The Weeknd en Argentina: una distopía épica para la posteridad
Sin ánimos de generar una comparación sin sentido, así como generaciones anteriores pudieron disfrutar de Michael Jackson, las nuevas pueden sentirse bastante conformes con ser contemporáneas a un artista como Abel Tesfaye, quien ha dejado en claro tras su primer show en el Más Monumental, que es un digno heredero del trono del pop.
Con un concierto épico en el que repasó sus últimos discos, After Hours y Dawn FM, y deslumbró con sus más grandes éxitos en el marco de su gira mundial After hours til dawn: global stadium tour, The Weeknd trajo su mejor versión a Argentina, después de seis años de su última (y única) visita al país. Su última vez en suelo argentino fue en el marco del Lollapalooza de 2017 y, en aquel entonces, el artista trajo un show sobrio, correcto y digno de un festival, pero que quedó diminuto al lado de lo de esta noche, que fue majestuoso.
Tayhana, Mike Dean y Kaytranada fueron los tres artistas encargados de ir calentando al público desde que se abrieron las puertas hasta casi cuarenta minutos antes de que Abel saliera al escenario. Las presentaciones de los tres estuvieron a la altura, pero el público se mostró un tanto más frío que lo habitual, quizás porque estaban guardando sus energías para el show principal.
A pesar de que la información oficial aseguraba que el concierto comenzaría a las 21, Abel se tomó unos 20 minutos para hacer su entrada triunfal. La gente, ansiosa, comenzaba a aplaudir, silbar y corear su nombre compulsivamente, hasta que, de repente, las luces se apagaron y, como el segundo antes de patear un penal, la respiración de todos se cortó. Con el primer acorde, la tensión se soltó en un gran grito colectivo que envolvió al Más Monumental en un cálido abrazo de gol.
Lo de The Weeknd no fue un concierto, fue un despliegue audiovisual y auditivo grandilocuente atravesado por un concepto post-apocalíptico que cautivó y atravesó a los presentes de una manera que, probablemente, jamás olvidarán.
La propuesta escénica trajo consigo una ciudad en ruinas que parecía inspirada en su Toronto natal, una pasarela larguísima, una estructura enorme y brillante fabricada en fibra de vidrio y metal por Hajime Sorayama, llamada “Sexy robot”, que mide 6 metros de altura y sospechosamente es muy similar a Bella Hadid (expareja de Abel), una luna gigantesca de 210 kilos y 10 metros de alto, bailarinas vestidas con una especie de Niqab en color beige y un despliegue de luces sin igual.
The Weeknd abrió su primer show en Buenos Aires con La Fama, la exitosa colaboración con Rosalía. Cantando enteramente en español, Abel se abrió camino entre su metrópolis en ruinas mientras las bailarinas danzaban a su alrededor, como en una especie de transe.
El cantante lució un casco futurista durante gran parte del recital, con el que, por un lado, recordó a Daft Punk, y por el otro, le dio más peso al concepto de todo el show sobre este mundo futurista pero distópico en donde todos estamos sumidos en la tecnología al punto tal que ocultamos nuestro verdadero ser. A pesar de lo cliché del análisis, da un poco de alivio ver que artistas de su talla, además querer generar hits tras hits, todavía se dan espacio para reflexionar.
El show se desenvolvió entre éxitos. Gran parte de las canciones que interpretó fueron sus más conocidas como Take my breath, Feel my face, The hills, Starboy, Feel it coming, Save your tears y Blinding lights. No obstante, no faltaron los covers, como Hurricane de Kanye, Crew Love de Drake, Low Life de Future, Circus Maximus de Travis Scott, entre otros. En este último tema fue en el que Abel finalmente reveló su rostro al público quitándose el casco. La ovación fue tal que el cantante se tomó un momento para asimilar lo que estaba sucediendo.
En todo momento, Tesfaye se mostró receptivo, contento y con buena disposición con los espectadores. Cada dos por tres dejó en claro su amor por el público argentino y agradeció la calidez y la constante devolución de sus fanáticos que estaban enardecidos.
Sin dudas, el hecho de que haya cantando 41 canciones sin pausas y sin flaquear, sumado al tremendo despliegue escenográfico y teniendo en consideración que el cantante anunció que después de esta gira se retiraría de los escenarios como The Weeknd porque considera que ya es momento de cerrar ese capítulo, el de Abel fue un show que valió cada centavo.
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