La Voz del Interior @lavozcomar: Una operación tipo Misión Imposible

Una operación tipo Misión Imposible

El físico más importante del proyecto nuclear iraní se sentó al volante de su Nissan y manejó desde su casa veraniega en el mar Caspio hasta su casa de fin de semana en las afueras de Teherán.

Como todos los días, Mohsen Fakhrizade se había levantado antes del amanecer para estudiar filosofía islámica y después del mediodía, con su esposa en el asiento del acompañante y los guardaespaldas en varios autos que lo seguían, condujo hasta Absard, donde tendría unos días más de descanso.

Pero no llegó. Desde una camioneta estacionada en la banquina, una poderosa ametralladora disparó ráfagas de munición calibre 7,62 y mató al científico, a su esposa y a los guardaespaldas. El régimen iraní quedó estupefacto al comprobar que quien accionó el gatillo no estaba en la camioneta, sino a 1.600 kilómetros de distancia. El arma era robótica y fue accionada vía satélite.

Hassan Rouhani, presidente de Irán en aquel noviembre de 2020, no bien supo cómo había sido asesinado Fakhrizade, y sin más pruebas que el extraordinario nivel de la operación, acusó a Israel.

No fue ni la primera ni la última de las operaciones israelíes que parecen escenas de Misión Imposible. La inventiva deslumbrante y su excelencia tecnológica colocan al Mossad y al Shin Bet entre los más eficaces aparatos de inteligencia del mundo.

Probablemente, en la raíz más profunda de esas capacidades está el Dam Yehudi Nakam, que en idish significa “la sangre judía será vengada”. El guerrillero ruso ashkenazí Ava Kovner creó en 1945 esa organización clandestina que realizó operaciones sorprendentes para eliminar a jerarcas nazis.

Una de ellas consistió en hacer llegar pan envenenado exclusivamente a las celdas de militares alemanes y burócratas nazis que habían participado del exterminio de judíos y esperaban en la prisión de Nuremberg, donde había muchos miles de presos comunes, el momento de ser juzgados.

La lista de las proezas es larga, aunque no siempre lograron las consecuencias esperadas. Tras el magnicidio de Yitzhak Rabín, el Shin Bet fue cuestionado por no haber impedido que el fundamentalista hebreo Yigal Amir se acercara al primer ministro y le disparara.

Su director logró que Shimon Peres, el sucesor de Rabin, aprobara el sorprendente ataque que eliminó a Yahya Ayyash, miembro de Hamas al que llamaban “el ingeniero” porque fabricaba las bombas.

Hasta el día de hoy, no se sabe cómo hizo el Shin Bet para hacer llegar al “ingeniero” el celular que estalló al atender una llamada. Pero aquella demostración de poder no aquietó a Hamas: se vengó con una ola de atentados sanguinarios.

Un mensaje claro

Ahora, con la explosión simultánea de beepers y handies, el Mossad y algún cuerpo de inteligencia de las FDI, posiblemente Haman o el Modash, Israel dio otro golpe que parece extraído de uno de los capítulos que escribió Bruce Geller entre 1966 y 1973, y que varias décadas más tarde inspiraron las películas protagonizadas por Tom Cruise.

Con la creatividad de los agentes de Misión Imposible, Israel envió un mensaje aterrador a los miembros de Hezbollah: ese mensaje dice: “En cualquier momento, en cualquier circunstancia y en cualquier lugar, podemos acabar contigo”.

Y su alcance va más allá de Hezbollah, porque los dispositivos que estallaron también mataron e hirieron a cientos de civiles que estaban cerca de sus portadores: el mensaje a los libaneses, en general, y a la comunidad chiita, en particular, dice que incluso atacando con precisión milimétrica a cada integrante de Hezbollah, los civiles pueden sufrir el golpe que les enseñe por qué es tan peligroso para ellos convivir con la organización político-militar que preside Hassan Nasrallah.

En definitiva, el mismo mensaje que enviaban a los israelíes y demás judíos del mundo los fedayines de la OLP y el mismísimo Hezbollah con cada atentado perpetrado en Europa, en Latinoamérica y en otros rincones del planeta contra civiles judíos: el mensaje dice: “No habrá lugar en el mundo donde los judíos puedan estar seguros, mientras exista Israel”. Y tampoco habrá países que puedan estar tranquilos si tienen comunidades judías.

Falta ver qué resuelve Hezbollah cuando termine de preguntarse cómo hizo Israel para poner explosivos en beepers y handies, y cómo hizo para hacerlos detonar en simultáneo de manera remota.

Es difícil imaginar a Hezbollah optando por negociar una tregua con quien le asestó un golpe tan impactante. Tampoco se lo permitirían los ayatolas iraníes, ya que la teocracia persa es artífice del poderío militar de la organización chiita libanesa.

También falta ver qué efecto tendrá en la relación de Estados Unidos con el Gobierno extremista de Israel. La administración Biden sostiene que el objetivo de Benjamin Netanyahu no es acabar con sus enemigos, sino prolongar el conflicto, porque es lo que lo mantiene en el poder y lejos del banquillo de los acusados.

* Periodista y politólogo

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