La Voz del Interior @lavozcomar: Betina González y Esther Cross: historias de escritores magnetizados por el ocultismo

Betina González y Esther Cross: historias de escritores magnetizados por el ocultismo

Entre fines del siglo 19 y principios del 20, en esa zona cronológica que Inglaterra dio en llamar victoriana, muchos escritores y artistas se dedicaron a explorar lo sobrenatural y los planos desconocidos de la realidad. En esas décadas el espiritismo, la magia, la telepatía, el ocultismo, la metempsicosis y las historias de aparecidos convivieron con la ciencia y la racionalidad.

Oscar Wilde se hacía leer las manos por una quiromántica; el místico y alquimista Aleister Crowley afirmaba haber encontrado la fórmula de la invisibilidad; el poeta irlandés W. B. Yeats organizaba sesiones de clarividencia y de espiritismo; Sigmund Freud intercambiaba ideas sobre experiencias paranormales con sus colegas; Helene Deutsch, una de sus discípulas, investigaba los procesos telepáticos que pueden desencadenarse en el análisis. Y, ya dentro de la literatura, los libros de Vernon Lee, Gustav Meyrink, Catherine Crowe, Rachilde y, entre otros, Robert L. Stevenson (que en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde daba cuenta de uno de los tópicos: el tema del doble) llevan a la ficción sus especulaciones sobre lo oculto.

En La aventura sobrenatural. Historias reales de apariciones, literatura y ocultismo, las narradoras Betina González y Esther Cross se metieron en un costado poco conocido de los artistas y escritores victorianos, uno que en general ha sido descuidado por historiadores y críticos.

Para hacerlo buscaron y analizaron minuciosamente gran cantidad de material bibliográfico: diarios íntimos, cartas, postales, ediciones inhallables, facsímiles de cuentas de bares y tintorerías y revistas que testimonian el espíritu de esos años. De la investigación y lecturas surgió un libro a cuatro manos que va y viene entre la narración, el ensayo y la divulgación, con el añadido de fotografías del elenco de personajes del que se ocupan. En estas historias se entrecruzan escritores, artistas, ocultistas, magos, miembros de sociedades psíquicas, así como también médicos, químicos, biólogos y otros científicos que se animaron a cruzar el umbral o que fueron convocados por él.

“Cada vez que comentábamos proyectos o que una de las dos publicaba, el tema aparecía aunque fuera de manera tangencial, seguramente porque veníamos leyendo por separados sobre obsesiones parecidas y en muchos casos a las mismas autoras y autores –comenta Esther Cross sobre esta pasión en común–. Así que el interés por la relación del arte y la ciencia, la magia y la literatura en esa época estaban presentes desde hace tiempo”.

–¿Por qué en ese período gran cantidad de escritores se volcaron a esos temas?

–Betina González: Así como ahora podemos ver que nuestro espíritu de época está marcado por la velocidad y la tecnología, las redes y las inteligencias artificiales, esos años estaban marcados por los estados crepusculares, las preguntas por el fin de ciertas formas de religión y el nacimiento de otras creencias, por la cuestión del más allá en un sentido amplio. Entonces me parece un movimiento sincrónico, automático, inteligente y comprometido que escritores y científicos se volcaran a estos temas en sus ficciones y sus vidas cotidianas.

–¿Qué anécdotas o experiencias son las que más le llamaron la atención?

–Esther Cross: Muchas. El “duelo” de Freud con un grafólogo podría ser una de las grandes sorpresas. La relación telepática de Alice James con sus hermanos, Henry y Williams, fue otra. Ni hablar de la manera en que algunos se apoderaban del espíritu de la época, como Maude Gonne y Rachilde, que tomó su nombre de pluma de una sesión de espiritismo.

–Está claro que en muchos casos se han dedicado a revelar o a mostrar el costado insospechado de autores como Oscar Wilde, Stevenson, Arthur Conan Doyle, entre otros. Pero, a su vez, estos temas eran una fuente recurrente de sus ficciones y de las de otros contemporáneos.

–González: Las ficciones de la época están en el libro, lo atraviesan y fue un gran regalo releerlas o, en algunos casos, descubrirlas, como los cuentos de Vernon Lee, escritora realmente excepcional. Volver a Dorian Gray, a Dr. Hekyll, reconstruir a Drácula en Jack el destripador, pero leerlos con los ojos de su propia época fue para mí una de las mejores cosas que nos pasó.

La escritura a cuatro manos

Un hallazgo de este libro, que surgió en el contexto de la pandemia, está en el armado y la organización. La mayoría de las historias de cada personaje no están narradas en un único capítulo, sino que migran de uno a otro para crear cierto suspenso y, además, producir el efecto de un mundo interconectado por pequeños episodios y anécdotas.

–¿De qué manera se organizaron para la investigación y para la escritura?

–Cross: No planificamos mucho, teníamos material y sabíamos que era un mundo inagotable. Nos mandamos a escribir mientras avanzaba la lectura. La mayoría de los capítulos son momentos de vida de distintas personas, que a veces atraviesan todo el libro. Nos dividimos esas biografías. Las vidas se cruzaban y se armaba una trama de historias y de ideas. Pero tampoco fue pura asociación libre. Betina es una maestra de las estructuras y enseguida descubrió el esqueleto del libro, que fue la referencia fundamental cuando la información nos sobrepasaba.

–Un aspecto muy interesante es que en la escritura final da la impresión de haberse dado una simbiosis entre ambas, como si se hubiesen mimetizado y convertido en una sola.

–González: Fue emocionante descubrir el modo de pensar, de sentir y de escribir de Esther. Cuando llegaron sus primeros textos, tan lúdicos, tan llenos de sentido del humor y de inteligencia narrativa… Creo que las dos nos pusimos en la misma frecuencia, como si hubiéramos encontrado una escritura que habla con otra, que rima automáticamente.

–Parece que estas cuestiones que rondan lo sobrenatural (o que escapan a las explicaciones científicas o racionales) retornan periódicamente y adquieren nuevo protagonismo.

–Cross. Quizás el interés siempre está y en algunos momentos tiene más relevancia. Es algo que pasa, en general, cuando todo lo que damos por sentado se pone en duda y los recursos que siempre han servido para garantizar la tranquilidad y la vida “segura” no alcanzan, entonces las preguntas se desplazan.

La aventura sobrenatural. Libro de Esther Cross y Betina González. Editorial Seix Barral

  • La aventura sobrenatural. De Esther Cross y Betina González. Seix Barral. 448 páginas. 2023. $ 8.600

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