La Voz del Interior @lavozcomar: Drogas legales: preocupa el consumo de tranquilizantes y antidepresivos en Córdoba

Drogas legales: preocupa el consumo de tranquilizantes y antidepresivos en Córdoba

El progresivo aumento en el consumo de psicofármacos como ansiolíticos y antidepresivos es una problemática mundial que se refleja en el país y que ha crecido a lo largo del tiempo.

Cada vez son más los pacientes que por diagnósticos de ansiedad, insomnio o depresión están bajo algún tratamiento psiquiátrico con medicamentos. Aunque se trata de drogas legales, el problema está en el mal uso y abuso que se hace de ellas.

En Córdoba no hay relevamientos recientes sobre las cantidades de consumo de estos medicamentos, pero algunos datos obtenidos en una prueba piloto del programa “Mejorar” que implementó la Municipalidad de Córdoba pueden arrojar algo de luz.

El consumo de ansiolíticos y antidepresivos, una problemática mundial que se refleja a nivel local. (LaVoz)

El “Mejorar” apunta a que personas sin cobertura médica accedan a remedios gratis en cualquier farmacia de la ciudad. Antes de lanzarlo se realizó un seguimiento a 433 pacientes con indicación de psicofármacos durante el período octubre 2022-febrero 2023.

Cabe destacar que el 75% de la población bajo programa son mujeres y que la mayor cantidad de personas bajo tratamiento se encuentra en la franja etaria entre 50 y 59 años con un 29%. Le siguen pacientes entre 40 y 49 años en un 26%.

El relevamiento arrojó que el medicamento más recetado es el Clonazepam, el ansiolítico más dispensado también en el país. Le siguen tres antidepresivos: la Sertralina, la Paroxetina y el Escitalopram.

Por otro lado, los tres diagnósticos más frecuentes son ansiedad (40%), depresión (26%) y un trastorno mixto que combina ambos cuadros (14%).

De acuerdo con un estudio de 2017 de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar) respecto al consumo de sustancias psicoactivas, 15 de cada 100 argentinos (casi 3 millones de individuos) ingieren psicofármacos.

El consumo de ansiolíticos y antidepresivos, una problemática mundial que se refleja a nivel local. (LaVoz)

Las fuentes del mal uso

El mal uso de los psicofármacos surge de diferentes fuentes, una de ellas es la prescripción incorrecta. En ese sentido, el mencionado estudio de Sedronar indicó que el 60% de las prescripciones las hacen profesionales no especialistas. Esto sucede porque cualquier médico clínico, y no sólo los psiquiatras, pueden recetar estos medicamentos. También traumatólogos, neurólogos y ginecólogos, entre otros.

Otro error suele darse en la cantidad de tiempo que se indica un tratamiento, en especial en el caso de las benzodiacepinas, psicotrópicos muy recetados para tratar los diagnósticos de ansiedad e insomnio.

“El período durante el cual se prescriben estos fármacos debería ser no mayor a tres meses, sino el riesgo de desarrollar dependencia física es bastante alto. El 40% de las personas que los consumen más de seis meses, desarrolla dependencia”, explica a La Voz Mariela Pérez, doctora en Ciencias Químicas, docente e investigadora del Conicet.

La dependencia implica que el paciente cada vez necesita una dosis mayor del remedio para tener el mismo efecto inicial. Además, si se deja de consumir abruptamente se pueden experimentar un efectos graves en la salud por el retiro de este hábito, comúnmente llamado síndrome de abstinencia.

La otra fuente del mal uso de estas drogas proviene del consumo no médico que efectúan los pacientes modificando la forma, el período o las dosis prescritas para experimentar los efectos de la medicación como relajación, calma o disminución de la ansiedad y la tensión.

“Hay muchas muestras médicas, mucho consumir medicamentos de otros, o bien tomar una prescripción que te han dado pero de forma diferente. Eso también contribuye al abuso de estos fármacos”, agregó la investigadora.

Darío Gigena Parker, médico psiquiatra especialista en adicciones y trastornos del comportamiento coincidió con la especialista en estos puntos. “Lamentablemente la gente toma estas drogas más allá de los tres meses y se siguen prescribiendo más allá de ese período porque es una solución rápida y sin riesgos”.

“Eso sucede porque son medicamentos relativamente seguros en términos de sobredosis. Generan dependencia pero son rápidos y efectivos. Eso ha generado que muchos médicos los prescriban como una primera o una única intervención en desmedro de otras intervenciones no farmacológicas”, agregó en diálogo con este medio.

El consumo empieza cada vez más temprano

Tanto en el caso de tranquilizantes o ansiolíticos como de estimulantes o antidepresivos, el relevamiento de Sedronar indicó que el consumo aumenta gradualmente con la edad, siendo el grupo de entre 50 y 65 años en el que mayormente se ingieren. Sin embargo, en los más jóvenes es donde se presenta más riesgo.

“Lo más grave es la edad de inicio de exposición a estos psicofármacos porque entre el 2,4% y el 5% de las personas encuestadas de entre 12 y 17 años los consumieron alguna vez en la vida. Por más que este porcentaje sea bajo en relación a la población total, es alarmante porque lleva a trastornos de uso de sustancias”, señala Pérez.

La especialista explica que el peligro de que las primeras experiencias con estas drogas ocurra tan temprano también reside en que son edades dónde la vulnerabilidad para desarrollar algún tipo de dependencia es mayor.

Algunas propuestas

Consultado sobre cómo contribuir a que el mal uso de psicofármacos disminuya, Gigena Parker propone acciones con foco en la educación, tanto de médicos como de pacientes.

“Educación médica para que los profesionales ofrezcan al paciente otras alternativas no farmacológicas para los cuadros de sufrimiento emocional y mental. Que tengan herramientas para manejar la presión del paciente que le pide la pastillita”.

riesgo. La autoadministración de medicamentos, no prescritos por un médico, es una práctica que puede afectar la salud. Foto Pexels. / Especial Profesionales y Sociedad

También cree importante que los médicos informen a sus pacientes sobre los riesgos del consumo de estos fármacos como los problemas de memoria, de aprendizaje, la tolerancia que generan con el uso continuado y el síndrome de abstinencia.

“También es necesario que haya más control de las farmacias en las prescripciones para que no haya ventas sin receta. Es decir, monitorizar y vigilar la venta de psicofármacos y exigir las recetas”.

Por último, el profesional propone mayor educación pública hacia los pacientes sobre los riesgos de este tipo de medicamentos y así contribuir a que estén prevenidos.

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