Martín Guzmán «Si no lográsemos un acuerdo con el FMI enfrentaríamos una situación muy desestabilizante»
A días de llegar de la Cumbre del G20 que se realizó en Venecia, ciudad en la que también tuvo un cónclave con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, el ministro de Economía, Martín Guzmán, habló en exclusiva con El Cronista.
¿Hay acuerdo con el FMI?
La razón por la cual debemos tener un acuerdo con el FMI es para resolver la situación dramática en la que dejó a la Argentina el gobierno de Juntos por el Cambio. Porque Argentina hoy no tiene la capacidad de pagar u$s 45.000 millones en tres años. No hay forma de hacerlo. De modo que si no tuviésemos un acuerdo, enfrentaríamos una situación muy desestabilizante. Y lo que estamos haciendo es evitar que esa situación en la cual nos dejó Juntos por el Cambio, efectivamente ocurra. Con el FMI se está avanzando y en dos frentes. El primero, en construir un sentido común en la geopolítica sobre lo que Argentina necesita, y construir esos apoyos. Eso se hizo con la reestructuración con los acreedores privados para que el proceso terminase bien, y lo mismo se está haciendo ahora. Y es el momento en el que se busca resolver problemas como los sobrecargos. Evitarle al país en el futuro tener que hacer más desembolsos de dólares. Y desde el punto de vista técnico, se ha ido avanzado en construir entendimientos en cada una de las instancias de negociación que hemos venido llevando a cabo en los últimos nueve meses. Lo que buscamos es que el acuerdo sea bueno y para eso estamos trabajando. Hacer lo que hizo el Gobierno anterior, negociar en tres semanas y de espaldas al pueblo argentino lleva a daños. Lo que estamos haciendo es involucrar al pueblo argentino vía el Congreso y dar las batallas que tengamos que dar en el frente internacional para que las condiciones para la Argentina sean las apropiadas.
¿Cuáles fueron los avances de la reunión con Georgieva?¿ Por qué el acuerdo no es más rápido?
Pongamos en perspectiva el porqué de este proceso y qué es lo que se está buscando. Entre el año 2018 y 2019, la administración de Juntos por el Cambio acordó un préstamo récord ¿En qué se usó ese préstamo? ¿Se utilizó en reconstruir o potenciar la capacidad productividad para el crecimiento económico con inclusión y hacer frente a los compromisos de deuda que se estaban tomando? No, en modo alguno. Se utilizó en financiar salidas de capitales. Argentina se empobreció debido a ese acuerdo con el FMI y por otro lado, por pagar deuda a acreedores privados que ya estaba en situación de insostenibilidad.
Pero el FMI es un prestamista de última instancia…
La Argentina ya no tenía acceso al crédito y por lo tanto capacidad de repago o de hacer frente a esas deudas. Y fue una elección del gobierno de Juntos por el Cambio, la de utilizar una parte sustancial del préstamo con el FMI para, en lugar de reestructurar esa deuda, pagarla. Cambiando la composición de la deuda, endeudándose con un acreedor que por definición constitutiva no toma quita de deuda por el hecho de ser el organismo multilateral que asiste a los países en problemas de balanza de pagos. Nosotros lo que hemos ido haciendo es resolver cada uno de esos problemas. Y ahora estamos buscando resolver uno de los problemas más grandes, que es resolver la reestructuración del acuerdo con el FMI. Y para resolverlo hay que avanzar en dos líneas y en estas dos líneas se trabajó en la misión que mantuvimos en Italia y que se ha venido trabajando en las misiones previas. Pero antes hay que dejar en claro una cuestión más: acá hay una situación peculiar en lo que es la relación de la Argentina con el FMI.
El Fondo tiene como misión proteger la estabilidad financiera global, la macro global, e ingresa en escena cuando un país desea que así sea, en la cual un país está enfrentado problemas en la balanza de pagos. Ahora ¿qué está pasando en la Argentina hoy? La razón por la cual hay problemas potenciales en la balanza de pagos es el relacionamiento con el FMI. Si Argentina no le debiese al FMI u$S 45.000 millones no tendría ningún problema de balanza de pagos, porque la deuda con los acreedores privados ya ha sido reestructurada. Y el Banco Central viene mes a mes comprando reservas en un contexto en el cual el valor de las exportaciones ha venido creciendo y en el cual se han dado pasos para ir estabilizando la situación externa.
