Vacuna contra VPH: información certera
Una característica que distinguía a la mayoría de las familias argentinas era la confianza que depositaban en el calendario oficial de vacunas infantiles.
Madres y padres defendían el carné de cada hijo/a como una fundamental herramienta de protección contra enfermedades graves.
Durante la pandemia de Covid-19, esa confianza se resintió, al tener que decidir sobre vacunas optativas (no obligatorias) y de emergencia (llamadas así por la necesidad de frenar la letalidad del brote) que no conocían.
La consecuencia fue la postergación de varias inmunizaciones, antes indiscutidas.
En la actualidad, y mientras se recupera la cobertura de prevención, una vacuna sigue generando dudas y preguntas: la propuesta contra el virus del papiloma humano (VPH).
Indicada como dosis única entre los 11 y 12 años tanto en mujeres como varones, es quizá la que reúne mayores índices de seguridad y eficacia.
Un estudio reciente reunió a una cohorte de 1,7 millones de mujeres y comparó la incidencia de cáncer de cuello uterino entre mujeres vacunadas y no vacunadas. La reducción, en el período de 11 años estudiado (2006 a 2017), fue de 87%.
Dudas y respuestas
¿Por qué desde los 11 años? Porque la producción de anticuerpos es más eficaz en adolescentes; y porque, como el HPV se transmite por contacto sexual, el momento oportuno para aplicar la vacuna es antes del inicio de los contactos íntimos.
¿Por qué en varones? Porque, además de prevenir infecciones virales y lesiones precancerosas en genitales femeninos, la vacuna reduce el riesgo de verrugas genitales e infecciones peneanas, lo que representa menos contagios a sus parejas sexuales.
Estos argumentos deberían ser suficientes para llevar tranquilidad a los padres. Sin embargo, algunos siguen reticentes. Al respecto, una investigación realizada en 2021 mostró los principales cuestionamientos: “Me preocupa la seguridad”, “No fue recomendada”, “No sabía”, “No inició la actividad sexual” y “No la necesita”.
El mismo estudio reveló que la principal fuente de información de muchas familias eran sitios digitales y redes sociales. La decisión acerca de vacunar o no a los hijos dependía, entonces, de información con escaso apoyo científico (hoy denominada “desinformación”).
Ahora es posible brindar certezas consolidadas desde un paradigma preventivo y ético.
- Las vacunas contra VPH no tienen la capacidad de provocar infecciones por sí mismas, ya que no contienen virus vivos ni atenuados.
- No afectan la capacidad reproductiva.
- Los efectos adversos se limitan a molestias en el sitio de aplicación. En ciertos casos ocurre hipotensión, prevenible si se recuesta al/a la joven al momento de la inyección.
- Los anticuerpos persisten, aun cuando la actividad sexual se inicie años después de la vacunación.
- No se conoce con seguridad la duración de la protección, pero respaldados en la fuerte disminución de infecciones, lesiones precancerosas y cáncer en todo el mundo, la eficacia está asegurada durante el período etario en el que ocurre el mayor número de contactos sexuales (y eventuales contagios).
- El calendario fija la edad de aplicación a los 11 años, aunque la vacuna puede ser recibida entre los 9 y los 45 años, previo estudio de portación del virus.
- Han transcurrido 18 años de iniciada la prevención en el mundo y el cáncer de cuello uterino comienza a ser un enemigo vulnerable.
Cada quién podrá adoptar una postura frente a la vacunación, pero la responsabilidad de los equipos médicos es informar de manera responsable, a fin de otorgar a padres y a madres la libertad plena para decidir.
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