Wanda Jael, una artista múltiple sin miedo al éxito: Vivo para la interacción con el público
La multifacética artista Wanda Leiguarda, hoy Wanda Jael, presentó su primera canción en noviembre del año pasado. Desde entonces, ha puesto todos los cañones apuntando hacia una sola dirección: la edición de su primer disco, El presagio de la diosa, y su respectiva presentación en vivo.
Lo que en cualquier otro caso hubiera sucedido en una sala pequeña o en un evento modesto, será diferente para esta cordobesa de 24 años que no puede definirse exclusivamente como música, poeta o performer, pero que toma un poco de cada uno de esos universos para crear el suyo propio.
El próximo jueves, en Club Paraguay, Wanda cerrará una primera etapa en este plan maestro que es su crecimiento a base de experiencias artísticas multiformato. Allí, junto a Juan Cruz Caos y Lucila Liva, concretará un show que promete más de 30 intérpretes en escena (“Somos más o menos 60 personas trabajando”, aclarará ella luego).
“Tengo la intuición más afilada que los dientes” , dice uno de los estribillos de su primer disco. Y algo de eso hay en una artista que elige dar un salto al vacío mayúsculo en el que es su primer show protagónico. Después de haberse presentado en algunas fiestas, como telonera Juana Rozas o en el festival Cultura Itinerante, ahora intentará concretar un hito de los grandes.
“El método que uso de ser tan explosiva con lo que hago a mí por lo menos me funciona”, argumenta sobre una búsqueda de impacto que se plasma tanto en la música como en la promoción a través de sus redes sociales.
“Yo ya sabía que este año iba a sacar el disco, fui yo con la propuesta a las chicas del GRL PWR y les dije: ‘Si ustedes quieren acompañarnos a producir esto, nosotras somos cinco pibas, y lo quiero hacer’. Y ellas confiaron también en que les dije que lo iba a llenar”, revela entre risas.
Letra y música
“Yo no me animaba a hacer música”, dice en diálogo con La Voz la protagonista de esta historia, que regresa en el tiempo personal para buscar sus primeros chispazos musicales. En 2020, con sólo 19 años, publicó su primer libro, Cría-17 poemas para leer con música clásica.
“Ahí volcaba muchas letras, muchos poemas. Y un poco se empezó a gestar ahí la idea de hacer música”, admite hoy. “La intención siempre estuvo ahí, ya el título te ponía en contexto de que se tenía que leer con música. Era un libro con una propuesta más transversal. No era sólo leer un libro: era la transversalidad de leerlo con música, como una consigna”, recuerda.
“Pasaron los años, me fui animando a hacer covers de tango, de salsa, de jazz. Y en un momento, por un canje de un laburo de coacheo con una artista, grabé Amuleto con un productor. Cuando terminamos la canción, dije ‘ojo acá’. Ahí comenzó la idea de hacer un disco conceptual atravesado con una historia”, recrea en relación con El presagio de la diosa, lanzado a finales de julio.
“Yo vengo más del palo del teatro, de la danza. Me encanta la música, siempre me gustó, pero soy mucho mejor escribiendo. Entonces era un camino más nuevo incursionar en la música. Pero siempre lo atravieso y lo atravesé de esa manera más transversal, abarcando muchas áreas artísticas que a mí me completan y disfruto mucho”, resume.
Eso queda de manifiesto cuando la propia Wanda tiene que explicar de qué va este primer álbum, una suerte de estampida de hyperpop electrotelúrico que sorprende al oyente promedio. Cuando se la escucha, pueden aparecer referencias contemporáneas que aportan contexto de época, pero también se percibe algo inmediato que toma forma de contundencia: hagan lugar que llegó Wanda Jael.
Niña salvaje
“El disco está hecho con distintos productores que yo elegí: Franco Di Pietro, Juan Ignacio Gronda, Durlok y Matía Chemino. Todas las canciones están atravesadas por mi esencia, creo que ese es el hilo conductor”, dice la cantante, obligada a repasar la arquitectura organizativa detrás su primer álbum. “Todo el mundo sonoro del disco viene acompañando del mundo visual y del mundo conceptual”, señala, y se larga a contar.
