La Voz del Interior @lavozcomar: Terminales de Córdoba: un refugio para quienes no tienen dónde dormir

Terminales de Córdoba: un refugio para quienes no tienen dónde dormir

En las terminales de colectivos de la ciudad de Córdoba los pasajeros van y vienen. Por la noche el movimiento merma y las luces de algunos locales abiertos encandilan a las personas que esperan: las que no tienen a dónde ir, las que viven en situación de calle.

Varias de ellas deambulan durante el día mezclándose entre la muchedumbre. Cuando cae el sol, buscan refugio en estos edificios para dormir, sobre todo durante el invierno.

La Voz recorrió ambas terminales de ómnibus y comprobó que la mayoría ya pasó por un refugio municipal, pero prefiere no regresar porque les cuesta acatar las normas, les robaron o no tienen un trabajo.

Muchos otros solo están de paso por un corto tiempo y tampoco tienen dinero para pagar una habitación en algún hospedaje cercano. Algunos no tienen familias y otros perdieron el contacto con ellas.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

Las terminales siempre fueron uno de los lugares de la ciudad más elegidos por quienes no tienen un hogar ya que les brindan refugio y seguridad. Además tienen acceso a baños, a duchas y alimentos que para algunos locales son desperdicios.

Se los puede ver sentados en los bancos, en las plataformas altas, al fondo de los pasillos o cerca de los baños. Allí arman sus camas improvisadas entre colchas, ropas y bolsas que forman parte de sus pertenencias.

Comienzan a llegar a la 1 de la mañana o antes. Duermen sentados y algunos acostados, pero a las 5.30 los despiertan para que se reincorporen. Son al menos 30 personas por noche, más hombres que mujeres, y sus presencias molestan a pasajeros y comerciantes por igual.

Las personas que brindan seguridad en el lugar conocen a cada uno y saben sus historias personales. Hay cordobeses, de otras provincias e incluso de otros países.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

Cuando ven caras nuevas, familias enteras o mujeres solas llaman a la Secretaría de Políticas Sociales, Inclusión y Convivencia para que intervenga. Varios tienen enfermedades mentales, están judicializados y son visitados por asistentes sociales.

Tratan de ubicarlos en hoteles aledaños a las terminales, pero muchos denuncian vivir allí situaciones de robo, maltrato o violencia como producto de la convivencia entre ellos. Otros no quieren acatar las normas de estos lugares y prefieren quedarse en la calle dónde son “libres”.

El refugio de muchos

“Hace 15 días me quedé sin trabajo y me robaron. No tengo nada”, relata David, quien baja las escaleras de la “terminal vieja” con su amigo Gustavo y una bolsa. Dice que está en la calle hace 20 años. A veces logra pagar un alquiler, y cuando no consigue trabajo de pintor en alguna obra vuelve a la terminal. Esta ocasión es una de ellas.

“Tengo mi familia en Pilar, pero no la veo”, cuenta. Y afirma que en la terminal están tranquilos, aunque no duerme mucho por miedo a que le roben lo poco que tiene. “No me gustan los refugios”, expresa.

En la plataforma alta, sentado en medio del pasillo y tapado con las colchas, está Marcos (75), famoso por ser “quien mejor se porta”. “Hace varios meses que duermo acá como puedo por los robos. Estoy todo el tiempo adentro porque hasta para ir a la placita está peligroso”, cuenta.

A Marcos no le alcanza la jubilación para pagar un alquiler y no tiene familia. Y dice que las circunstancias de la vida lo llevaron a esta situación de la que quiere salir.

Relata que hace 15 días “adoptó” a Pablo, un bonaerense de 50 años que duerme a su lado. El hombre expresa que vino a Córdoba por un tema familiar y mientras esperaba el colectivo para regresar se durmió y le robaron todo. Mientras espera dibuja perros en una hoja que luego vende. “Espero mi documento y juntar plata para regresar”, confía.

