Cómo resguardar el capital de una empresa en tiempos de incertidumbre
En el actual contexto económico caracterizado por la incertidumbre y la expectativa, podemos observar una profundización de la recesión económica y un comienzo de desaceleración de la inflación.
De acuerdo con el banco estadounidense JP Morgan, se proyecta para Argentina una caída del 3,6% del producto interno bruto (PIB). Y según los datos de febrero del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), difundido por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), las proyecciones para la inflación son a la baja, con 12% en abril, 10% en mayo, mientras para junio se estima que la cifra será del 8,5%.
Si bien la inflación tiene un sentido de desaceleración, aún no se logra reactivar la economía y estamos con un panorama de estancamiento económico. Esto implica una pérdida de poder adquisitivo que provocó un efecto directo en el consumo. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), el índice de ventas minoristas bajó 12,6% anual respecto del mismo mes del año pasado, y acumula una caída del 22,1% en el primer trimestre del año.
Durante 2023, en un contexto de alta inflación, a las empresas les convenía comprar productos para agrandar el stock. Sin embargo, con el estancamiento del consumo se genera una estructura muy pesada de mantener y las empresas necesitan tener flujo de fondos, que les permita cubrir los costos de mantenimiento que irán en alza; sueldos y servicios, entre otros.
Ante esta situación, son muchas las empresas que se preguntan cómo hacer, en el corto plazo, para resguardar el capital y para aprovechar las potenciales oportunidades que se presenten. ¿Qué se recomienda hacer en este contexto volátil y vertiginoso?
Contrario a lo que marca el sentido común, las estrategias que una empresa debe implementar durante una recesión económica no deben concentrarse sólo en la conservación de efectivo sino en la optimización de los recursos y la búsqueda de nuevas oportunidades. Por eso, para salir de esta crisis es necesario no quedarse quieto y seguir el camino de la inversión.
Aunque pueda parecer contraintuitivo, hoy el apalancamiento es la mejor herramienta para el crecimiento. Existen diversos instrumentos financieros que se adecuan a las características de cada empresa para hacer frente a este contexto recesivo. Como todavía no están dadas las condiciones para tomar decisiones a mediano o largo plazo, no es recomendable tomar líneas crediticias que sean a más de dos años. Para ello, se sugiere esperar a que pase por lo menos el primer semestre completo de este año.
En cambio, es preferible tomar líneas de crédito en pesos a corto plazo, llamadas de capital de trabajo, como préstamos financieros, descuento de cheques y descuento de facturas que ronden entre 6 y 12 meses, que, en comparación con la inflación, ofrecen tasas convenientes. También existen las líneas de créditos para exportadores, en dólares a muy baja tasa, denominadas prefinanciación de exportaciones, que permite preparar a una empresa que está mirando el exterior como mercado.
Las estrategias de inversión deben ser cuidadosamente analizadas y basarse en el entendimiento del rubro en el que está inmersa la empresa, sus ciclos económicos y los flujos de fondos, identificando proyectos y generando lazos comerciales que acompañen la evolución de cada empresa.
Si seguimos apuntando a salir de esta crisis, estar preparado como empresa en cuanto a inversión y estructura es una ventaja competitiva.
* Responsable de la sucursal Reba Córdoba
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