La Voz del Interior @lavozcomar: Vanessa Cáceres: ¿A nadie le llamó la atención?; fue muy extraño

Vanessa Cáceres: ¿A nadie le llamó la atención?; fue muy extraño

“Pensé que no iba a poder. Me tuve que inventar la fuerza, nunca me imaginé que iba a poder y ser capaz de llevar todo esto”. La confesión en retrospectiva es de Vanessa Cáceres, esta mujer de hoy 37 años que fue la primera cuyo bebé fue presuntamente asesinado en el hospital Neonatal.

No se olvida más de aquel día. Iba en el auto con sus chicos, llevando y trayendo del cole, cuando alguien le escribe un mensaje al celular: “¿Viste las noticias? Están hablando de algo que pasó en el Neonatal”.

Era el 11 de agosto de 2022. Su Fran había fallecido el 18 de marzo de ese año y desde entonces ella no tenía más que preguntas culposas: ¿qué hice mal? ¿Será que trabajé hasta el final? Las médicas le habían dicho que había fallecido de colapso posnatal y ella se quedó con lo que le decían: “A veces pasa”. Se fue agradecida del Neonatal porque le permitieron despedirse en reserva de su gordo, que pesó 3,260 kilos al nacer, con un Apgar 9/9. Perfecto.

Cuando volvió a su casa, buscó las noticias: hablaban de casos raros sucedidos entre mayo y junio de ese año. Buscó sus papeles: partida de nacimiento, de defunción; armó una carpetita. Llamó al Ministerio de Salud: del otro lado le dijeron que fuera al día siguiente, por las dudas.

Esa tarde, casi a las 21, estaba limpiando los esmaltes –se dedicaba a manicuría–, cuando escuchó a Raúl, su esposo, que bajaba como una tromba las escaleras. Hablaba en el noticiero el abogado Carlos Nayi, que decía que los casos se habían iniciado el 18 de marzo. El día en el que nació su Fran.

Vanesa Cáceres y Raúl Calderón, padres del bebé que murió el 18 de marzo de 2022. (El Doce)

De ese día viernes no se olvida jamás: tenía cesárea programada porque su nena mayor, de entonces 15, y su varón de 9 habían nacido por cesárea. Su marido trabajaba en Iveco y en una de las tantas crisis argentinas se quedó sin trabajo y la familia, sin obra social. No podría atenderse en la clínica de siempre. Se hizo todos los controles en el dispensario, pagó las ecografías de su bolsillo y al séptimo mes pasó al Neonatal. “Una conocida de mi familia trabajaba ahí y creo que por eso en el parto fueron amables conmigo, porque con las otras chicas fueron muy violentos todos”, dice hoy.

Ese viernes a las 8 de la mañana, ingresó a cesárea. En ese entonces, los bebés pasaban a una sala de incubadora que está de paso entre las salas de parto y la de recuperación. Pidió ligarse las trompas. “Tres me parecía ya que eran un montón”, confiesa.

La llevaron a la sala de recuperación y le dijeron que, cuando pudiera mover las piernas, le iban a llevar a Francisco. Esa conocida fue a la incubadora y lo filmó: un minuto de un video que en estos casi tres años han mirado una y mil veces. Era un sol: rozagante, brioso. Abría los ojitos.

Ella cuenta que podía mover la derecha, pero no la izquierda, que intentaba, intentaba para que le trajeran a su bebé. En eso una médica entra y pregunta: “¿Cáceres?”. “Y me dice que lo iban a pasar a terapia porque tenía una arritmia”. Nunca alcanzó a amamantarlo.

A un año de la muerte de bebés del Neonatal, las madres se reúnen con el fiscal Raúl Garzón que interviene en la causa. (Pedro castillo / La Voz)

Cuando escuchó a Nayi en la tele, el mundo se le derrumbó. Al día siguiente no fue al ministerio, sino al estudio de ese abogado, el que la acompaña desde entonces en este proceso.

Ella casi no se acuerda de cómo se sucedieron los meses siguientes. “Yo me aboqué a leer todo lo que pudiera en la ‘compu’, todo el día estaba ahí. Era un salvataje para ocupar la cabeza y no estar tirada en la cama. Raúl se ocupó de los chicos, de la escuela, de la comida. Me costó mucho volver a retomar las actividades diarias”, admite.

La psicóloga que estaba de turno la primera vez que fue a declarar fue clave y la acompaña hasta hoy. A veces va presencial, a veces por Zoom. Fueron rumiando juntas todo este duelo.

“Me arrepentí un montón de ligarme las trompas, ¿pero qué me iba a imaginar que me podía pasar una cosa como esta? Me lo he replanteado mucho, podría hacerlo por inseminación y hasta averigüé en la obra social, pero tengo la duda de traer un bebé después de todo esto y de lo que puede llegar a captar, pensando en esa otra vida. No lo puedo ver con claridad, todavía me produce mucho dolor”, cuenta.

En estos casi tres años, dedicó mañanas enteras al proceso judicial: declaraciones, pericias, reuniones varias. Raúl es experto en pintar autos, pero lo llaman de un taller cuando hay trabajo. Mientras, atiende el negocio que era de sus padres: una fábrica de sándwiches. Pero perdieron muchos clientes: claro, la entrega en los quioscos la hacían a la mañana temprano y muchas mañanas no pudieron trabajar. Están tratando de rearmarse. Vanessa consiguió un trabajo en una carnicería por la mañana y le aceptaron que la hija la reemplazara ahora que empieza el juicio. De lunes a jueves en enero, no podrá estar porque tiene que ir a Tribunales.

Marchas de las madres del Neonatal por Justicia por los bebes muertos en ese nosocomio

Ha estudiado tanto desde entonces que entiende a la perfección el lenguaje jurídico. Hasta se le cruza empezar la carrera de Abogacía, ahora que los chicos están más grandes. Sabe al detalle cada uno de los otros 12 casos y ha oficiado casi como vocera del grupo de mamás víctimas. Dice que no tiene dudas de que la autora fue Brenda Agüero, pero ella cuestiona severamente a las autoridades, que no accionaron antes para evitar que eso siguiera sucediendo. “Mi partida de defunción dice colapso posnatal, algo se da dos veces cada 100 mil nacidos. Y ese día, en la misma sala, pasó dos veces. ¿A nadie le llamó la atención? Es muy extraño, no puede pasar, una luz se te tiene que prender. O no estaban lúcidos o quisieron mirar para el costado”, subraya.

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