Entonces se da esta situación en la que no es que la Argentina acuda al FMI para resolver un problema de balanza de pagos, sino que el FMI, la presencia del FMI en la Argentina, es la causa del principal problema de la balanza de pagos. Y lo que debe hacerse es reestructurarse esa relación con el FMI vía un programa que permita refinanciar la deuda que tomó el Juntos por el Cambio.
¿Cuál es el balance de la reunión con el G20?
Fue una gira muy positiva donde se logró avanzar en cada uno de los puntos en los que buscábamos avanzar. Se constituyó en una doble misión. Una la misión G20 y la otra, la misión FMI. Aunque interrelacionadas. En la misión G20 tuvimos un conjunto de reuniones bilaterales con países que juegan un rol clave en lo que es la construcción del multilateralismo y en el contexto de las negociaciones internacionales que estamos llevando a cabo para resolver los problemas que le dejó a la Argentina la administración del gobierno de Juntos por el Cambio. El diálogo directo con esos países es fundamental para conseguir apoyo en cada uno de los puntos en los que necesitamos avanzar.
Hay tres grandes cuestiones en las que se pudieron avanzar en el contexto de este G20. Primero en dar más lugar y más fuerza al proceso de suspender y revisar la política de sobrecargos del FMI. Argentina está pagando hoy 200 puntos básicos de tasa por encima del monto de 187,5% de la cuota. Es decir, la diferencia entre todo el préstamo de u$s 46.000 millones y el equivalente al 187,5% de la cuota está pagando 200 puntos básicos de tasa adicional que son alrededor de u$s 950 millones en el año. No solo eso, sino que al cumplirse tres años y medio del préstamo que tomó Juntos por el Cambio, sumaría otros 100 puntos básicos. Estos son los sobrecargos. Esto no se sabía porque jamás, el programa con el FMI que negoció el gobierno anterior se discutió de cara a la sociedad. Es un problema que se le generó a la Argentina y lo que nosotros estamos haciendo es construir condiciones para cuidar a la Argentina. En vísperas de lo que debería constituir un acuerdo que nos permita refinanciar la deuda que tomó el gobierno de Juntos por el Cambio estamos buscando construir un multilateralismo de sentido común de lo que debe hacerse con esta política. Y evitar que la Argentina tenga que terminar pagando más de u$s 1000 millones por año como es lo que ocurriría a partir del año que viene por estos sobrecargos que además se pagan por el enorme tamaño del préstamo que tomó el gobierno de Juntos por el Cambio.
El primer avance que reflejó el comunicado del G20 fue un fortalecimiento del proceso que buscamos que culmine en la revisión de esta política y una suspensión en los tiempos de pandemia. Un proceso que continúa, pero en el cual se están dando pasos importantes. El segundo avance tiene que ver con encontrar mecanismos para que los Derechos Especiales de Giro (DEG) de los países que no los utilicen, de la asignación que acaba de ser aprobada, puedan ser redirigidos hacia los países que sí los necesitan. Y por supuesto, que eso le permite tener a la Argentina mejores condiciones. Aquí tenemos que marcar dos cuestiones. Primero, el avance en haber logrado una nueva asignación de DEG por el equivalente a u$s 650.000 millones, algo que la Argentina empujó durante todo 2020 y donde no se había podido avanzar, pero con el cambio que se vislumbró en el mapa político internacional, terminó siendo posible y ahora acaba de terminarse. Esto es algo positivo para el mundo. Y luego, a la hora de buscar un mecanismo para poder reasignar la parte de esos u$s 650.000 millones, porque hay países que no los necesitan y otros que sí los necesitan. También se avanzó en construir apoyo a la idea de crear un fondo de resiliencia y sostenibilidad para lidiar con dos problemas que va a enfrentar el mundo en los tiempos que vienen. Primero, lidiar con esta crisis de salud que deja a los distintos países del mundo en condiciones diferentes, con grandes asimetrías entre los países avanzados y los países en desarrollo, en términos de capacidad de financiamiento para políticas públicas para la recuperación. Y el segundo es el cambio climático y la sustentabilidad ambiental, que es un problema no solamente del desarrollo y la sostenibilidad del planeta si no que, para economías como las nuestras, es también un problema macroeconómico. Es un problema de la balanza de