Sorgo, el cereal que amenaza con retirarse de Córdoba
Recorrer las rutas del departamento Río Cuarto por esta época implica ver el cultivo de verano en todo su esplendor.
Entre los lotes más llamativos, el girasol y el sorgo se llevan la delantera con colores amarillos, ocres y rojizos que alimentan la foto ‘instagramera’ de los influencers agro.
Lo cierto es que cada vez hay que correrse más de los límites geográficos para encontrarlos. En la categoría “vistosos”, el sorgo compite con el girasol, pero en la categoría “cultivo contra cultivo” se enfrenta con el (poderoso) maíz, a la hora de comparar rindes, productividad, tecnología y precio.
Según el último informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), de fin de marzo, el sorgo logró en toda la provincia una superficie sembrada de más de 76 mil hectáreas, significa un 4% menos que la campaña anterior y un 48% menos que el promedio histórico que se mide desde 2008.
En producción, el cereal en Córdoba alcanza 278 mil toneladas que representan un incremento interanual del 84%, un dato que se explica por el gran impacto de la sequía en años anteriores.
Cuando se mira el dato histórico en cuanto a rinde, la BCCBA menciona un promedio de 5.340 kilos por hectárea, mientras que en toneladas producidas el dato es demoledor: esta campaña marca un promedio de 49% menos que en los últimos 15 años.
Durante la campaña 2022/2023, el departamento Río Cuarto fue el distrito con mayor superficie destinada al sorgo, con más de 11 mil hectáreas; sin embargo, se cosechó apenas la mitad.
Si ampliamos la mirada a la última década, la mayor superficie cosechada en sorgo dentro del departamento sucedió en la campaña 2020/2021, con más de 15 mil hectáreas; la más baja fue en el ciclo 2018/2019, con 528 hectáreas.
El informe histórico de estadísticas de la misma entidad bursátil detalla que en rendimiento el sorgo se mantuvo en las últimas 10 campañas entre los 6.700 kilos, en 2020/2021, a 4.100 kilos en 2022/2023.
Es, precisamente, el rendimiento tan bajo uno de los principales motivos por los que cada vez menos el sorgo se cultiva en Río Cuarto. Así lo manifestó Julián Cañete, analista de mercado de granos.
El profesional destacó que es tan bajo el avance tecnológico del cultivo que “si hoy los productores pueden sacar del maíz de primera entre 10 mi a 11 mil kilos por hectárea, no piensan en el sorgo, que sería su reemplazante, porque en la misma superficie obtienen nada más que tres mil o cuatro mil kilos por hectárea. La tecnología se ha desarrollado acompañando al maíz e incluso al girasol, que ha vuelto a sembrarse, pero no así para el sorgo, que tiene mucha menos tecnología aplicada”.
En igual sentido se expresó el asesor técnico y productor agrícola Francisco Demarchi. “El sorgo y el girasol siempre se han sembrado en zonas marginales, de menor productividad, campos con menor calidad de suelo o bajas características productivas. En estos últimos años, el maíz creció mucho en tecnología y rinde, lo que hace que se adapten a diferentes zonas de la región”, precisó.
Respecto del girasol, aseguró que quedó en un punto intermedio. “Había desaparecido y ahora volvió con algo más de tecnología, pero igualmente se lo siembra en zonas marginales. Por el contrario, al sorgo nunca se le ha puesto tecnología, y por eso va disminuyendo la superficie sembrada”, observó.
Si bien tiene un costo mayor, en cuanto a rendimiento, Demarchi remarcó que difícilmente un productor elija cultivar un campo con sorgo, frente a un rendimiento de entre tres mil a cuatro mil kilos, cuando puede lograr más de ocho mil kilos con maíz.
Campaña tras campaña, el sorgo no ha dado grandes títulos.
En 2022, la Bolsa de Comercio de Rosario concluyó luego de un análisis global que “no existen diferencias de los rendimientos logrables en Argentina con otras geografías”, que “existe una urgente necesidad de actualización en tecnologías de manejo agronómico del cultivo” y que “afortunadamente hay nuevas tecnologías que están apareciendo”.
