CPCE Santa Fé II @CPCESantaFeII: Inclusión en el mercado laboral: acciones tendientes a la inserción laboral de las personas

Inclusión en el mercado laboral: acciones tendientes a la inserción laboral de las personas

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Dra. CP Ana María Fiol

Presidenta de la Comisión Género y Diversidad

Es necesario comprender el tema de género y desigualdad, no porque queremos generar polémica sino porque queremos esclarecer la desigualdad existente hoy entre mujeres y varones, porque si achicamos diferencias agrandamos democracia, igualdad y solidaridad.

Naciones Unidas, ONU:

Se centra en 5 prioridades

  1. Aumentar el liderazgo y la participación de las mujeres
  2. Poner fin a la violencia contra las mujeres
  3. Implicar a las mujeres en todos los aspectos de procesos de paz y seguridad
  4. Mejorar el empoderamiento económico de las mujeres
  5. Hacer de la igualdad de género un aspecto central en la planificación y la elaboración de presupuestos nacionales para el desarrollo. Las mujeres sufren violencia y discriminación en todas partes del mundo. Ningún país puede pretender que ha alcanzado la igualdad de género.

La OMS considera que hombre y mujer son categorías de sexo, mientras que masculino y femenino son categorías de género.

Identidad de género es el concepto que se tiene de uno mismo como ser sexual y de los sentimientos que esto conlleva, cómo vivimos nuestro cuerpo y cómo lo llevamos al ámbito público, es decir con el resto de las personas.

Creer que es posible y trabajar por el empoderamiento de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Las mujeres contribuyen de manera muy significativa a las economías ya sea en empresas, granjas, como emprendedoras o empleadas o trabajando como cuidadoras domésticas no remuneradas.

El último censo nos dio estos resultados:

Las mujeres representan el 64% de la población de menores ingresos. Las mujeres ganan en promedio un 27,9% menos que los varones. El 75,9% es el número de trabajadores informales en el sector de servicio doméstico. Las tasas de desocupación mujeres un 7.8% y varones un 6,1%. Las mujeres son más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.

Solo el 15% de los puestos gerenciales tienen las mujeres. Mientras que el 85% está a cargo de hombres. Ganan 28% menos que los varones y dedican el 75% de su tiempo a tareas de cuidado.

Las mujeres latinoamericanas tienen el 75% de su tiempo dedicado a las tareas de cuidado (como criar hijos, cuidar padres, limpiar y cocinar). Los hombres dedican la mitad del tiempo a esa tarea.

El cuidado es un trabajo que está muy desvalorizado. Entre las personas ocupadas en puestos no calificados por cada 100 pesos que gana en promedio un varón, una mujer gana 61. Si vemos las licencias por paternidad son 2 días. Hoy se está discutiendo este tema en el Congreso Nacional. Ojalá se pueda avanzar.

El Techo de Cristal es el conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que dificulta a las mujeres tener acceso a los puestos de alta dirección. Su carácter de universalidad es el resultado de la ausencia de leyes y códigos visibles que imponen a las mujeres semejante limitación, es una metáfora que designa un tope para la realización de la mujer en la vida pública.

Marilyn Loden acuñó la frase hace casi 40 años, se originó en un discurso de ella en 1978 y que hizo historia. Se cansó de escuchar decir a las mujeres que su imagen negativa sobre ellas mismas impedía avanzar en el trabajo. Cuando llegó su turno de hablar no estuvo de acuerdo y en su lugar describió otra barrera invisible además del espejo. Eso es el techo de cristal y ahí nació el término.

En Argentina se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando.

Para evitar los techos de cristal además de luchar contra los sesgos de género, hay que acabar con la desigualdad salarial, la brecha en la participación en la población activa y el desempleo femenino, hacer políticas de trabajo flexible, repartir equitativamente el trabajo de cuidados.

Una barrera invisible impuesta por empresas y empleadores que impiden que las mujeres avancen en su carrera hasta lograr cargos de poder. Las empresas que tienen mayor igualdad de género gozan de niveles más alto de crecimiento y mejor desempeño personales involucrando activamente a los hombres.

Solo ocupan el 32% del empleo privado, cifra que no se mueve desde hace 20 años. Sólo tres de cada diez mujeres ocupan un puesto directivo en organismos de ciencias y tecnología.

En   carreras   universitarias   en   ciencias humanísticas, 73% del total de alumnos son mujeres   y son minoría en carreras como física e ingeniería, ocupan el 31%.

Las organizaciones deben tener coherencia institucional en todo lo que hacen. Tienen que asegurarse que las mujeres lleguen a espacios de decisión y tienen que asegurar que los espacios laborales sean libres de violencia.

Deben tener en cuenta a lideres que posean la agenda de género y diversidad, porque si no existe esto las mujeres no participan. Se van.

Hay que subir a los varones a esta lucha. Hay muchos que entienden y se suman. Hay que trabajar con ellos.

Por todas estas razones, es que debemos participar y nuestras instituciones son el primer paso para ello. Debemos fortalecerlas y ensanchar la democracia que existen en las mismas.

Por eso se creó la Comisión de Género y Diversidad en el seno de la Federación Argentina de Consejo Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE) para incorporar a más mujeres en los organismos de la federación. Hay muchas mujeres en la conducción de los consejos y colegios. Ya no es una rareza ver las mujeres allí.

Argentina necesita avanzar en más democracias, en todos los niveles, político, económico, social   e   institucional.   Sin participación de cada uno de nosotros no se puede avanzar.

Los problemas que existen y que tenemos también los profesionales deben ser abordados desde las miradas diferentes, buscando las coincidencias.

No hay una varita mágica de arriba para abajo, debemos participar y nuestra participación como mujeres es fundamental.

Por ello es necesario que ocupemos los lugares. Para ello les dejo un dicho: “Cuando una mujer entra a la política cambia la mujer. Cuando muchas mujeres entran cambia la política”.

Es necesario tener políticas públicas y privadas de inclusión. Sin ellas es imposible modificar la marcha de nuestro país. Por más democracia participativa y solidaridad.

[1] Trabajo presentado en las XXI Jornadas Nacionales Tributarias, Previsionales, Laborales y Agropecuarias.

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