En la terminal nueva también hay “camas improvisadas” sobre bancos más espaciosos. Marina, está sentada y una colcha la envuelve. “Estuve tres meses en hospedajes hice un tratamiento psiquiátrico. Venía bien, pero no puedo dormir con otras personas. Necesito descansar”, dice.

Ella es vendedora ambulante y desde hace 15 años va y viene de La Pampa. A veces logra juntar dinero con las ventas y pasa una noche en algún hospedaje donde se baña y duerme. “Acá si te dormís te roban. Hoy (jueves) me quedo acá, por suerte no hace frío”, relata.

En otro banco está Elvira (66). Hace un mes vino a Córdoba desde Mendoza. Trabajó en chacras y viñas. Nunca tuvo casa. Es pensionada y mamá de siete hijos, pero dice que ninguno puede ayudarla.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

Llegó para visitar a una tía en La Calera y quedó “varada” en la terminal sin dinero. Ahora no quiere regresar. “No quiero volver a Mendoza. Quiero cobrar, alquilar algo y con el pesito que me quede comprar cosas para vender”, cuenta.

En un banco cerca de Elvira está Julia (36), quien duerme pegada a su pareja. “Soy de Mar del Plata. Terminé acá por problemas económicos, aunque te parezca ridículo no pude pagar la luz en la casa dónde vivía”, narra. Pensó que podía regresar pero después de cinco meses sigue en Córdoba. Ahora, no quiere volver y le cuesta conseguir trabajo. “Trabajé 10 años en Correo Argentino haciendo tareas administrativas . Tengo conocimientos, pero igual no consigo”, lamenta.

Otro que no quiere retornar a su lugar de origen es Humberto (59), quien hace un año y medio llegó a la terminal desde Uruguay. Trabaja en la construcción pero todavía no consigue nada. “Estaba trabajando en Buenos Aires y me robaron varias veces. Ahora, quiero trabajar sino no puedo progresar”, asegura.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

En otro banco, se encuentra Argentina (85). Está arropada y tapada con una colcha que le proveyeron. Su cabello blanco se desparrama en su cara y dice que está ahí porque no quiere volver al refugio donde desaparecieron sus pertenencias. Muestra sus piernas hinchadas y dice que tiene una enfermedad cardíaca. “Fui maestra y tuve problemas en el hotel donde estaba. No tengo casa y no puedo seguir acá por mi enfermedad”, manifiesta.

Afuera, debajo de la ciclo vía elevada que pasa por arriba de la plaza (explaya minibuses), acurrucados en una casilla armada con cajas de cartón, duermen Diego y Eli. Dos jóvenes que apenas pueden acomodar sus cuerpos en ese cubículo.

Dicen que no quieren volver a sus hogares. Él es de barrio Ituzaingó y ella de Carlos Paz. Pasan sus días y noches a la intemperie. Buscan trabajo, pero no consiguen. Comen lo que les dan las fundaciones y en comedores del municipio. Diego tiene una beba y quiere salir adelante por ella. Espera una oportunidad.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

Fundaciones que ayudan

Además del municipio, hay fundaciones y ONG que ayudan a las personas en situación de calle y que han articulado las tareas a través de una mesa interdisciplinaria en la que también participan desde el área de Políticas Sociales.

Una de ellas es la Fundación Creando, que trabaja desde hace 12 años dando de comer en el centro y en las terminales. “La cantidad de personas que buscan alimentos aumentó de forma exponencial. Tenemos alrededor de 450″, cuenta Silvia Pereyra, integrante de la Fundación.

Y dice que “no sólo asisten a personas en situación de calle, sino también a familias enteras de distintos barrios. Nunca queda comida. Es un marcador importante de la situación económica”. Dice que hay personas del interior provincial que vienen a buscar trabajo y al no conseguir se quedan en las calles. También hay de Brasil y Venezuela.

“Siempre piden trabajo, pero no tenemos forma de conseguirles”, se lamenta. Además, resalta que las habitaciones en hoteles cercanos a la terminal cuestan $ 8 mil por noche y es difícil juntar esa plata. Y valora el trabajo en red que realizan con otras organizaciones y la Municipalidad.

