Argentina – Uruguay: los tiros libres ofensivos de Messi y De Paul, una estrategia de ataque pero también defensiva para la selección en la Copa América
fútbol
El ping-pong de situaciones de riesgo entre la Argentina y Uruguay finalizó con un 4-0 para los dirigidos por Lionel Scaloni. El partido fue cerrado, disputado. La selección ganó bien, merecidamente, aunque todavía siga teniendo deficiencias a la hora de generar jugadas colectivas elaboradas. Lo que se había visto ante Chile, en el empate 1-1, fue una excepción en la era Scaloni; por lo general, hasta aquí, se observan más desarrollos como los vistos ante Uruguay, en donde la Argentina sigue necesitando de las pelotas paradas para desequilibrar.
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El partido se definió con un córner jugado corto entre De Paul y Messi y la asistencia del 10 para el cabezazo de Guido Rodríguez. Suficiente para el 1-0 y los tres puntos. Antes de eso, un golazo de tiro libre de Messi para la igualdad con Chile (1-1), en el arranque de la Copa América; antes de eso, un gol de cabeza de Cristian Romero tras un tiro libre lateral de De Paul y una muy buena jugada individual de Paredes -a la salida de otro córner- para los dos tantos ante Colombia (2-2); antes de eso, un gol de penal de Messi a Chile (1-1), en los partidos por la llave de las eliminatorias para el Mundial. Y tampoco es que genera mucho más; salvo en el anterior partido con Chile (donde tuvieron chances Lautaro Martínez y Nico González), por lo general es un equipo que le cuesta encontrar sociedades exitosas en jugadas colectivas. Pero si hay un tiro libre o un córner, todo puede cambiar.
Videoanálisis de los tiros libres a favor
Los tiros libres ofensivos ante Uruguay fueron llaves para conseguir el triunfo y también… para defenderlo. El juego corto fue una estrategia bien utilizada por los lanzadores Messi y De Paul, tal fue así que de los 13 tiros libres que tuvo la selección para finalizar la acción con un centro al área de Muslera, en 9 se jugó corto. Recién en el segundo tiempo se buscaron un par de córners con envíos directos de De Paul y Messi. No es el primer partido que la selección de Scaloni lo trabaja, incluso en varios anteriormente solía rotar mucho al ejecutor principal.
En el primer tiempo tuvo cuatro tiros libres, uno lateral y tres córners, y siempre los jugó en corto con la finalidad de terminar moviendo las marcas dentro del área de Muslera. Cabe destacar que Uruguay es un equipo con altura y oficio para defender esta clase de jugadas, por lo que el efecto sorpresa y la eficacia en las ejecuciones tuvo un doble valor para la Argentina.
En la Argentina aparecían como ejecutores De Paul y Messi, mientras que Lo Celso tomaba el rebote: así, iban a cabecear con sus respectivas parejas: Lautaro Martínez (1m74) y Giovanni González (1m75); Cristian Romero (1m85) y Edinson Cavani (1m84); Guido Rodríguez (1m85) y Rodrigo Bentancur (1m87); Nico González (1m80) y Matías Viña (1m76); Nicolás Otamendi (1m83) y Diego Godín (1m87). La selección del Maestro Tabárez, además, dejaba dos futbolistas libres al balón: Luis Suárez (1m82) y José Giménez (1m85), mientras que Federico Valverde (1m81) vigilaba a Lo Celso en la medialuna del área. Molina y Acuña se quedaban marcando en ataque.
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Si el primer tiro libre lateral casi terminó en gol de Otamendi (tras una jugada corta entre De Paul, Messi y Acuña), el primer córner finalizó en el gol de Guido Rodríguez: pase corto de De Paul para Messi (primera ventaja: si hay dos ejecutores, saca una marca adicional dentro del área o el rebote), que estaban vigilados por Torreira y De la Cruz; Messi le ganó en el intento de desborde en su uno contra uno a Torreira y mandó el centro para el cabezazo goleador de Guido Rodríguez.
En la estrategia hay una intención de mover marcas del adversario, pero también de potenciar características propias. De Paul y Paredes (otro posible ejecutante de las pelotas paradas cuando está) tienen una eficacia mayor a la de Messi en los lanzamientos directos. Hay más probabilidades que un córner ejecutado por De Paul o Paredes caiga en la cabeza de un futbolista argentino que si patea Messi. Sin embargo, si Messi achica la distancia y le agrega distracciones a sus lanzamientos, la ecuación puede cambiar, como en el gol de Guido Rodríguez.
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Pero así como la Argentina le saca rédito a la pelota parada en ofensiva, ante Uruguay también utilizó el recurso para defender. Sí, sobre el final del encuentro, utilizó tres tiros libres laterales para jugar en corto y “congelar” el partido; jugar con el reloj, dejar que el tiempo transcurra y que el seleccionado charrúa termine de desmoralizarse en la impotencia por buscar el empate. Una falta sobre Messi, en 3/4 de campo rival fue utilizado para el juego corto y una tenencia sin intención de atacar esa pelota con un centro al área de Muslera. Pasaron 2 minutos y 22 segundos en el mismo lugar de la cancha, aunque en ese lapso la Argentina tuvo tres tiros libres, por faltas a Messi (2) y De Paul.
El objetivo era tener la pelota lo más lejos posible del arco de Emiliano Martínez y no dejar avanzar a Uruguay con claridad. De hecho, cuando la Argentina ya no pudo tener la pelota allí, la acción finalizó con una falta táctica de Joaquín Correa que le significó la amonestación.
La selección de Scaloni, mientras el DT sigue probando nombres y varía las estrategias en función del rival, encuentra un punto de apoyo en las pelotas paradas. A falta de un juego colectivo sostenido y sociedades que se potencien cada vez más en función de sus características y roles, los tiros libres le sirven para atacar (y también para defender) en la Copa América.
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