De Loredo evita hablar de 2025 y Juez sostiene la centralidad asociado a Milei
La llamada “fórmula del fernét” se constituyó sobre la base de los triunfos legislativas de 2021, pero recién quedó establecida como tal antes de las derrotas ejecutivas de 2023. Desde allí, Rodrigo de Loredo y Luis Juez mantienen una sociedad que siempre es mirada con atención por el oficialismo provincial.
Más allá de la estabilidad de la relación política y personal del diputado y del senador –que se mantiene no sin diferencias y matices–, el principal sostén político de esa sociedad electoral que aún perdura tiene un soporte fundamental que constituye la principal fortaleza opositora: el interbloque de 33 miembros donde conviven el radicalismo, el juecismo y el PRO.
Ese espacio vivió momentos de zozobra y de fragilidad desde el mismo momento en que Martín Llaryora tomó el poder provincial, pero hasta ahora se mantiene en pie y abroquelado. El oficialismo mostró limitaciones para avanzar en la ampliación del partido cordobés, la herramienta con la que Llaryora planea resetear el sistema político provincial para apuntalar su proyección nacional.
Influyó en esa construcción la agenda legislativa que impulsó con aval de Llaryora el exgobernador Juan Schiaretti antes de dejar el poder. Los cambios realizados por el oficialismo a la ley que regula los límites de actuación del Tribunal de Cuentas (desde el 10 de diciembre en control del juecismo) funcionaron como aglutinador para la oposición.
Tanto Juez como De Loredo se jactan del logro político de mantener unidos a los 33 integrantes del principal arco opositor.
De Loredo
El diputado jefe de la bancada radical en la Cámara Baja dice que no piensa en el 2025, año en que vence su mandato en el Congreso. Pero no hay dirigente entre los partidos que integran todavía en Córdoba Juntos por el Cambio que no piense que el dos veces candidato a intendente por la Capital buscará renovar su banca en octubre del año próximo.
Muchos escenarios quedan por revelarse de aquí a esa fecha. Hay una interna provincial de la UCR con fecha para el 8 de septiembre. Esos acontecimientos siempre son movilizadores entre los boinas blancas. El riotercerense Marcos Ferrer parecía bien encaminado hasta antes de la postergación de la interna. Su vínculo con De Loredo sigue sólido, dicen desde ambas orillas.
En la UCR, hay mucho por resolver hacia adelante. Ramón Mestre busca resurgir y jugará sus fichas en esa puja de septiembre, que tendrá la elección municipal de Río Cuarto como antesala. Mario Negri es otra figura siempre influyente que buscará tallar, como lo hace hoy, en la nueva conducción radical.
En el plano nacional, además, De Loredo debe atravesar un complejo escenario interno en el bloque que conduce. El cordobés salió con varios rayones de la discusión que representó la frustada “ley bases”. En el mes de abril tendrá revancha. Debe lidiar con una bancada que se reparte entre las presiones de los gobernadores –la mayoría amigables con Milei– y una conducción partidaria nacional opositora al libertario que encabeza el senador Martín Lousteau en cortocircuito desde hace algunos semanas con el cordobés.
Aunque De Loredo insista con que aún es muy pronto para imaginar qué hará en 2025, asoma difícil que al año próximo no lo utilice como plataforma para lo que pasará dos años después. No son pocos los que creen que el radical buscará estampar su apellido en alguno de los nueve casilleros disponibles para la renovación cordobesa en Diputados.
Juez
Al líder del Frente Cívico, el reloj de arena no le corre a la misma velocidad que a su socio radical. Cuando a De Loredo le venza el mandato, a Juez le quedarán todavía dos años de acción en el Senado.
Algunos dirigentes juecistas buscaron instalar semanas atrás la hipótesis “Juez 2027″. La propuesta, al margen de chocar de frente con el cambio de época que vive la política forzado por Milei y su rechazo a la “casta” y a la vieja política, carece de toda lógica política. “Si Luis llegara tomar esa decisión, cosa que no creemos, determinaría el final de la sociedad con Rodrigo”, dice un deloredista que razona como la mayoría en el partido. Los peronistas también creen lo mismo, aunque en su caso sólo se sentarían a presenciar el espectáculo de autodestrucción.
Juez se mantiene expectante en un rol en el Senado en el que se siente cómodo. Desde el año pasado, su relación con el expresidente Mauricio Macri fluye. Fue el ahora presidente del PRO quien le pidió que tome las riendas de la bancada “amarilla” en el Senado. Además, Juez ha construido un estrecho vínculo con la vicepresidenta Victoria Villarruel. También sumó contactos valiosos con el mundo judicial desde que recuperó su butaca en el Consejo de la Magistratura.
El oficialismo libertario lo cuenta como propio y como un puntal en la Cámara Baja, donde Milei está en amplia desventaja. El ministro del Interior, Guillermo Francos, dijo días atrás que el líder del Frente Cívico era una figura apetecible para la expansión libertaria en Córdoba. La invitación quedó sobre la mesa, aunque Juez sabe que esa construcción depende directamente de Karina Milei, que dio cuento de cuánto le importa la provincia al viajar hace 10 días para bajar línea e intentar ordenar la tropa mediterránea de las fuerzas del cielo.
Juez seguirá activo. Su juego, ya lo insinuó hace algunos meses, es volver a apostar por la gobernación en 2027.
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