del peronismo cordobés. Hay cambios ostensibles en el discurso público de Llaryora, quien hasta ahora no se salía de la agenda de la gestión municipal y la semana pasada arremetió con críticas a la Nación por la inflación imparable, por la discriminación en el reparto de subsidios y en contra de la suba de dos puntos a las retenciones sobre la exportación de aceite y harina de soja. El intendente capitalino ya venía ampliando el campo de acción al Gran Córdoba y el viernes pasado partió a Río Cuarto con agenda de candidato, y hasta ironizó con la fórmula de las “Ll”: Llaryora-Llamosas.

La gran diferencia es que el peronismo cordobés tiene en Schiaretti un liderazgo que, lejos de empezar a menguar cuando ya transcurrieron casi dos tercios de su último mandato, se presenta cada vez más incuestionado. Por el contrario, en Juntos por el Cambio todavía predomina la resistencia a aceptar que la victoria dio derechos a Juez y a De Loredo, y tampoco hay –de momento– ningún liderazgo nacional que logre ordenar y contener las diferencias.

Lo que ocurre es excatamente lo contrario: los desacuerdos, la desconfianza y la falta de liderazgo se potencian cuando los socios opositores cordobeses observan la escena nacional de Juntos por el Cambio: que Mauricio Macri esté nuevamente disputando el centro del ring es un factor que multiplica la incertidumbre, especialmente en el juecismo. La vieja cercanía entre el expresidente y el gobernador cordobés vuelve a generar los mismos interrogantes que surgieron luego de que los radicales Gerardo Morales y Facundo Manes fueran a sacarse fotos al Panal.

La mayor paradoja de esa situación es que Schiaretti sólo aparece en la escena nacional en esas fotos, o cada vez que algún dirigente de Juntos por el Cambio lo elogia. Ni siquiera hubo críticas opositoras a la gestión provincial la semana pasada, cuando la Córdoba industrial, productiva y próspera de la publicidad oficial quedó expuesta en una realidad desoladora: el mayor índice de desocupación del país.

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