Zapada enorme y cumbia en tierra de cuarteto: así fue la noche de Un Poco de Ruido en Córdoba
Es probable que nadie permanezca ajeno al fenómeno de Un Poco de Ruido. El proyecto liderado por Pinky, Damo y DJ Pipo trascendió lo viral para convertirse en un verdadero suceso cultural.
Las canciones nacidas de sus zapadas ya son parte esencial de cada juntada, previa e incluso de las playlists en los boliches. Lo más destacable es cómo este movimiento ha revitalizado la popularidad de muchos artistas que, hasta hace poco, no contaban con tanta repercusión.
Más allá del trabajo propio (en el que están involucradas más personas que ellos tres), el ciclo es una especie de “varita mágica” que todo lo que toca lo eleva y lo potencia.
Un claro ejemplo fue la zapada del pasado jueves en la Plaza de la Música. Más de 5.000 personas se reunieron en pleno día de semana para disfrutar de una noche de pura cumbia con destellos de cuarteto, culminando en un cierre lleno de baile y energía.
La gran zapada
Pasadas las 21.30, los tres artistas subieron al escenario del recinto ubicado en Costanera esquina Mendoza. Con la buena onda como bandera, Pinky, Pipo y Damo saludaron efusivamente al público, que los había esperado pacientemente desde temprano. Curiosamente, a esa hora, el salón apenas alcanzaba un cuarto de su capacidad, pero con el transcurso de la noche, terminó completamente lleno.
Un detalle destacado fue la eficacia del equipo de marketing. En el centro del lugar, un stand dedicado a la venta de los característicos vasos de Un Poco de Ruido tuvo un notable éxito. Cuando los tres tomaron sus primeros tragos, decenas de copas se alzaron en señal de saludo, todas llenas de fernet o vino con gaseosa.
Con Pipo en las bandejas, sonaron varios clásicos de la cumbia, pero el momento más celebrado fue La Pollera Colorada de Jimmy y su Combo Negro. En la introducción, Pipo explicó que fue con esa canción que nació el famoso “Oaa”, sello distintivo del proyecto cada vez que inicia un tema.
El primer invitado de la noche fue El Villano, quien recibió una gran ovación y puso a bailar al público con un repertorio de cumbias enérgicas. Cerró su participación con Yo soy tu maestro y Amor de chat, encendiendo aún más el ambiente.
Luego fue el turno de Valentina Márquez, quien agradeció la invitación de último momento y subió al escenario luciendo su panza de embarazo. Los anfitriones, visiblemente emocionados, celebraron la llegada del futuro “heredero”, con raíces cuarteteras. Además, expresaron su admiración por los Márquez, en especial por Lisandro.
El escenario estaba cuidadosamente dispuesto: una cabina de DJ para Pipo, otra con teclado y pistas para Pinky, y detrás un teclado adicional junto a un espacio para el bajista. Un micrófono adicional esperaba a los acordeonistas, quienes se unían como invitados ocasionales.
Entre estos invitados se destacó el compañero de Valentina Márquez. Juntos interpretaron algunos clásicos del cuarteto, incluyendo No hables, Así no te amará jamás, Si esta casa hablara y Herida, que el público recibió con gran entusiasmo.
La fiesta de Q’ Lokura
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la aparición de Q’ Lokura, alrededor de las 22.30. Nico Sattler y Chino Herrera invitaron a los tres anfitriones a colocarse al frente del escenario, donde juntos interpretaron Mil preguntas. Al finalizar el hit, los líderes de la banda sorprendieron al devolver el gesto a los streamers.
“Así como ustedes nos invitaron aquí, queremos invitarlos a que abran nuestro baile en el Kempes”, dijo Herrera, provocando una ovación inmediata del público.
Tras esta emocionante sorpresa, la noche continuó con clásicos como Lloverá, La última granada y Tu foto.
Uno de los momentos más memorables llegó cuando recrearon una escena icónica de su programa: todos se reunieron alrededor de Valentín Visconti, quien con su acordeón deslumbró al público. Su magia musical arrancó una oleada de aplausos que hizo vibrar la Plaza de la Música.
Cumbia base
Como se mencionó arriba, la disposición musical fue de zapada. Los músicos -con Pinky a la cabeza- ajustaban los detalles en el momento y los temas iban saliendo gestos y señas que recibían los cantantes.
Por otro lado, en el poco tiempo que pasaba de artista en artista, tanto Damo como Pipo se encargaban de hablar con la gente y en varias oportunidades bajaron a saludar, chocar copas, brindar y también compartir algún que otro trago. Este es el otro detalle del fenómeno: están a cargo de un tanque pero siguen siendo fanáticos de lo que hacen.
Tras un pequeño set de Pipo, con canciones que fueron sonando a lo largo de este primer año de existencia y de sus más de 50 zapadas, llegó el turno de dos artistas que el ciclo revitalizó también.
El Judas ensambló algunas de sus canciones y cerró con clásicos del rock nacional en versión cumbia (Siguiendo la luna y Mil horas), su broche fue Corazón partío con una gran interpretación casi improvisada, pero bien lograda.
Pegado a él, subió Junior, un referente de la cumbia base. Este cantó varios clásicos de y toda la Plaza gritó “Oaa” cuando sonaron los primeros acordes de En este mundo, Vienes y te vas y Una calle me separa.
Cierre de lujo
Pasada la medianoche, con varias horas de música por delante, la gente seguía entrando a una Plaza de la música colmada. Santi Cairo, Cachumba y Uriel lozano se encontraron con una fiesta que Pinky, Damo y Pipo realizaron de manera magistral. El éxito también está en ser respetuosos y celebrar la obra de los colegas.
Si bien Cachumba fue el más esperado por el público cordobés, Uriel Lozano hizo vibrar a todos con su característica voz y todos los clásicos del grupo Trinidad.
Un poco de ruido tendrá su paso por el Kempes junto a Q’ Lokura en diciembre, pero también dejó las bases para regresar y volver a reencontrarse con un público que seguirá creciendo así como sus millonarias reproducciones en las plataformas digitales.
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