microjuris @microjurisar: #Actualidad Hernán Cortés y Thomas Jefferson, dos visiones contrapuestas sobre hijos ilegítimos

#Actualidad Hernán Cortés y Thomas Jefferson, dos visiones contrapuestas sobre hijos ilegítimos

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La historia es una ramera caprichosa que besa a unos y escupe a otros, y los hijos ilegítimos de los poderosos han sido siempre un buen termómetro para medir hasta dónde llegaba la hipocresía de cada época.

Mientras algunos fueron tratados como príncipes, otros se quedaron en el rincón oscuro del desprecio.

Hernán Cortés, el hombre que quemó sus naves para conquistar el imperio méxica aliado con las fuerzas locales, y Thomas Jefferson, el ilustre demócrata que redactó la Declaración de Independencia con una pluma en la mano y un látigo en la otra –y que se convirtió en el segundo presidente de los Estados Unidos–, ofrecen un contraste fascinante sobre dos formas de ver la bastardía en la historia.

La del imperio español y católico, que permitía el mestizaje, por su historia y sus principios políticos morales, éticos y religiosos, y la de la pujante nueva república estadounidense protestante, donde imperaban reyes raciales que prohibían ese mismo mestizaje para preservar la pureza de la raza blanca y que se tradujo en una legislación que prohibía el matrimonio y las relaciones entre blancos y no blancos (afroamericanos, nativos americanos, asiáticos,…).

Un dato sobre el que el conocido hispanista argentino, Marcelo Gullo Omodeo, llamó la atención recientemente como un nuevo indicio de la falsedad de la Leyenda Negra española.

Hernán Cortes tuvo un hijo, Martín, con Malinche, al que reconoció

Hernán Cortés, que había llegado a México con la arrogancia de quien sabe que la historia se escribirá con su nombre, no tuvo empacho en sembrar su linaje con la misma intensidad con la que doblegó al emperador Moctezuma.

Cuando el conquistador desembarcó en la isla de Cozumel y luego en la península del Yucatán ya estaba casado con Catalina Juárez Marcaida, a la que se unió antes de partir a la conquista de lo que después fue el Virreinato de Nueva España y más tarde México.

La mujer se unió a su esposo en 1522, tras la conquista de Tenochtitlan, un año antes. Pero su estancia fue breve, pues murió ese mismo año en Coyoacán.

Cortés, por aquel tiempo, mantenía una relación con Malintzin o Malinche –o doña Marina, como fue bautizada en 1519 cuando les fue entregada como esclava, al comienzo de la campaña–.

A Malinche la posteridad del siglo XIX –recién nacido el México independiente– le colgó la etiqueta de «traidora» a «su propio pueblo». Un pueblo que, previamente, la había reducido precisamente a esa esclavitud. «Traidora» por haber hecho posible el éxito de Cortés, que siempre cuidó de ella y le dio la importancia que los suyos que le habían negado.

Desde que Malinche fue entregada a los españoles como un presente, por su inteligencia se convirtió en la intérprete y consejera de Cortés. Ella le abrió la comprensión del universo méxica. Su vínculo fue estratégico y personal.

De esa relación nació Martín Cortés Malintzin, uno de los primeros mestizos de la Nueva España, en 1523.

Jamás se casaron, es cierto. Es más Cortés, tras la consolidación del dominio español en la Nueva España, la casó con el capitán Juan Jaramillo, alejándola de su círculo cercano y dando por acabada su relación con ella.

Sin embargo, Cortés no renegó de su hijo. Al contrario, no solo lo reconoció sino que lo envió a España. En la Corte del emperador Carlos V, primero, y de Felipe II, después, recibió una educación privilegiada.

Se crió junto con otros jóvenes nobles y recibió el mismo entrenamiento militar y cultural que la élite de su época. De hecho, llegó a ser caballero de la Orden de Santiago y participó en varias campañas militares al servicio de la corona española.

En el imperio español no había problema con la piel. Desde las Leyes de Burgos (1512-1513), se estableció que los indígenas eran vasallos libres de la Corona y, por lo tanto, no podían ser esclavizados. La Nueva Ley de Indias (1542), promovida por el emperador Carlos V, prohibió la esclavitud de los indígenas, salvo en casos de guerra justa.