El informe hasta sugirió proponer un concurso de rindes a nivel nacional” para incentivar a los productores a la experiencia del sorgo. En esa promesa de mayor desarrollo.
En la última Expoagro de marzo, una compañía semillera presentó el primer híbrido con tecnología potenciada para protección hacia malezas y pulgón amarillo con la promesa de un rinde que supera el promedio de cualquier híbrido granífero.
Entre los “males” a los que se ve sometido el cultivo, y que le sacan incentivo, aparecen el pulgón amarillo (Melanaphis sacchari) y el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), que en Córdoba actualmente se están observando en “moderada presencia”, según puntualizó la BCCBA.
Las evaluaciones del cultivo a nivel nacional indican que la campaña 2020/2021 dejó un año de gran desempeño productivo con los 3,3 millones de toneladas, según la Bolsa de Comercio de Rosario.
Es ciclo agrícola fue importante para la exportación (66,7%), debido a una alta demanda.
Por ese tiempo, Córdoba era la principal provincia productora de sorgo, explicando 22% de la producción nacional y formando parte de 73% de la superficie junto con Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.
Sin embargo, en las temporadas 2021/2022 y 2022/2023, el liderazgo en superficie sembrada se lo llevó Santa Fe.
En las dos campañas de referencia, Córdoba participó con el 17% del área nacional, mientras que Santa Fe lo hizo con 20% en 2021/2022 y 23% en 2022/2023.
Más limitantes que desalientan a la gramínea
Analistas, asesores técnicos y productores consultados mencionaron más inconvenientes por los cuales el sorgo no se incluye dentro de la rotación agrícola, a pesar de dejar una buena cobertura.
Julián Cañete destacó dos limitantes más a la falta de actualización tecnología: el precio y un mercado acotado.
“En la medida en que el sorgo tenga un precio más alto que el maíz, no va a funcionar para el consumo interno, porque el maíz tiene mucho más valor nutritivo; y en la medida en que los precios estén a la par, no será beneficioso. Debería tener un precio diferencial”, señaló.
Cañete confesó que el año pasado fue muy difícil lograr negocios alrededor de los pocos granos de sorgo obtenidos en la zona del departamento General Roca, bien al sur de Córdoba.
El analista dijo que el mercado del sorgo es muy pequeño. “En Argentina, el año pasado había un solo comprador internacional de sorgo, con lo cual hace al mercado muy duro. El productor depende mucho de la energía de ese comprador internacional, y se ve sometido a los vaivenes de este actor, que pone el precio que quiere”, describió.
Francisco Demarchi agregó que en la última campaña no hubo disponibilidad de semillas debido a la sequía, lo que redujo la intención de siembra. Al mismo tiempo, destacó que en el departamento Río Cuarto el sorgo también se destina en gran medida a silo y picado para consumo animal, y muy poco como grano.
Las bondades del sorgo que ya no alcanzan
Entre las características favorables que tiene el sorgo, la alimentación tanto para la producción de carne y de leche como para humanos es una de ellas, debido a la calidad de su fibra.
Demarchi señaló que el sorgo necesita la mitad de los milímetros de agua que necesita el maíz, y por eso se lo elige cuando se prevén pocas lluvias. Agregó que el control de malezas en el cultivo es más fácil que en el maíz y que hay herramientas disponibles para tratarlo, y que se trataba de un cultivo adaptado de muy buena forma a la zona.
De hecho, recordó, hace unos 50 años se hacía mucho sorgo que luego fue desplazado por otros cultivos como el maíz y la soja.
Otra gran ventaja del sorgo es “la cobertura que deja como materia orgánica en el suelo, lo que representa un beneficio en zonas con erosión. No obstante, por el momento, las contras que hoy tiene por delante el cereal de invierno le ganan a cualquier privilegio.
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