La Voz del Interior @lavozcomar: Tecnología y lenguaje inclusivo: por qué los cambios nos incomodan tanto

Tecnología y lenguaje inclusivo: por qué los cambios nos incomodan tanto

¿Recordás cuando Instagram cambió su diseño y te frustraste al no encontrar las cosas donde estaban antes? ¿O cuando Twitter decidió transformarse en “X”? Estos cambios tienen algo en común: nos incomodan. Lo mismo ocurre con la lengua. Un día te molesta el “Día de las infancias”. Otro día, te irrita escuchar un “todes” por ahí. También te indigna cuando siguen diciendo “presidenta”. Todos estos cambios también nos incomodan, pero… ¿por qué?

El confort de lo conocido

En el mundo de la tecnología, la disciplina del UX (o experiencia de las personas usuarias) se encarga de diseñar productos digitales que ayudan a las personas a resolver necesidades. ¿En criollo? La app para pedir comida que usás en el celu está diseñada por un equipo de investigación que entiende las necesidades de las personas; un equipo de diseño que define la estructura y apariencia; y un equipo de UX Writing, que usa las palabras para guiar, desde botones hasta títulos (una mera simplificación a ver si logro que mi madre entienda a qué me dedico).

El UX refleja patrones de usabilidad a los que nos acostumbramos con el tiempo. Sabemos dónde está el botón de “me gusta” o cómo acceder a las historias de Instagram porque vamos descubriendo esas repeticiones en el diseño, que se aprenden a través del uso constante de una interfaz digital.

Cuando algo cambia, nos sacude porque tenemos que reaprender, y eso genera molestia. Sin embargo, es momentánea hasta que nos volvemos a acostumbrar y la rueda vuelve a girar como antes (excepto X, un cambio que jamás aceptaré en honor a mi siempre querido Twitter).

Cambios que mantienen vivos los sistemas

La tecnología y la lengua son sistemas de comunicación que necesitan evolucionar. Sin cambios, las apps quedarían obsoletas. Cuando Instagram priorizó los Reels, muchas personas se resistieron argumentando que era una red social de fotos, no de videos. Sin embargo, esta evolución permitió que siga siendo relevante en un nuevo contexto.

Ahora pensemos en el masculino genérico: decir “Feliz día del Niño” obviamente también incluía a niñas, pero ¿por qué “niño” tenía que ser el término genérico para ambos casos? ¿Qué pasa con identidades fuera de lo binario? ¿Por qué no cuestionar “Día del Maestro” si celebra a más maestras que maestros? ¿Por qué seguir diciendo “Hola a todos” en una sala con 99 mujeres y sólo un hombre?

El español empezó a quedarnos chico en algunos aspectos. Si la lengua no evolucionara, quedaría estancada y perdería su capacidad de reflejar la realidad social. Y hoy, la realidad ha cambiado tanto como lo viene haciendo la tecnología.

Sirvienta sí, presidenta no

En tecnología, nos adaptamos a los cambios con el tiempo, pero en el español esta adaptación no siempre ocurre igual. Por ejemplo, “bizarro” pasó de significar “valiente” a “raro” (por influencia del inglés) sin mucha controversia. Y aceptamos “selfie” y “sirvienta” sin problema, pero “presidenta” aún genera resistencia.

Acá es donde me pongo un poco (más) ñoña. El sufijo -ente es invariable en cuanto al género, como en “estudiante”, que se usa igual para masculino y femenino. Sin embargo, “sirvienta” se normalizó porque históricamente estas tareas las realizaban mujeres, y había que visibilizarlas en ese rol.

Entonces, si el lenguaje cambia con los roles sociales, ¿por qué fue tan difícil aceptar “presidenta”? Durante años se insistió en “la presidente” para –supuestamente– respetar la morfología, pero no hubo tal debate con “sirvienta”.

Esto sucede porque el lenguaje refleja no sólo la gramática, sino también estructuras de poder y roles en la sociedad. Y ahí es donde radica la verdadera resistencia.

UX Writing con empatía de género

El UX Writing es una herramienta para el cambio porque reconoce el poder que tienen las palabras para acompañar los cambios de la sociedad. ¿Por qué decir “Bienvenido, Juan” en una app cuando podemos optar por “Te damos la bienvenida, Juan”? O mejor aún, un simple “Hola, Juan” sin marcas de género ni masculinos genéricos.

De esto exactamente se trata el UX Writing con empatía de género que tanto predico: redactar mensajes útiles, claros y breves, sin marcas de género, de la forma más natural posible. En definitiva, el lenguaje inclusivo va mucho más allá de cambiar una letra al final de una palabra. La empatía de género busca, al igual que el mismísimo objetivo del UX, poner a las personas en el centro.

Así como nos terminamos adaptando a los nuevos diseños de Instagram o a los nuevos conceptos de Twitter –bueno, yo no del todo–, también deberíamos adaptarnos a los cambios de la sociedad que se reflejan en la lengua. En este sentido, el UX Writing con empatía de género se convierte en una herramienta poderosa, capaz de transformar nuestras interacciones digitales y humanas. Porque, al final, lo que no cambia, se queda atrás. Entonces, ¿por qué los cambios nos incomodan tanto?

* Integrante de Comunidad MeT (Mujeres en Tecnología)

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