La Voz del Interior @lavozcomar: Ser misericordia

Ser misericordia

A dos días de haber celebrado el Día de la Madre, es interesante poder profundizar en este aspecto que, para nosotros, tiene una marcada impronta religiosa. En la cultura cristiana que nos llegó desde Europa, se ha venerado desde sus inicios a María, la Madre del Salvador. El encuentro con las culturas originarias de América ha dado origen a nuestra cultura latinoamericana, con una fuerte dimensión materna.

La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como fuente de toda paternidad, pero también como origen de la misma maternidad. Este se nos autorrevela: “¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!” (Isaías 49,15). En este texto se nos presenta un término que enriquece nuestra imagen de Dios.

En la terminología del Antiguo Testamento, se encuentra una expresión para referirse a la “misericordia” o “compasión” de Dios, en la cual se manifiesta un original contenido antropomórfico; es decir, los autores bíblicos se sirven de un término que corresponde a la experiencia humana. El vocablo rahamim es el plural del sustantivo raham, que significa exactamente “seno materno”. La traducción literal sería “entrañas maternales”. Pone de relieve esta palabra el carácter “entrañable”, “maternal” y hasta “femenino” del amor misericordioso de Dios. En su naturaleza más profunda, “Dios es misericordia”.

El papa beato Juan Pablo I, en su Angelus del 10 de septiembre de 1978, retomó esta intuición de fe al afirmar: “… somos objeto de un amor sin fin de parte de Dios. Sabemos que tiene los ojos fijos en nosotros siempre, también cuando nos parece que es de noche. Dios es Padre; más aún, es madre. No quiere nuestro mal; sólo quiere hacernos bien a todos. Y los hijos, si están enfermos, tienen más motivo para que la madre los ame. Igualmente nosotros, si acaso estamos enfermos de maldad o fuera de camino, tenemos un título más para ser amados por el Señor”.

Dios también es Madre y estamos llamados a ser reflejo de su amor misericordioso. María, la Madre del Señor, ha reflejado de manera plena este sueño de Dios para la humanidad; es el rostro materno de Dios, para que también nosotros lo seamos. Un mundo en guerra, una sociedad con grietas… clamores que te convocan a “ser misericordia”.

* Sacerdote católico; miembro del Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz)

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