Talleres y un partido para acercarse al podio o para pelear con todos
Quedan 10 fechas para el final de la Liga Profesional y quizá sea un buen momento para que Talleres defina si seguirá proyectando sus ambiciones para terminar entre los tres mejores del torneo, o si se quedará en el barro para luchar en el segundo pelotón con una buena parte de los participantes.
El triunfo frente a River Plate, en especial, y la igualdad ante Belgrano, son buenos antecedentes para respaldar la expectativa más ambiciosa.
Frente al líder del torneo demostró su poder de fuego y la capacidad de varios de sus jugadores para desequilibrar en la ofensiva, y en el clásico, lejos de recular o de recurrir a alternativas intermedias, apostó siempre a su esencia, y cuando tuvo la necesidad de buscar la igualdad, ubicó a otro futbolista determinante, Nahuel Bustos, con la finalidad de sostener su habitual persistencia en apuntarle al arco adversario.
Esa es la parte más atractiva de los de barrio Jardín. En determinados lapsos se lo nota intenso, lúcido, hasta agobiante para sus adversarios, que deben soportar asedios de distinta duración, que incluyen habilidad, potencia y remates de media distancia para producir el efecto deseado.
Su otro costado, el que a veces le hace bajar la comisura de los labios y le frunce el entrecejo a sus simpatizantes, es el período de desorientación y de decaimiento de aquel ritmo vertiginoso, lo que lo torna vulnerable, tal como ocurrió en los momentos previos y posteriores al gol de Pablo Vegetti en el Gigante de Alberdi. En ese sentido, no parece equivocado decir que en la mayoría de los partidos se ven “dos Talleres”.
El incisivo de pies a cabeza, con la proyección de sus laterales y hasta con alguna incursión de Matías Catalán, más el obvio aporte de Rodrigo Garro y de todos sus delanteros, y el que trastabilla cuando pierde el control del balón, baja la intensidad de su presión, ofrece poca resistencia en el medio campo, además de no garantizar seguridad defensiva en las pelotas aéreas.
En esta última decena de partidos por disputar, Talleres irá teniendo menos margen de error para buscar el subcampeonato, ya que los nueve puntos que lo separan de River parecen demasiados para descontárselos, mientras que San Lorenzo, con cuatro puntos arriba (35 a 31) luce más accesible en esa tarea persecutoria.
Ante esa perspectiva, se insiste: el equipo dirigido por Javier Gandolfi tiene un poder ofensivo sólo equiparable al de River Plate, lo que le garantiza goles y, para propios y extraños, buenos espectáculos.
Cuando aparece la mejor versión de Diego Valoyes, cuando Michael Santos encuentra los caminos hacia la red, y cuando Ramón Sosa mezcla velocidad, potencia y habilidad, todos coordinados por Garro, sus acciones se cotizan a valores insospechados. Pero cuando aparece el “otro” Talleres, se parece a cualquiera de los que tropiezan bastante seguido en el campeonato.
Argentinos Juniors es una buena medida para saber si los albiazules están para ubicarse en uno u otro lado. Tiene mucha dinámica, mezcla el buen juego con la solidaridad en el esfuerzo y no reniega de sus máximas pretensiones jugando en su casa o en este caso, en el estadio Mario Kempes. Ganarle a los de La Paternal sería un aporte importante para acercarse al podio, aunque falte mucho para que el certamen termine. De no conseguirlo pasaría a competir a brazada limpia con los varios equipos que están muy cerca de la posición y que también quieren llegar lo más rápido posible a la orilla.
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