Sesiones en vivo: un formato que llegó para quedarse en la música local
Una de las consecuencias indirectas que tuvo la pandemia en la escena musical de Córdoba es haber dejado en claro una necesidad cada vez más imperante para cualquier proyecto con aspiraciones de crecimiento. Generar material audiovisual de calidad ya no es una alternativa o una elección, sino algo más en el largo listado de “requerimientos básicos” para la consolidación de cualquier artista vinculado a la producción musical.
Aunque por estos días el circuito de shows en vivo vive un auge directamente proporcional a la magnitud del parate que dominó la mayor parte de 2020, lo sucedido con el Covid-19 alumbró como nunca antes la importancia que tiene el material audiovisual en la construcción de una carrera artística. Sobre todo en una era en la que lo visual impone sus criterios tanto a nivel cognitivo como estético.
Variantes
En ese sentido, no fueron pocos los artistas que, por influencia directa del contexto, decidieron salirse de su zona de confort para meterse en el universo de lo audiovisual con otra impronta. Así, en simultáneo a algunos intentos de streamings y videoclips cada vez más ambiciosos, se multiplicó el desafío de producir material para poder mostrarse más allá de la alternativa de los escenarios y los conciertos.
Uno de los casos más contundentes de esta suerte de género contemporáneo tiene que ver con lo hecho por Gabriela Beltramino y Mariano Luque. La artista, radicada actualmente en Berlín, se alió con el cineasta y juntos dieron forma a un registro en el que la música y la imagen se potencian. No es sólo alguien cantando con una banda de acompañamiento en una locación exótica.
“Nosotrxs le decimos ‘Tiny Kitchen’”, confiesa Beltramino en relación al video en el que interpreta tres canciones junto a Federico Seimandi y Andrés y Juan Pablo Toch en la cocina de su casa de la infancia. La referencia es Tiny Desk, el ciclo que se puede por YouTube con ejemplos infinitos, y que durante los meses más duros de aislamiento alumbró el formato home concert.
En paralelo, la artista pone énfasis en la espontaneidad que hubo detrás de la germinación de la idea. En la magia de ese hacer sobre la marcha y con lo que hay a mano.
“Me parece que es el resultado orgánico del entrecruzamiento de nuestras exploraciones estéticas. Lo pensamos desde el comienzo como una colaboración desde los puntos de confluencia de nuestros intereses”, comenta Beltramino, que añade el condimento de una pérdida cercana como parte del contexto de producción.
“Tomamos algunas referencias y decisiones que condujeron al montaje de una escena, en un lugar particular y muy simbólico como la cocina donde cocinaba mi madre, pero siempre de acuerdo en que lo que queríamos lograr era capturar la esencia de un momento en el que una limitación nos regalaba nuevas posibilidades”, asegura.
En ese sentido, Luque reafirma: “El video surge de una imposibilidad. Gaby tenía un show programado en Córdoba en junio, antes de su mudanza a Berlín, y se tuvo que cancelar por la llegada de la segunda ola. La imposibilidad nos alimenta, queríamos trabajar juntos y tomamos el problema como un desafío”.
“La impronta naturalista y despojada es un rasgo previo que tenemos, en la música de Gaby y en el cine que intento hacer yo”, analiza el cineasta sobre Los halos atraviesan a las nubes, sesión en la que Beltramino entrega versiones desnudas (literalmente desenchufadas) de sus canciones más nuevas: Las hojas, Fuegos escondidos y La inmensidad.
“Este es nuestro primer video en formato live session para Youtube, donde la experiencia sonora, visual y temporal del público es completamente distinta a la de los shows en vivo o en la sala de cine, y se reduce a la pantalla y al sistema de sonido de una notebook, de un TV o de un celular”, precisa. “En ese sentido, y porque tampoco tenemos mucha pirotecnia a disposición, apostamos a la fuerza de lo simple”, asegura Luque, que intercaló imágenes de las Cuevas de Ongamira para sumarle mística serrana al relato.
Contexto
“Creo que es una necesidad de la época. Por lo menos así se nos presentó a nosotros la primera idea de hacerlo”, reflexiona Simón Ferracuti sobre Salvar las distancias, sesión de tres canciones –y un poema como separador- en la que reinterpreta tracks de su primer disco, La distancia justa.
“Rescatamos tres canciones del disco y las versionamos en tres formatos distintos para mostrar las posibilidades y la variedad que hay en la música siempre”, explica, confirmando que la sesión funciona también como una suerte de teaser de alta gama respecto de lo que él puede hacer (solo o acompañado) sobre un escenario.
“Mi proyecto es musical y la música es de lo que más me ocupo. Pero en el trabajo colectivo está la oportunidad de que se luzcan las cosas de manera distinta para que muten, se transformen y se multipliquen”, analiza el cantautor, que trabajó junto a la productora Ruda Audiovisual y más de 20 personajes para el rodaje en cuestión.
Desde Punilla, Kris Alonso apoya esta perspectiva y resalta la necesidad de reflejar la fuerza y la potencia del “vivo” de una manera acorde a los actuales modos de consumo musical/audiovisual. Eso es lo que hizo su banda Muscalopio con su Live Sessions Vol. 1, pensada para YouTube como sesión de 20 minutos y también dividida en tracks individuales al servicio del algoritmo.
“Queríamos mostrar cuál era la realidad de la banda en vivo. Después de la grabación de El ojo ciego de Diosito (su primer disco) entró una integrante más y quien hizo las programaciones empezó a tocar la batería. Queríamos mostrar esa nueva formación y ese nuevo sonido”, explica la cantante y multiinstrumentista.
“La pandemia nos dejó parados con todo. No pudimos presentar el disco, entonces nos pareció la mejor forma de mostrar lo que estamos haciendo y lo que somos ahora, el cambio que hubo en Muscalopio. Y ese cambio también lo tratamos de reflejar eligiendo la estética del blanco y negro. Veníamos todo a color, todo psicodelia, y decidimos hacer un reseteo de todo”, explica.
“Decidimos hacerlo nosotros, en la casa donde ensayamos, donde tenemos nuestra base de operaciones”, confirma sobre el modo de producción completamente autogestionado, otra de las constantes en una escena que se las arregla para no perder el tren de las nuevas tendencias.
“Es un punto de partida hacia algo nuevo, hacia algo más profesional. Es lo que queremos hacer y es lo que estamos haciendo”, resume la artista, casi como poniendo en palabras el sentir de muchos colegas que comparten ese ímpetu. El de seguir haciendo (y creciendo) pese a todo.
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