La Voz del Interior @lavozcomar: Traslasierra: prisión perpetua para el asesino de Marisol Reartes y de su pequeña hija

Traslasierra: prisión perpetua para el asesino de Marisol Reartes y de su pequeña hija

Con vítores, aplausos y lágrimas fue recibido este miércoles un veredicto que se esperó nueve años en el valle de Traslasierra.

Luego de nueve jornadas de un juicio con jurados populares, por unanimidad fue condenado a prisión perpetua Juan José Murúa (38), acusado de las muertes de Marisol Reartes (18) y de su hija Luz Morena, de dos años, sucedidas en 2014.

El delincuente cumple prisión desde 2018 por otro femicidio, cometido en 2009 en San Luis.

De ese modo, luego de años de investigación, misterio y espera, concluye un caso que estremeció a Traslasierra y que fue objeto de numerosos pedidos de justicia por parte de esa comunidad.

Del cadáver de Marisol sólo apareció una parte en estos años. El cuerpo de Luz Morena Oliva nunca fue encontrado.

Las pruebas para acusar a Murúa fueron indiciales. El hombre estaba imputado por “homicidio calificado por el vínculo y femicidio, y homicidio simple”.

Todo indicó que el criminal mató a golpes a la adolescente y a su niña, para luego arrojarlas al dique La Viña. Si bien se hicieron prospecciones en toda la zona del lago, los cuerpos no fueron encontrados.

El juicio contra Murúa por el doble crimen de Traslasierra (La Voz)

“Muchos años de dolor”

Con los ojos húmedos, Gloria Reartes, hermana de Marisol, miró directamente al acusado, un vecino suyo de toda la vida, y le dijo: “No tenías ningún derecho a cagarnos la vida como lo hiciste, nunca te hicimos nada, que Dios y la Virgen te perdonen, porque yo no te voy a perdonar nunca. Ella era la persona más hermosa y buena que había”. Fue en el tramo final del juicio.

Luego, Murúa se desligó de las acusaciones, afirmó que nunca habría hecho “eso”, y se victimizó afirmando que la Justicia no lo había escuchado.

Tras casi dos horas de deliberación, el jurado condenó al acusado.

“Hubiéramos querido que él dijera dónde tiró los cuerpos, para tener adonde llevar una flor aunque sea, han sido muchos años de dolor; mi hermano, el papá de Luz Morena, murió buscándola, y la encontró en el cielo” dijo Lorena Oliva, tía de la niña.

Juicio por el crimen de Marisol Reartes y su hija en los tribunales de Villa Dolores. Gente esperando el fallo. (La Voz)

Indicios convergentes

“No hay testigos que lo hayan visto directamente, no hay una cámara de seguridad que lo haya filmado cometiendo el hecho, pero hay enormes indicios de que cometió los crímenes, si esos indicios son convergentes y unívocos, es un modo válido de llegar a la verdad real”, dijo el fiscal de Cámara, Sergio Cuello.

En sus alegatos, tanto Cuello como el abogado querellante Eduardo Cúneo, enumeraron los indicios que cercaron a Murúa: condenas anteriores por hechos con el mismo modus operandi (el femicidio de Brenda Arias en San Luis), personalidad violenta y psicopática, ocultamiento de evidencias (lavado de auto y venta a precio vil), confesión extrajudicial (lo contó a varios internos en la cárcel), mala justificación (dijo que la sangre del auto era de animales que faenaba), y presencia en el presunto lugar del crimen (los celulares de él y de Marisol coincidían ese día en el mismo sitio).

El fiscal indicó que otro indicio “motivacional” era el hecho de que Marisol se alejaba afectivamente de él y lo rechazaba.

En su alegato, Cúneo afirmó que, por lógica, la muerte de la niña, de dos años, incluyó la figura de alevosía. Tanto el querellante como el fiscal pidieron la prisión perpetua para el imputado.

Murúa, en la sala del juicio, antes de recibir la condena perpetua por el doble crimen en Traslasierra (La Voz)

Luis Castro, asesor letrado que asumió la defensa de Murúa, pidió la absolución. Afirmó que había una “duda insalvable” sobre los hechos, y que faltaban pruebas directas para la condena.

El tribunal técnico estuvo integrado por Santiago Camogli, Carlos Escudero y Facundo Gil.

Historia de crueldad

En 2014 nadie en Traslasierra sabía que Murúa, en 2009, había matado a Brenda Arias en un pueblo del norte de San Luis. Recién en 2018 se confirmó aquel crimen, cuando el detenido fue condenado a 38 años de prisión.

Desde 2003, el acusado recibió diversas condenas y prisiones por violencia de género, abusos sexuales y robos. Exitoso con las mujeres, su violencia y mala fama se volvieron proverbiales. Se sabía que no soportaba la negación de ellas a sus pretensiones.

En el juicio, ni siquiera sus hermanos lo defendieron con énfasis.

Murúa y Marisol habían crecido en familias vecinas y vulnerables en el pueblo de Los Hornillos.

Cuando ella tenía 16 años, fue madre de una niña que era producto de su vínculo con Damian Oliva, otro joven de la zona, con quien no continuó su relación.

Marisol Reartes y su hija Luz Morena: ambas desaprecieron en 2014. En 2023 se llegó a un fallo judicial por el caso. (Archivo)

El domingo 2 de febrero de 2014, después de ir a una peña a la plaza de Villa de las Rosas, Marisol con su niña fue a dormir en la casa de su madre, en el paraje Los Pozos. Durmió poco. Hacia las 8, la adolescente partió con Luz en brazos hacia la Ruta 14. Nunca más fueron vistas. El Fíat Duna de Murúa fue avistado esa mañana en el sector.

Ese día, en el Facebook de Marisol apareció la frase “No aguanto más, me quiero ir”. Lego se supo que la había escrito Murúa para despistar. Lo mismo había hecho cinco años antes cuando mató a Brenda Arias.

En los dos casos, Murúa fue “solidario” con los familiares de sus víctimas, y simuló colaborar en las respectivas búsquedas.

Recién en 2018, el cráneo de Marisol apareció cerca del dique La Viña. Lo habrían desenterrado perros de la zona. El episodio marcó el final de otras hipótesis para la pesquisa.

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