Otra de organización que hace recorridos nocturnos con voluntarios, es Fundación Sí. Dos veces por semana recorren las calles, con infusiones calientes y abrigos, para acompañar a las personas en situación de calle. Y este invierno realiza una campaña de frazadas y ropa de abrigo para quienes lo necesiten.

También trabaja intensamente en esta problemática la fundación Córdoba en Acción que realiza diferentes tareas solidarias y de contención. Entre ellas, reparten viandas de alimentos los días miércoles en la plaza San Martín, de 20 a 21.30.

“El número de viandas que estamos manejando entre todas las organizaciones que damos de comer está entre 300 y 350 cada una. Nosotros puntualmente tenemos 330. También llevamos viandas a algunas personas o familias en casos muy puntuales”, detalla.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

Igual que Silvia, indica que muchas de las personas que se acercan vienen de los barrios. Aunque tienen un lugar dónde vivir, no pueden cubrir el costo de las cuatro comidas diarias. “Se llevan quizás seis viandas para poder alimentar a su familia con el solo gasto del colectivo de ida y vuelta”, expresa.

En ese sentido, propone que ese segmento de cordobeses que tiene casa, pero no les alcanza para comer, debería ser atendida desde centros vecinales y comedores en articulación con los CPC. “Hoy tenemos 400 personas comiendo en la plaza, pero en la semana van a ser 500. ¿Y cómo lo frenamos?”, se pregunta.

Abordaje municipal

En tanto, la Municipalidad de Córdoba ya dio inicio al “Operativo Frío” a través del “Programa Personas en situación de calle”. Para ello, primero realizaron un mapeo de las personas que pernoctan en la calle que les permite orientar sus acciones.

Con ese objetivo, el pasado 30 de mayo, de 21 a 2, relevaron la zona del microcentro donde se concentra la mayor parte de esta población. Detectaron un total de 153 personas mayores de edad en situación de calle (135 hombres y 18 mujeres), mientras que otras 309 permanecen en diferentes “dispositivos de alojamiento”. Unas 71 están judicializadas, siendo 20 mujeres y 51 varones.

Personas en situación calle en la ciudad de Córdoba. (Javier Ferreyra / la Voz)

De acuerdo con los datos obtenidos, el Centro es donde pernocta la mayor cantidad de personas (55), seguido por la Terminal de Ómnibus (42), y los barrios de Nueva Córdoba y General Paz (20 y 19 personas respectivamente).

Respecto a la situación de salud de la población relevada, 90 personas manifestaron mantener consumo problemático de sustancias, 10 padecer problemáticas de salud mental severas y 3 tener VIH.

“Se relevó a estas personas que en general no se quieren alojar ni formar parte del programa o que han sido expulsados y judicializados. Nos sirve para evaluar en qué lugares están y cómo direccionar las estrategias de intervención”, explica María Eugenia Pomazan, subsecretaría de Planificación y Gestión de la Secretaría de Política Políticas Sociales de la Municipalidad de Córdoba.

En línea con la situación socioeconómica en constante deterioro, la funcionaria reconoce un aumento de la cantidad de personas respecto del año pasado, y marca que principalmente son hombres mayores y familias desalojadas.

En ese último caso, señala que al poco tiempo vuelven a tener un hogar: “Generalmente no pasan ni un día en la calle porque inmediatamente los derivamos a los dispositivos de alojamiento. Pero es una problemática que no tiene que ver con la calle y por eso lo resuelve la Dirección de Abordaje y Gestión Territorial”.

Por otro lado, indica que otra situación común es la de personas que están de paso. “Muchos están 10 días o un mes, duermen en la calle y siguen de viaje. Nosotros colaboramos con los pasajes en esos casos. Tratamos de ver su lugar de origen y/o destino y nos comunicamos con las localidades o provincias para articular sus viajes”, detalla.

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