Hernán Cortés tuvo un total de cinco hijos ilegítimos que fueron legitimados en 1529 mediante una bula papal de Clemente VIII. En total, tuvo once hijos con seis mujeres diferentes, de los cuales seis fueron legítimos y cinco ilegítimos.

Jefferson: el apóstol de la libertad y el carcelero de su propia sangre

Thomas Jefferson era un señor del estado de Virginia, con modales refinados y una prosa impecable, que se llenaba la boca hablando de libertad mientras sus esclavos cosechaban tabaco en su finca de Monticello.

Estamos hablando de un periodo entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX. Es decir, más de 250 años después del tiempo en el que vivió Hernán Cortés.

Entre ellos estaba Sally Hemings, una mujer con la que tuvo al menos seis hijos. Pero en este caso no hubo reconocimientos ni generosidad cortesiana.

Jefferson, el campeón de los derechos humanos en los papeles, prefirió ignorar a su descendencia mestiza, como si el silencio pudiera borrar lo que el ADN dejaba claro.

Sally Hemings nació alrededor de 1773 como hija de Betty Hemings, una esclava, y John Wayles, un plantador. Esto la convirtió en media hermana de Martha Wayles Skelton, la esposa de Jefferson.

Tras la muerte de Martha en 1782, Sally vivió en Monticello, la plantación de Jefferson, donde él se convirtió en su propietario.

Cosas de la endogamia sureña, donde el amo podía acostarse con la esclava que era, a la vez, hermana de su difunta esposa sin que nadie se escandalizara demasiado.

Cuando Jefferson fue nombrado embajador en París, Hemings acompañó a Mary (Polly), una de las hijas del político. Tenía 14 años y él 33. Durante aquel periodo (1785-1789) se iniciaron sus relaciones.

Y se mantuvieron hasta su muerte, en 1826, incluyendo su periodo en la Presidencia de los Estados Unidos –fue su segundo presidente– desde 1801 hasta 1809.

Sally Hemings llegó a tener 6 hijos de Jefferson, de los que 4 llegaron a la edad adulta. De estos, dos eran varonesMadison Eston Hemings. Además, tuvieron dos hijasHarriet y Beverly, quienes también fueron parte de esta familia. Jamás en vida fueron liberados –o manumitidos, como se denominaba en la antigua Roma–. En su testamento, Jefferson manumitó a los dos varones.

Pero no por una chispa tardía de conciencia, sino porque ya no había necesidad de ocultar el escándalo.

El ilustre prócer de la democracia no dejó en su testamento un solo reconocimiento a su progenie mestiza.

Solo en 1998, un análisis de ADN confirmó lo que era un secreto a voces: Jefferson no solo escribió la Declaración de Independencia, también tuvo tiempo para escribir en la piel de Sally Hemings la historia más vieja del mundo. La del amo que posee a su esclava y, cuando ya no puede negarlo, se encoge de hombros y sigue con su vida.

En la España del Siglo de Oro, por el contrario, el mestizaje podía ser un pasaporte a la nobleza si el apellido correcto lo respaldaba.

Dos visiones contrapuestas que suelen pasar desapercibidas.

Hernán Cortés, con todo su cinismo, tuvo la decencia de no abandonar a los suyos. Thomas Jefferson, en cambio, prefirió la mentira cómoda y la esclavitud de su propia sangre antes que enfrentarse a la verdad.

Al final, lo que diferencia a los hombres no es la cantidad de bastardos que engendran, sino la manera en que los asumen. Y en ese sentido, la historia de ambos es una lección sobre cómo el poder se mide tanto en acciones como en omisiones. Cortés, al menos, miró a los ojos a sus hijos.

Jefferson, con todo su intelecto, se escondió tras su propia cobardía.

Fuente: https://confilegal.com/20250222-hernan-cortes-y-thomas-jefferson-dos-visiones-contrapuestas-sobre-hijos-ilegitimos/

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