La moderación y el teorema de Baglini, signos que marcan los tiempos difíciles
El teorema que inspiró el fallecido diputado radical por Mendoza Raúl Baglini siempre asoma cuando los tiempos pintan difíciles. Las posiciones de responsabilidad que asume la oposición son directamente proporcionales a sus posibilidades de acceder al poder. El enunciado nació en tiempos de Raúl Alfonsín, cuando el peronismo renovador entendía que defender a la democracia no era lo mismo que defender a un gobierno, jaqueado en esa época por las presiones militares y la economía.
Baglini lo expuso en una sesión destinada a discutir la pesada carga de intereses que tuvo que afrontar el radicalismo. «La ligereza de las posturas sobre la deuda externa es inversamente proporcional a las posibilidades de acceso al gobierno de un partido político determinado. Es decir que a menor posibilidad electoral de ser gobierno, más ligereza en el planteamiento», sostuvo.
Si se aplicara el teorema de Baglini sobre el comportamiento que mostraron oficialismo y oposición en la sesión de la Cámara baja destinada a convalidar el acuerdo con el FMI, las conclusiones serían más que llamativas.
El núcleo más duro, compuesto por la izquierda y buena parte de los legisladores kirchneristas, rechazó el entendimiento. Está claro que no tienen responsabilidad de gobierno (aunque los segundos integran la coalición oficialista), y por eso subestiman la enorme complicación que representaría un default con el organismo.
Lo curioso es que el mismo argumento sea aplicable a diputados de centroderecha como Ricardo López Murphy, José Luis Espert y Javier Milei, grupo que en realidad impugnó las políticas comprometidas por Martín Guzmán. Cada uno tuvo sus razones para configurar su decisión, pero a la hora del conteo final, los asteriscos no cuentan. O sea, en ambos casos votar en contra fue votar a favor del default.
Hubo un importante sector de la oposición, impulsado por aquellos referentes que tienen responsabilidad de gobierno (gobernadores como Gerardo Morales y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta) que saben lo que representa gestionar sin acceso al crédito. Entienden que financiarse con el Banco Central es garantizarse más inflación, y que si no hay otra fuente de pesos, la única vía es subirle los impuestos a una sociedad que hizo más ajuste que el Estado y que tiene sus bolsillos exhaustos.
Las divisiones internas del Frente de Todos hicieron que esta iniciativa tuviera, en Diputados, más apoyos de la oposición que del oficialismo. Algo similar sucederá en el Senado. Puede ser el primer paso para conformar una nueva mayoría, que por ahora solo promete expresarse de manera táctica en el Congreso.
Si Alberto Fernández quiere galvanizar este escenario, debe tomar decisiones sensibles. Tiene un dato a su favor: en las crisis, los moderados siempre quedan del mismo lado.
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