pagos. O se va a convertir, si no se lo aborda en tiempo y forma, en un problema para la balanza de pagos en un mundo donde el carbono va a tener un impuesto, donde va a haber precios para el carbono. Es claro que se va en esa dirección. Y la idea del fondo de resiliencia y sostenibilidad que se viene empujando en el G20 es la de poder contar con una nueva línea de crédito en el FMI con mejores plazos y mejores tasas para abordar estos problemas fundamentales que enfrenta la humanidad hoy y que la Argentina, por supuesto, también es parte. El tercer logro importante es en el cargo de la tributación internacional. Se avanzó en una propuesta para empezar a resolver el problema más tóxicos de los últimos años: el problema de la elusión de las corporaciones multinacionales que, vía el uso de guaridas fiscales, logran eludir el pago de impuestos quitándoles a los estados del mundo la capacidad de financiamiento de las políticas públicas para la educación, para el desarrollo científico y técnico, para la infraestructura, la salud, para la innovación en general. Y que ha llevado a grandes aumentos de la desigualdad entre los países en el mundo. Y es un tema que se está pudiendo abordar este año. En los debates previos al G20, la Argentina había manifestado un conjunto de problemas con la propuesta que se estaba tratando y lo que se logró fue hacer un intento común, lo que se presentó es un paso positivo pero no es la solución definitiva y que desde ahora y la cumbre de presidentes del G20 hay que seguir trabajando en los detalles.
El expresidente Mauricio Macri prometió una solución rápida para la inflación y no lo logró, usted proyectó 29% para este año y la inflación del primer semestre ronda el 25% ¿Por qué no baja?
Hay que diferenciar lo que se hizo entre 2015 y 2019 y lo de ahora. Cuando se dijo que la inflación se podía bajar a niveles de un dígito, no solamente eso no ocurrió sino que eso terminó yendo en la dirección contraria, creciendo a niveles muy dañinos para la capacidad de poder adquisitivo de las personas, la pobreza y la igualdad. Terminó en 53,8% en 2019. Reducir la inflación es un proceso que requiere de abordar todos los problemas estructurales que se le han dejado a la Argentina. Y requiere de un rol del Estado fundamental en la coordinación incluyendo políticas de precios e ingresos. No es algo que se logre de un día para otro y además hay factores que escapan a la Argentina, que es lo que ha ocurrido en el mundo con la inflación de commodities y alimentos.
En un contexto de pandemia donde cambiaron las demandas relativas. Menos servicios y más alimentos ¿Qué implicó eso para Argentina? Implicó en los primeros meses del año más inflación de aquella que se proyectaba en septiembre de 2020 cuando nadie podía anticipar la evolución del precio de los alimentos. Pero lo que hoy vemos es que la inflación intermensual está bajando. Nosotros habíamos dicho que marzo iba a ser el mes de inflación mensual más alta, y lo fue. En abril fue más baja y en mayo más baja y ahora la de junio, más baja que la de mayo. Y eso es lo que esperamos que continúe en los meses próximos.
Igual es difícil cumplir con la meta…
Porque hay factores externos que no estaban presentes a la hora de realizar el presupuesto 2021. El presupuesto 2021 establece una guía para la política económica, y eso ha actuado como una guía para la política económica. Tanto en el frente fiscal, como en el monetario, como en el cambiario, como en el frente de las políticas productivas. Redefiniendo el rol del Estado, con un estado adquiriendo una mayor participación en infraestructura, en obra pública, en educación, salud, ciencia y teniendo más espacio para la reestructuración de la deuda, que reduce sustancialmente los pagos de intereses. Desde el punto de vista de la política monetaria, hoy tenemos una política que es parte de una política macroeconómica integral, no pensamos que la inflación sea un fenómeno netamente monetario, sí que tiene un componente monetario. Por lo tanto, nuestro Gobierno no tiene un programa de metas de inflación. Consideramos que la inflación es un fenómeno que requiere de un enfoque macroeconómico integral. En ese sentido el esquema para atacar la inflación sigue siendo el mismo, con diferencias en la primera parte del año en cuanto a los números proyectados, en gran medida por el escenario internacional que se presentó.
