La Voz del Interior @lavozcomar: Bullying: un problema que deben afrontar la familia y la escuela

Bullying: un problema que deben afrontar la familia y la escuela

“Mami, los chicos se tacharon mi nombre de la remera de la promo… No quiero ir más al cole”, con esta frase terminaba su primaria una alumna de una escuela privada, religiosa y acomodada de zona norte de la ciudad de Córdoba. Esta oración que estruja el corazón de cualquier padre sintetizaba meses de padecimiento por situaciones agraviantes por parte de un grupo de compañeros, que se sucedían de manera recurrente y sostenida, ante el conocimiento indiferente e indolente de la escuela.

Insultos, empujones, golpes, exclusiones de grupos de WhatsApp, burlas, hostigamiento, intimidación, humillación, marginación, amenazas son algunas manifestaciones de la violencia verbal, física o psíquica que implica el acoso en el ámbito escolar.

Y aunque el sufrimiento es mucho, por miedo, vergüenza, tristeza o impotencia, quienes padecen bullying por lo general no lo cuentan. Los agredidos suelen presentar cambios en la personalidad y se muestran ansiosos, retraídos, deprimidos, agresivos, poco comunicativos, con angustia; somatizan en dolores de cabeza o de estómago, pero llevan ese dolor en silencio y soledad.

Un flagelo

Un estudio realizado entre 2021 y 2022 por la organización no gubernamental Bullying sin Fronteras mostró que Argentina está entre los países con más casos de bullying y ciberbullying del mundo, ya que siete de cada 10 los niños sufren algún tipo de violencia escolar.

A su vez, un informe realizado por la organización Argentinos por la Educación, en el que se encuestó a estudiantes y a directores de secundaria del país durante el operativo Aprender 2019, expone que el 36,4% de los alumnos cordobeses no tienen una buena convivencia en su escuela.

Estas cifras –desactualizadas, por cierto– evidencian que el acoso escolar no cesa; que no hay estereotipos de agresores ni agredidos; que es transversal; que se da en escuelas públicas y privadas, y en todos los niveles.

Es cierto que el ámbito escolar no escapa al contexto de violencia urbana, social y familiar, y que hay bullying en la casa, en el barrio o en el club. Por eso es necesario que a este flagelo lo arremetamos juntos, familia y escuela.

En una sociedad cada vez personalista, egoísta y poco empática, es muy frecuente ver en los padres una actitud insensible, desinteresada o apática si el bullying no es sufrido por el hijo propio.

Se pierde de vista que en esas escenas todos son protagonistas: agresor, víctima y también los testigos que, al actuar como instigadores, aplaudidores o veedores, alientan u ocultan semejante suceso. Por eso, en primer lugar, es ineludible que las familias dejemos de hacernos las distraídas y asumamos la responsabilidad de que la educación en valores comienza en casa.

Modelos de convivencia

Si bien es imposible que la escuela pueda y deba dar respuesta a las múltiples causas que originan las situaciones de violencia, es un ámbito trascendental para impulsar una cultura antibullying y construir modelos de convivencia.

Para ello, ante todo es imperante que las autoridades dejen de relativizar las situaciones, excusarse con la existencia de acuerdos escolares de convivencia, conformarse con la literalidad de la guía actualizada en 2023 de Orientación para el Abordaje de Situaciones de Acoso Escolar y/o ciberacoso, apoyarse en escasos equipos multidisciplinarios, descansar en flacos talleres de convivencia o relajarse porque las familias –resignadas ante la falta de atención, contención y solución en la escuela– optan por el cambio de institución en vez de acudir a la Justicia. (Por el artículo 1767 del Código Civil y Comercial, un colegio de Mar del Plata fue condenado a pagarle una millonaria indemnización a una alumna víctima de bullying).

Una vez admitida la problemática y la insuficiencia de estos mecanismos, es imprescindible que las escuelas cuenten con las herramientas necesarias para la detección precoz y el tratamiento inmediato. La especialista Laura Lewin sugiere: consejo escolar, carta compromiso, protocolo de actuación, capacitación continua, mecanismos de alerta temprana, programas académicos que incluyan el desarrollo de habilidades sociales, link de denuncias, foro de consultas, asesoramiento jurídico, escuela para padres, talleres de mindfulness, inteligencia emocional.

Prevenir, detectar y erradicar el bullying es un desafío colectivo necesario no sólo para sostener un buen clima escolar, sino para alcanzar una sociedad menos violenta, más fraternal y solidaria.

* Presidenta de la Asociación Civil Familias por la Educación Córdoba

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