Un golazo de otro partido y una derrota dolorosa: Instituto y un 0-1 ante Barracas que preocupa
Instituto se desinfló en el momento del campeonato donde tenía que sacar pecho. Sí, porque el fixture marcaba que venían dos equipos que estaban “pobres” en el certamen, bien al fondo de la tabla.
Pero el Albirrojo tuvo, quizá, dos de sus peores partidos del campeonato para quedarse sin nada y darles una alegría a rivales en pena.
Anoche, en el Monumental de Alta Córdoba, cayó 1-0 ante un gris Barracas Central, que llevaba 13 partidos sin ganar y estaba último cómodo en el campeonato.
Con un libreto básico, los de Rubén Darío Insúa se llevaron los tres puntos y extendieron las dudas en los de Diego Dabove.
El DT local había dicho que tuvieron “una noche de mierda” en Santiago ante Central Córdoba (derrota 2-1).
Noche se repitió ahora en Alta Córdoba, para empezar a generar una preocupación.
El Albirrojo se quedó con 24 puntos, con dos fechas seguidas sin poder sumar unidades.
Ahora deberá salir a jugar con esa exigencia en Mendoza, por la jornada 16, cuando visite a Independiente Rivadavia (viernes 27, a las 21). Luego, recibirá a San Lorenzo, por la 17 (sábado 5 de octubre, a las 20).
Todo lo que se esperaba que pudiera pasar en el primer tiempo ante Barracas sucedió.
El propio Dabove había avisado que Insúa era un tipo muy inteligente para plantear los partidos y así lo hizo en el Monumental.
Con lo poco que tiene Barracas, se acomodó para hacer renegar al equipo de Alta Córdoba.
Aunque en un principio su sistema pareció ser un ofensivo 3-4-3, con el correr de los minutos se empezó a acomodar en una línea de cinco defensores que empezó a abroquelarse cerca de su arquero Ferrario.
Dabove, por su lado, le había ratificado la confianza al equipo luego de la dolorosa derrota en Santiago del Estero. Sólo hizo un cambio con el ingreso de Dubersarsky (por Franco Díaz).
Y unos pocos minutos de “Duber” en cancha demostraron por qué. “Nico” es el motor del equipo. Y desde su empuje la Gloria intentó vulnerar a un rival timorato, sin confianza.
Pero el correr de los minutos fue envalentonando al “Guapo”, que iba cerrando espacios y dándole la pelota al local (el primer tiempo terminó con el 66 por ciento de la posesión, con el 34 de su rival).
¿Hubo situaciones de gol? Muy poquito. Un remate de Puebla desviado y un cabezazo de Suárez que se fue por arriba del travesaño.
El final del primer tiempo fue con el 0-0 del inicio. Faltaban fútbol, emociones y goles en la tarde noche de Alta Córdoba.
El segundo tiempo siguió la misma tónica de partido y parecía que nada iba a cambiar, salvo que apareciera algún futbolista que rompiera lo establecido.
Dabove lo entendió rápidamente y buscó con tres cambios juntos darle otro aire a un equipo que no podía romper el cerco.
Ingresaron Jeremías Lázaro, “Nacho” Russo y Jonathan Bay en las distintas líneas del campo.
Pero casi que no se llegaron a acomodar en cancha, y un minuto después, el delantero Javier Ruiz le hizo abrir los ojos a todos los presentes en el Monumental.
El delantero de Barracas clavó un remate terrible desde lejos, que viajó con violencia directo al ángulo de un Roffo que apenas pudo verla, aunque voló.
Ese 0-1 en el marcador era demasiado premio para la visita y un castigo duro para el local, que ahora tenía que remar más aún contra la corriente.
Los 10 minutos finales fueron con Instituto haciendo el juego que prefería Barracas: pelotazos y centros al área que despejaron una y otra vez.
No iba a ser la noche, por segunda vez consecutiva.
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