La Voz del Interior @lavozcomar: Varios problemas para contener el dengue en la atención primaria de zonas vulnerables de Córdoba

Varios problemas para contener el dengue en la atención primaria de zonas vulnerables de Córdoba

“La traje a mi señora porque no se siente bien”, contó Oscar, un vecino que esperaba en la sala de atención del dispensario de barrio Ferreyra, en Córdoba capital, donde su esposa recibió atención médica por dengue. La mujer de 70 años fue estabilizada en el lugar y luego derivada al hospital Rawson con signos de deshidratación.

Los médicos que trabajan en el centro de salud municipal N° 12, desde las 7 hasta las 19, contaron a La Voz que casos como los de ella son pocos, la mayoría de los pacientes que atienden en los consultorios de demanda espontánea, alrededor de 120 por día entre los dos turnos, llegan con síntomas leves.

Una de esas pacientes es Cintia, quien contó que recibió “una buena y rápida atención”. Los médicos le suministraron paracetamol y un repelente, que también escasea. Por eso los médicos eligen darles a las personas que tienen menos recursos.

Los médicos que trabajan en el centro de salud municipal N°12, desde las 7 hasta las 19. ( Foto Pedro Castillo /LaVoz)

El personal sanitario hace grandes esfuerzos para resistir el agotamiento por la gran demanda. Si bien no hay largas colas de espera, los turnos de atención no cesan y los profesionales también realizan los controles a quienes ya están diagnosticados.

“Estamos viendo más pacientes que durante la época del coronavirus”, relató un médico del dispensario.

También Pediatría recibe a muchos niños con síntomas de dengue y, por ende, toda la familia está con el virus. E incluso hay personas que se contagiaron hasta dos veces en pocas semanas, aunque estos casos son los menos.

El centro de salud no solo atiende a pacientes del barrio ubicado al sudeste de la ciudad, sino también a los aledaños, como Ampliación Ferreyra y los asentamientos Los 40 guasos y El Trencito, entre otros.

“Estamos saturados. Atiendo, a la tarde, a unos 50 pacientes, de los cuales 30 tienen dengue. Estoy solo, con el enfermero, y a la mañana hay un médico clínico y la pediatra. Absorbemos a pacientes del Pami y de las guardias privadas”, contó el doctor.

Además, dijo que, en los últimos días, en el horario de cierre, recibieron a personas que fueron derivadas del hospital provincial Florencio Díaz. Y estimó que para Semana Santa habrá una explosión de casos.

No dan abasto

En el centro de salud municipal N° 42, de barrio Comercial, ubicado en la zona sur de la capital cordobesa, la frontera de atención médica se divide entre la fila de las mamás lactantes, que hasta el miércoles fueron a buscar las cajas de leche, y quienes esperan para ingresar a los consultorios con médicos que no dan abasto.

Los cinco especialistas del dispensario están saturados por la cantidad de casos de dengue que tienen que atender: alrededor de 20 por día cada uno desde las 7 hasta las 18. Los consultorios para casos febriles están abiertos los jueves y los viernes.

“Me duele la cabeza y tengo fiebre desde hace dos días. Estoy esperando que me atienda el médico”, contó Lucía, una joven con visibles síntomas del dengue que cada tanto se apoya en la pared. La acompaña una mujer más grande que posa su mano en la frente.

En la sala ya no se ven las largas colas como al principio de marzo, cuando el dengue comenzaba con su explosión de casos. Incluso, semanas atrás, una de las médicas también tuvo dengue.

Centro de salud de barrio Comercial. (Foto: Pedro Castillo / LaVoz)

Luego del protocolo del Ministerio de Salud de la Provincia para la atención diferenciada entre síntomas leves y graves, para bajar las horas de demoras, el dispensario comenzó con los turnos en los consultorios de demanda espontánea.

Aunque “los casos no bajaron y tenemos muchos pacientes para control. Las personas vienen igual porque se sienten mal y quieren que los vea el médico”, contó Marcela Herrera, a cargo del dispensario. Hasta ahora, hubo solo tres casos graves y la mayoría son leves.

El centro de salud también atiende a vecinos de los barrios Mirizzi, Santa Rosa, Alejandro Carbó, Nuestro Hogar III, entre otros. Herrera dijo que, a pesar de la organización para descomprimir los hospitales, el trabajo sigue siendo difícil porque, en la mayoría de los dispensarios, son pocos los médicos para atender la gran demanda de pacientes.

Además, la médica adelantó que el 19 de abril, en el centro vecinal contiguo al dispensario, se hará la entrega de los certificados médicos para 100 chicos que están suspendidos en el centro de salud por darles prioridad a los casos de dengue.