“Yo primero lo que hice fue escribir la historia de Wanda Jael. Me centré en la etimología de mis nombres, que tienen una historia muy fuerte. Dije: ‘¿Qué tengo en común yo con estos dos nombres?’. Y se ve que tengo muchas cosas en común”, introduce.
“Wanda significa la defensora de los vándalos y Jael significa guerrera de Dios o libre como cabra montesa. Basándome en eso, yo construyo esta historia que tiene personajes y un proceso muy largo. El universo de Wanda Jael con los vándalos, que son el pueblo; con el Enemigo, que surge de la historia del nombre de Jael, pero que para mí es la mentira, la traición, un conjunto de acciones que conforman toda la antítesis de lo que soy yo”, explica.
“Sobre la base de esta esta historia que construimos con mi compañera Muli, decidimos bajarlo a un oráculo. La idea era que la gente pudiera entender que era una historia lineal, que se está contando como si estuvieras leyendo un libro”, precisa.
“Literalmente, cada canción es una carta del oráculo. Ahí fue cuando yo me embarco en la busca sonora de cada una”, recapitula la artista, que escribió el guion antes de pensar cómo iba a musicalizar cada escena.
“La hija de la curandera y Bruta, por ejemplo, yo sabía exactamente cómo iban a sonar”, dice respecto de una búsqueda que emparentó el folklore y la electrónica: “Para mí tienen algo de entrar en trance, algo espiritual, ritual”.
La artista subraya también la inversión detrás de un proyecto así y lo entiende como una plataforma de difusión de su cosmovisión creativa. “Yo dije: ‘Esta es mi gran bala, mi gran flecha. Entonces acá tengo que mostrar y compartir gran parte de lo que yo puedo hacer’, por eso elegí este eclecticismo de sonidos”, asegura.
–¿Cómo proyectás todo este universo en el escenario y en el contexto de tu show?
–Yo este disco lo hice para tocarlo en vivo. Yo hago todo para el vivo, yo vivo para la interacción con el público, no te puedo explicar cómo me llena de energía, de poder, de vitalidad. Es muy grande la satisfacción de poder tocar estas canciones y darlo todo, sudar, gritar, patalear, llevar 30 artistas en escena. Pongo toda la carne al asador para el vivo, entonces yo realmente entro en un trance.
–Llegás a Club Paraguay sin mucha trayectoria previa. Apostás fuerte, como en el disco…
–Yo soy un poco así. Imaginate que no me conocía nadie y pum, saqué un libro de rompe y raje. Ahora no había sacado ningún single y saqué un disco. Tengo ideas y soy muy buena concretándolas, no porque tenga el poder adquisitivo para hacerlas, sino que tengo un poder vital de que me la rebusco. Me gusta mucho producir, me apasiona un montón estar en el escenario y voy a hacer lo que sea. Tengo un equipo muy zarpado que me acompaña y lo construí no a través del dinero, sino generando lazos y que ellos se interesen en mi proyecto.
–¿Cómo definirías este show y qué representa para vos?
–Yo lo definiría como performático, inmersivo y salvaje. No es un toque nomás, es un espectáculo. Es dar trabajo a un montón de mujeres y disidencias, que somos los que más conformamos el equipo, en un momento en el que se está buscando reducir la cultura al mínimo. Poder dar trabajo y pagar bien para mí es valiosísimo. También representa una gran satisfacción personal. Siento que estoy encaminada y es una gran felicidad. Estoy muy manija de estar ahí, a minutos de salir.
Para ir
Este jueves, desde las 19, Wanda Jael presenta El presagio de la diosa en Club Paraguay (Marcelo T. de Alvear 651) y junto a Juan Cruz Caos y Lucila Liva. Entradas a $ 8 mil (más cargo por servicio) en Alpogo.com. También disponible promoción por dos entradas.
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