“Wado” De Pedro, el cristinista moderado que inició la crisis
“El Presidente no está enojado, está desilusionado”, fue la frase de un funcionario nacional de segunda línea, el miércoles pasado, cuando el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro puso a su disposición la renuncia a través de los medios, sin aviso previo a Alberto Fernández.
La decisión del titular de la cartera política, siguiendo órdenes de su jefa la vicepresidenta Cristina Fernández, fue el inicio de una catarata de presentaciones de dimisiones de la mayoría de los funcionarios nacionales cristinistas.
En el medio del mar de rumores, todos dan por hecho que De Pedro dejará el gabinete, pese a que este jueves la secretaría Legal y Técnica, Vilma Ibarra, dijo de manera contundente que “aún” el Presidente no había aceptado ninguna renuncia.
De Pedro nunca dejó de ser el emisario de Cristina Fernández en el gabinete nacional, pero había logrado un estrecho vínculo personal con el Presidente.
De allí el sentimiento de desilusión de Alberto Fernández, quien se enteró de su renuncia pública a través de los medios, cuando viajaba al partido de José C. Paz. Llamativamente, su ministro del Interior no lo acompañó en esa recorrida por el conurbano, como era habitual.
Luego de las Paso presidenciales de agosto de 2019, cuando el Frente de Todos le dio una paliza electoral a Juntos por el Cambio, Alberto Fernández comenzó a pergeñar su futuro gabinete en el cual mezclaría hombres y mujeres de su confianza, pero también de quien iba a ser su influyente vicepresidenta.
Luego de las Paso presidenciales de agosto de 2019, cuando el Frente de Todos le dio una paliza electoral a Juntos por el Cambio, Alberto Fernández comenzó a pergeñar su futuro gabinete Decidió mezclar hombres y mujeres de su confianza, pero también de quien iba a ser su influyente vicepresidenta.
Para compensar el poder, Alberto Fernández pensó en tres nombres para los cargos más sensibles de su futura gestión: Santiago Cafiero, su brazo derecho en la campaña, para la jefatura de Gabinete, el cristinista puro De Pedro, en el Ministerio del Interior, y al entonces poco conocido economista Martín Guzmán para el Palacio de Hacienda.
Precisamente, estos tres nombres son protagonistas de la profunda crisis política que atraviesa la gestión nacional: Cafiero siempre fue resistido por la vicepresidenta; De Pedro inició la embestida del cristinismo contra el poder del Presidente y Guzmán, también está en la mira de la vicepresidenta desde hace meses, por su resistencia a abrir la caja del Estado para hacer campaña.
La relación con Córdoba
El gobernador Juan Schiaretti y Córdoba tuvieron algo que ver en el momento de la designación de Pedro al frente de la cartera política nacional.
El 15 de septiembre de 2019, en plena campaña electoral para la segunda vuelta, ya con la fórmula de los Fernández como la gran favorita para ganar los comicios generales, el entonces candidato presidencial vino a Córdoba para participar de la misa por el primer aniversario de la muerte del exgobernador José Manuel de la Sota.
Schiaretti era el único gobernador peronista que no se había integrado al Frente de Todos e impulsó una lista “corta” propia en la provincia, sólo con candidatos a diputados, sin fórmula presidencial.
Luego de la misa por De la Sota, el gobernador le pidió una reunión a Alberto Fernández, quien se encontraba hospedado en el hotel Holiday Inn, de la Capital.
En realidad, el gobernador invitó a cenar al candidato presidencial, pero Fernández, con un gesto de rebeldía por sentirse desaireado por la falta de apoyo, le pidió que fuera hasta su hotel.
Schiaretti llegó al lugar acompañado sólo por el diputado nacional Paulo Cassinerio. Se reunieron con Fernández durante 80 minutos, a solas.
En un momento, Alberto Fernández salió de la oficina y convocó a De Pedro a la conversación. En esa encuentro se lo presentó a Schiaretti como “su futuro” ministro del Interior.
Luego del encuentro, desde el entorno de Alberto Fernández se encargaron de difundir que Schiaretti se había comprometido a “ayudarlo” en la campaña para las elecciones generales de octubre, pero sin darle su respaldo de manera pública.
El mandatario cordobés nunca habló sobre el contenido de aquella charla, que sólo tuvo como testigo por unos minutos a quien luego sería el ministro del Interior, por estas horas, con muchas chances de dejar el cargo.
Lo demás es conocido. El Frente de Todos ganó las elecciones presidenciales y la relación entre el Presidente y el gobernador nunca dejó de ser sólo “institucional”.
Precisamente, uno de los pocos funcionarios que marcaba el celular personal de Schiaretti era “Wado” De Pedro. El otro es el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello.
El único funcionario nacional que recibió a Schiaretti en la Casa Rosada fue De Pedro. La reunión se concretó el 16 de enero de 2020, antes de la pandemia.
Luego, el gobernador cordobés visitó cuatro veces la Rosada y la quinta presidencial de Olivos, pero siempre junto a otros mandatarios, por la crisis sanitaria que generó el Covid. Nunca tuvo una audiencia personal con el Presidente.
Luego del revés electoral del oficialismo nacional en las Paso del domingo pasado, la vicepresidenta decidió presionar al Presidente ordenando a sus funcionarios que pusieran a disposición sus renuncias.
Entre todas, la que más le dolió a Alberto Fernández fue la de “Wado” de Pedro. Por ser la primera y porque lo considera una hombre de su confianza, más allá de su lealtad a Cristina Fernández.
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