¿Le preocupa el déficit?
Hoy lo que se está llevando a cabo es una política fiscal que busca apuntar a múltiples objetivos y que requiere de un enfoque equilibrado. Por un lado, hay un rol de buscar potenciar la recuperación económica, con creación de empleo, para el cual el estado debe jugar un rol contracíclico. Es por eso que lo que se plantea es una política fiscal expansiva en términos reales. Es decir, el gasto público creciendo en términos reales, y no solo creciendo en términos reales, sino que ese crecimiento se concentra en aquellos rubros que tienen mayor impacto en la actividad económica como es el caso de la obra pública. Al mismo tiempo, es necesario que se vaya reduciendo el déficit fiscal, porque el déficit fiscal se financia de dos maneras: o con deuda o con emisión. Y de una manera u otra podemos volver a tener problemas. No queremos volver a caer en un problema de deuda insostenible y por lo tanto es necesario que el déficit fiscal se vaya reduciendo. Y también queremos fortalecer a nuestra moneda. Hace falta construir un peso más robusto, como parte del proceso de tranquilizar a la economía argentina. Tener condiciones de mayor estabilidad, mayor dinamismo productivo, y de mayor posibilidad de inclusión con generación de empleo. Para eso es fundamental que la argentina cuente con una moneda más fuerte. Y por eso es necesario ir reduciendo el déficit fiscal. Eso es lo que planteó el presupuesto 2021 y eso se está cumpliendo. Y en la primera mitad del año la reducción del déficit fue fuerte lo cual nos da más espacio para seguir sobre la base del presupuesto 2021 teniendo la capacidad de impulsar políticas económicas para la recuperación precisamente de la economía y para construir mayor capacidad productiva en el mediano plazo.
Nosotros lo que buscamos es que la Argentina no financie su déficit con deuda en dólares, también buscamos ir reduciendo el financiamiento del BCRA al Tesoro, convergiendo en una situación en la cual el crecimiento de la oferta monetaria se condice con la demanda de activos en pesos. Y lo que buscamos es tener una mayor demanda de activos en pesos. Y para lograr eso planteamos desde el día uno reconstruir el mercado de deuda en pesos como ancla para la profundización del desarrollo del mercado de capitales. Es decir, reconstruir la curva de rendimiento en pesos. Y es una de las políticas donde se vieron los mayores frutos en este año y medio de gestión. Cuando asumimos no había financiamiento en pesos, ni tampoco había margen para financiar los pesos que vencían. De cada 100 pesos que vencían solo 52 se podían refinanciar. Hoy no ocurre más eso, sino que hay financiamiento neto positivo en pesos. En el primer semestre del año, se logró financiamiento de 25% neto por encima de lo que vencía. Sobre los 100 que vencen, no solo se financian los 100, sino que además se consiguen 25 pesos extras para financiar el déficit fiscal en nuestra moneda a tasas de interés sostenibles.
¿Hay varios dólares pero se sigue mirando el blue?
Primera cuestión. La estabilidad de la brecha cambiaria es un objetivo de la política económica. La brecha cambiaria se redujo entre 70 y 90 puntos porcentuales en un período de 4 meses. Lo cual fue muy importante para contribuir al proceso de la estabilización y la recuperación económica. En segundo lugar, el tipo de cambio que realmente importa para las importaciones es el oficial y ahí nosotros tenemos una política bien definida que se viene manteniendo. Y vamos adaptando las normativas en función de la evolución que van marcando esos mercados. Y también se ve un financiamiento fuerte vía el mercado de capitales al sector privado. Creció 197 en un año. Esto significa mejores condiciones para la inversión privada y pública. Significa también que los pesos que se emiten no vayan directamente al dólar. Esto lo apoya el FMI también.
