Una mujer fue atacada frente a sus hijos durante un robo, a metros de una posta policial
Una mujer decidió pasar una tarde tranquila junto a sus hijos en uno de los tantos espacios verdes que adornan el barrio Urca, zona norte de la ciudad de Córdoba. Pero todo resultó en un violento robo que disparó la preocupación por la inseguridad entre los vecinos.
La víctima fue agredida por tres hombres que la tiraron al suelo, según contó en diálogo con La Voz, y la golpearon sólo para quitarle lo que tenía encima.
El episodio ocurrió el pasado domingo 22 de septiembre, entre las 16.45 y las 17, cuando la mujer estaba en la plaza República de Panamá, ubicada a una cuadra de una posta policial.
Había caminado algunos pasos desde su domicilio hasta ese lugar junto a sus hijos. Según relató la mujer, tres hombres sospechosos comenzaron a deambular por la zona.
“Al comienzo llegaron a la plaza y empezaron a mirar hacia donde estábamos nosotros. No les prestamos demasiada atención. Pero en un instante repentino se acercaron y me atacaron”, contó la víctima aún con un tono apesadumbrado.
La mujer intentó defenderse mientras gritaba pidiendo auxilio. “Fue un momento muy desdichado, de mucho temor y en el que creí que podía pasarme lo peor”, dijo.
A pesar de los alaridos de la mujer, ningún vecino respondió a sus llamados. Los atacantes la arrojaron al suelo, la sujetaron de los brazos y las piernas, y le arrebataron una cadena que llevaba consigo, según confió.
Durante el violento episodio, sus hijos, aterrados, gritaban y lloraban sin poder recibir ayuda.
Presencia policial
El ataque ocurrió a escasos metros de una cabina policial.
La plaza está rodeada por las calles Emilio Lamarca y José Pacífico Otero. Al final de esta última arteria, cuando hace cruz con avenida Costanera Sur, hay una casilla donde hace guardia un uniformado.
Pero, según la víctima, el vigilante estaba distraído con su celular. Fue el esposo de la mujer quien, al llegar al lugar, trató de conseguir ayuda.
Al no recibir respuesta del policía, lograron detener a un patrullero que pasaba. Las oficiales que atendieron el caso le explicaron a la víctima que la zona había sido blanco de varios robos y que se había implementado un operativo de control debido a la proliferación de asaltos, según comentó la vecina.
En tanto, los atacantes, que ya habían sido identificados por vecinos en otras ocasiones, huyeron hacia la zona de la avenida Costanera, cruzando a metros del puesto de vigilancia.
A pesar de que la Policía reconoce que los sospechosos son recurrentes en el barrio, y que en múltiples situaciones han actuado, los vecinos aseguran que “impera la ineficacia del sistema judicial” que impide, según consideran en el sector barrial, detener a los presuntos ladrones por más tiempo.
“Se trata de jóvenes que rondan los 15 años de edad, vestidos de negro y con gorras”, tal como los describió la víctima.
El contexto de inseguridad barrial
El episodio se suma a una creciente preocupación por la inseguridad en barrio Urca, donde, a pesar de los controles policiales, la cercanía con zonas de “fácil escape” –tal como fueron definidas por los vecinos– hace que la actividad delictiva se imponga con fuerza.
Según fuentes barriales consultadas por este medio, en los últimos meses había disminuido la cantidad de robos.
Esto es atribuible, según los mismos testimonios, al éxito de una política de control sobre las márgenes del río Suquía.
“El tránsito es muy claro y está registrado por las cámaras de la Policía y por las grabaciones de los distintos domicilios: los ladrones suben por los puentes y se escapan por el río”, comentan en Urca.
El modo de operar siempre es el mismo, dicen. Por lo general se trata de adolescentes o de jóvenes que no superan los 20 años de edad.
Pasan por el puente, se instalan en el barrio, cerca de las paradas del transporte público o en espacios verdes, y esperan para atacar a sus víctimas.
Apelan a la modalidad del “arrebato” y también atacan en motocicletas. En estos casos, por lo general actúan en parejas y acompañados por alguien de “más edad”.
“La Policía está patrullando el río y tiene un control más estricto en los puentes. Esto tiene un impacto directo en la seguridad, porque los ladrones no tienen vías de escape, o al menos no una que es muy simple”, comentan los vecinos.
Luego aseguran que en más de una oportunidad lograron ver a grupos de ladrones que se arrojan al río, de baja profundidad, para cruzar hacia la otra orilla y continuar escapando.
Y a pesar de que reconocen que la cantidad de delitos puede haber disminuido en los últimos meses, también destacan que temen por la violencia con la que actúan los delincuentes.
“El desamparo es muy grave. Vienen, te tiran al suelo, te muelen a golpes, sacan cuchillos y hasta pistolas. No queremos tener que lamentar un caso de mayor gravedad. Necesitamos un mecanismo que nos permita alertar rápidamente a la Policía cuando está sucediendo un robo”, pidieron.
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