Paraguay: el Partido Colorado arriesga 70 años de hegemonía en el poder
Este domingo, paraguayas y paraguayos tienen una cita cívica con las urnas para elegir de manera democrática, mediante el voto secreto, universal y obligatorio, a quienes conducirán los destinos del país sudamericano –de poco más de 7,3 millones de habitantes–, durante los próximos cinco años.
La oficialista Asociación Nacional Republicana (ANR-Partido Colorado) postula como candidato a presidente al joven economista Santiago Peña (44) acompañado en la fórmula para el Ejecutivo por el empresario y político Pedro Alliana (49).
La Concertación Para un Nuevo Paraguay aparece como la principal alternativa opositora con capacidad electoral para desplazar del poder al potente Partido Colorado. Esta fuerza conservadora gobierna el país desde 1947 –incluso como sostén político del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989)-, con excepción de un breve período de rasgos progresistas liderado por el obispo Fernando Lugo en 2008 quien fue destituido de manera anticipada en 2012 mediante juicio político.
Esta joven coalición –formada en 2022- lleva como candidatos a los cargos más encumbrados al abogado, catedrático y exparlamentario nacional Efraín Alegre Sasiain (60) y a Soledad Núñez (40), ingeniera civil y exsecretaria Nacional de la Vivienda y el Hábitat de la república guaraní durante el gobierno de Lugo.
¿Será la vencida?
Alegre quiere que su tercera disputa por la máxima magistratura política de Paraguay sea la vencida.
Se postuló por primera vez en 2013 y reincidió en 2018. En esta oportunidad terminó segundó a sólo tres puntos del actual presidente Mario Abdo Benítez de quien pretende recibir los atributos del mando el 15 de agosto próximo y detentarlos hasta igual fecha de 2028.
Abdo Benítez deja como legado de su mandato una economía que toleró los altibajos de la pandemia, proyectos de infraestructura para modernizar el país y al Partido Colorado dividido y golpeado por denuncias de corrupción que involucraron a su vicepresidente Hugo Velásquez y a fuertes empresarios con relaciones estrechas con el poderoso líder colorado, principal financista del oficialismo y expresidente de la república Horacio Cartes, también comprometidos en denuncias por corrupción y vínculos con el terrorismo internacional promovidas por Estados Unidos.
Pelotón de candidaturas
Además de ANR y de la Concertación, otras 11 listas competirán en los comicios generales de este domingo en los que también se elegirán, de manera directa, 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores y 17 juntas departamentales.
Del pelotón de contendientes, el ultraderechista y levantisco Paraguayo Cubas Colomés (61), candidato a presidente por el Partido Cruzada Nacional, aparece en el escenario de la compulsa democrática como potencial receptor del apoyo mayoritario de los desencantados con la “casta política” guaraní que se concentra –según las investigaciones demoscópicas- en la franja de electores comprendida entre los 18 y los 25 años.
Este abogado y político nació en Washington DC, el 8 de enero de 1962. Conocido como “Payo”, se desempeñó como senador nacional de 2018 a 2019, cuando fue suspendido por arrebatos violentos y altercados físicos con colegas de la Cámara Alta.
Otro candidato a inquilino del Palacio de López ajeno a las élites partidarias tradicionales es José Luis Chilavert (55). El postulante del Partido de la Juventud es conocido por ser el segundo arquero de fútbol profesional más goleador de todos los tiempos. En el campo profesional, defendió el arco de San Lorenzo de Almagro y Vélez Sarsfield, de Argentina. También actuó en las ligas mayores de España, Francia y de su país donde integró durante años el seleccionado nacional.
Los sondeos de intención de votos casi ni lo registran.
Escenario singular
En Paraguay –uno de los dos países sudamericanos sin salida al mar– conviven una economía estable con altos niveles de pobreza y corrupción. Como se destaca en párrafos anteriores, ha sido prácticamente inmune a la alternancia política y a fenómenos sociales que sacudieron a la región en las últimas décadas, como el feminismo.
Pero el malestar social por las deficiencias en la salud y la educación -acentuadas durante la pandemia de Covid-19-, la corrupción endémica expuesta al mundo y la inseguridad ligada a la narco-criminalidad podrían impulsar esta vez un cambio político.
Diego Abete Brun, profesor de ciencias políticas y director de estudios Latinoamericanos y Hemisféricos de la Universidad George Washington (Estados Unidos), sostiene que el actual “es un proceso electoral muy singular”, toda vez que “hay dos proyectos en pugna: uno de continuar con un sistema de 70 años de hegemonía y el otro proyecto de concertación, un experimento político inédito en Paraguay”.
El país sudamericano ostenta estabilidad económica, una moneda -el guaraní- de las más antiguas de América Latina y una inflación acumulada en el año en curso de 2,1 por ciento, que contrasta con el 21,7 por ciento de su vecino Argentina en el mismo período.
En contrapartida, siete de cada 10 trabajadores son informales, mientras la pobreza afecta a 24,7 por ciento de sus habitantes, según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística. Dentro de este universo, 5,6 por ciento (414 mil personas) son indigentes, el número más alto desde 2016.
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