¿Qué herramientas tiene para atraer inversiones extranjeras?
Tenemos un programa de Gobierno que, aún cuando valoramos las inversiones extranjeras en la economía real, entendemos que ese por sí solo no va a ser el camino para el desarrollo de la economía de la Argentina. Es un elemento, pero hace falta una movilización de los ahorros domésticos en la inversión, privada y pública. Lo que estamos haciendo es construir situaciones de forma secuencial, factible y consistente para que haya en la Argentina un ambiente de estabilidad propicio para la inversión privada donde el Estado juega un rol fundamental resolviendo los problemas que el mercado por sí solo nunca va a poder resolver. Y hay hitos claros. Nosotros gobernamos en la escasez de dólares, generada desde 2018 a la cual se le sumó la pandemia. Resolver por un lado los compromisos de deuda para que esa deuda sea sostenible y por otro lado potenciar las exportaciones que es una condición necesaria para la estabilidad macroeconómica. Y eso también se está haciendo. Sin industria no hay presente ni futuro. También valoramos la agroindustria y la industria del conocimiento. Reducir la inflación es fundamental para las personas, para las empresas, para el estado, para la inversión.
¿Hasta cuándo seguirán el Cepo y las retenciones?
Posición por posición en cuanto a los derechos de exportación, entre el 93% y el 94% de esas posiciones tienen hoy derechos de exportación más bajos que cuando asumimos el Gobierno. Y otras como la soja tienen valores más altos. Y esto tiene que ver con una visión de contribuir a una estructura de precios relativos que esté alineada con un objetivo de agregación de valor. En cambio, el Gobierno anterior utilizó las retenciones con un fin puramente fiscal y nosotros hemos dado por tierra con eso. Los derechos de exportación se usan con un fin de desarrollo productivo. Es decir, aquello que agrega más valor a la economía debe experimentar una reducción de los derechos de exportación y eso es lo que hicimos como parte de una política tributaria integral en la cual se ha deshecho lo que fue la reforma tributaria que llevó adelante el gobierno de Juntos por el Cambio.
Una reforma tributaria que se hizo bajo la promesa de que iba a generar más incentivos a la producción y por ende generar más oferta de productos y no logró eso. Lo que logró fue debilitar al fisco y generar más desigualdad a la argentina. Y en cuanto al Cepo, a la Argentina se le hizo mucho daño con el modelo económico implementado por la administración anterior. Ese sistema terminó generando una enorme inestabilidad y escasez de dólares y capitales de corto plazo que habían entrado a la Argentina para especular con oportunidades financieras y de muy corto plazo. No hubo en la Argentina una lluvia de inversiones en la economía real como se anunció en su momento, eso nunca ocurrió. Lo que llegaron fueron capitales de portafolio de corto plazo principalmente de tipo especulativo que, así como entraron después se fueron. Y que cuando se empezaron a ir generaron una crisis cambiaria muy fuerte. Y una parte quedaron atrapados por los controles de capitales que adoptó la administración anterior.
¿Qué pretende el Gobierno?
Qué queremos tener nosotros: un sistema que facilite las condiciones para las inversiones en la economía real y que desaliente los movimientos de capitales de corto plazo que generen inestabilidad cambiaria y por lo tanto de precios.
Hay que resolver los problemas que generó la administración anterior con un criterio de progresividad para que no los paguen los más vulnerables. Es muy importante que el FMI no cobre los sobrecargos, es importante que los acreedores privados hayan aceptado la reestructuración. Es importante que todos pongan algo. Así como también fue muy importante el aporte solidario en un contexto de pandemia, que le permita a la Argentina tener la posibilidad de financiar políticas públicas para proteger a los sectores más vulnerables y para proyectar una Argentina con mayor dinamismo en el futuro. Y por lo tanto, un país que pueda crecer incluyendo y al mismo tiempo poder enfrentar sus compromisos en el mundo.
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