Villa La Tela e IPV Argüello

“Yo ya viví muchos años, el reclamo es por los niños”. La frase cargada de resignación pertenece a Rosa, una vecina del barrio Villa La Tela con una enfermedad crónica y que teme que a su nieto sietemesino le pase algo.

El escenario es preocupante. El dengue avanzó con crudeza sobre las casas, pero no alcanzan las acciones sanitarias para aminorarlo. Los referentes barriales convocaron a los vecinos, y una treintena se acercó al Centro Integrador Comunitario (CIC) para una reunión con el personal de salud del dispensario ante el avance de la enfermedad.

En La Tela se sucedió una cadena de infortunios que desbordaron la atención. Desde hace 15 días no tienen internet por un presunto robo de cables, por lo que las recetas médicas deben realizarlas a mano. Si bien hicieron el reclamo correspondiente, el problema no se solucionó. Esa dificultad ralentiza la atención y sobre todo no permite tener un registro fehaciente de casos y, por tanto, políticas específicas de prevención.

La Municipalidad de Córdoba informó que los centros de salud extendieron su horario de atención hasta la tarde, pero eso no ocurre en este sector de la ciudad.

El dispensario cuenta solo con tres médicas y dos enfermeras para atender a toda la población. Sin embargo, una de las profesionales está a punto de jubilarse; y otra es monotributista y le demoran el pago hace más de 45 días.

“Hacemos lo que podemos con lo que tenemos”, insistió una de las enfermeras. Y agregó: “Nos mandan muy pocos repelentes y cajas de paracetamol, y se los damos a los más vulnerables dentro de los vulnerables”. Los refuerzos llegan a cuentagotas.

Desde el dispensario también les pidieron a los vecinos que insistieran en las medidas de autocuidado, como el descacharreo y la higiene de sus casas.

En el barrio IPV Argüello una sala de espera hexagonal es sinónimo de rostros perdidos y cansados. Mujeres con niños, personas mayores y algunos hombres se intercalan en una fila improvisada para ser atendidos. En la puerta, un joven sin identificación es el filtro. También se le suma una enfermera.

Una mujer se acerca y pide si le pueden dar alguna medicación para calmar la fiebre. La respuesta es negativa. Otra llega con los resultados del laboratorio y hablan del porcentaje de plaquetas. Tampoco entró. ¿Qué determina que algunos sí y otros no?

Adentro, Noemí está con su hija de 11 años acostada en su regazo. “No tenemos plata, es fin de mes y yo cobro una jubilación muy baja”.

“Tenemos miedo de salir a la calle”

Los vecinos tienen miedo de salir a la calle por los mosquitos. (Foto Pedro Castillo / LaVoz)

En El Trencito y Los 40 guasos, barriadas del sudeste de la ciudad de Córdoba, el dengue mete miedo. La mayoría de las familias contrajeron el virus. Ahora, tienen temor de salir de las viviendas por miedo a contraer nuevamente la enfermedad.

“Somos cinco y todos contrajimos el dengue. Nos atendimos en el dispensario de Ferreyra. Estuve 12 días y lo contraje de nuevo”, relató Miguel Carnero, vecino del lugar, mientras alimenta a sus caballos y hace lo posible para correr a los mosquitos.

Dentro de la casa, se cuida con espirales y repelentes, pero el problema es la calle. “No queremos salir por miedo a que vuelvan a picarnos”, dijo.

Las cercanías con los campos, que ahora están llenos de pastizales, el Canal Maestro, el agua de las lluvias que se acumula en las calles y en los patios de las viviendas precarias son un combo para la proliferación de los mosquitos.

Las calles llenas de agua. (Foto: Pedro Castillo /LaVoz)

Sumado a que muchas de las familias no tienen recursos económicos para trasladarse a los centros de salud, comprar productos de prevención ni pagar una medicación.

“No tenemos para pagar un colectivo. En casa somos cuatro, y los cuatro nos contagiamos. No pude mandar a mi hijo a la escuela. Nos cuidamos, pero cuando salimos, podemos contagiarnos. Acá te tapan los yuyos”, contó Miriam Núñez, vecina de El Trencito.

Si bien se hizo fumigación, los pobladores explicaron que esta no alcanza porque el efecto se va rápido. Herman Oviedo, vecino de Los 40 guasos, dijo que el camión fumigador pasó una sola vez y hace un mes: “Tuvo problemas con los cables, que están bajos, y no regresó”.

En tanto, la enfermera auxiliar Verónica Camargo, referente de la zona, contó que contrajo dos veces la enfermedad. “La situación es crítica debido a la falta de medidas preventivas y de control por parte de las autoridades”, indicó.

Además, relató que son más de 700 familias y que al estar en zona roja el transporte público no ingresa a los barrios. Tampoco pueden brindar una dirección porque no tienen mapa catastral, algo que complica un traslado, sobre todo ante un caso de emergencia.

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