Dennis Smith estrenó en España una obra sobre la eutanasia
teatro
MADRID.– Falta menos de una hora para que comience la función. Dennis Smith bebe un té y come facturas en un bar argentino de la calle San Bernardo. Como la madalena de Proust, el aroma dulce lo transporta a su infancia en Los Peñascales, Madrid, donde vivió hasta los 4 años. Gloria, una pieza sobre la eutanasia, escrita antes de que en España se sancionase la ley sobre este tema tan polémico, acaba de estrenarse a sala llena. Gloria es solo uno de los tantos proyectos que impulsa Smith, tanto en Madrid como en Buenos Aires.
“Dennis siempre busca en el humor no una solución fácil, sino una verdad última, profunda, que lo revela”. Esta era la opinión de Agustín Alezzo quien dejó una huella en su alumno y a quien cinceló con delicadeza en tantos ángulos de su original expresión. En esta ocasión, Gloria, escrita junto a Constanza Boquet, que Smith dirige, reafirma la idea del sabio Alezzo. Esta emotiva obra, interpretada por dos excelentes actrices, Virginia Smith y Delfina Braun, y por el propio Smith, narra el reencuentro de dos hermanas ante la compleja situación de decidir sobre la vida o la muerte de su madre, quien ha abandonado sus ganas de existir. “Gloria tiene que ver con el hacerse cargo, pasar a otro lugar. Quién soy yo para tomar una decisión tan difícil. Qué es estar vivo”, explica e hila con otra obra, Negra, unida a Gloria con su particular mirada sobre la muerte: “Tengo una obsesión”, entona Smith quitándole solemnidad al tema.
(Dennis Smith/)
Gloria cuenta con un “equipo híbrido”, como define Smith, con la producción del argentino Pablo Silva y con música en vivo del español Javier Ballesteros. Esta es la versión española de una obra que tuvo una versión porteña. Gloria, en cartel, y Negra (considerada la mejor obra de la temporada 2012 según LA NACION), que se representó hace algunos meses en Madrid, son un viaje emotivo para una generación. La travesía se torna más conmovedora aún cuando se representan estas piezas a espectadores argentinos fuera del país.
Nacido en Madrid, cuando tenía 4 años, con el regreso de la democracia, su familia regresó a Buenos Aires. “Tengo recuerdos propios y también tengo recuerdos implantados”, asegura, porque su papá, con una cámara Súper 8, filmó escenas de aquella cotidianidad que luego el menor de cinco hermanos completó en su memoria. Dennis está instalado hoy en Madrid, donde vive con su marido. “Siempre tuve esa añoranza: qué hubiese pasado si nos hubiésemos quedado”, teje otra vida posible en su imaginación. Quizá no pueda precisar qué hubiese ocurrido si en lugar de mudarse a Castelar la familia se hubiese quedado en Madrid, pero sí es posible detallar aquello que sí ocurrió.
Dueño de una memoria prodigiosa y precoz (“Sabía todas las respuestas del juego Carrera de mente”), Smith quedaba hipnotizado con el ecualizador del equipo de música de su madre. Fanático de Valeria Lynch, su tía llamó a Canal 9 y consiguió el teléfono de Inés Cabrera, coreuta y entrenadora de la cantante. Smith no quería solo divertirse, sino que tenía algo qué decir. Profético, “Oye mi canto”, de Gloria Stefan, fue su debut en la TV, a los 9 años, en Cristina y sus amigos, conducido por Cristina Lemercier. Luego vino Festilindo y ya la certeza definitiva de que su vida estaría vinculada al teatro cuando comenzó un curso de verano con Cora Roca, discípula de Hedy Crilla.
“En este mundo, pareciera que el mérito siempre es resolver. Y el mérito nunca es resolver, sino buscar, buscar y buscar”, asegura el actor, director y cineasta que además posee una voz privilegiada. Inquieto explorador –un boyscout, parafraseando una de sus obras más exitosas–, tiene planes en España –en septiembre estrena Los abrazos huecos, en El Umbral de Primavera, junto con Nacho de Santis–, pero su objetivo es construir un puente transatlántico.
Smith viajará a Buenos Aires cuando la furia de la pandemia se serene para filmar su primera película cuyo tema, trama y título no quiere adelantar. Además, trabaja con Patricio Ruiz en una obra sobre Manuel Puig. También está expectante de la adaptación fílmica de su obra Boyscout que dirigirá Martín Desalvo, y cuyo guión ha escrito junto con Constanza Boquet. Smith planea escribir una novela junto con Julieta “Cayetina” Cagj, y volver así a la dupla creativa que impulsó Eye y yo, la historia de la abuela de la actriz, quien sobrevivió a siete campos de concentración. Eye y yo, escrita y dirigida por Smith, le otorgó a Laura Oliva el premio Trinidad Guevara. En noviembre estrenará –nuevamente, si la crisis sanitaria da una tregua–, en el Cultural San Martín, Chicos de Varsovia, de Ana Wajszczuk, y Mein Kampf, de George Tabori.
Escritor, actor, cineasta, cantante (tiene una voz increíble, aunque no se considere cantante), Smith sigue buscando: “Alezzo decía algo muy bueno que siempre tomo en cuenta: «El texto hace su trabajo. No vayan hacia dónde va al texto». Tiene que haber una mirada singular del intérprete. Creo que el teatro para mí es un mundo de pura libertad”. En este mundo amplio que él construye con sus textos y sus puestas, Smith derriba fronteras y propone nuevos rumbos en obras “patchwork”, como él califica, donde conviven sus obsesiones, su dolor, sus recuerdos, su familia, y también su magia.
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